「Hermoso espectro」
— "A Bonnie le gusta que Bon le haga caso." —la vocecita del chico rodeaba literalmente toda la habitación, Bon podía oírla a cada lado, arriba, abajo, a dondequiera que fuera— "pero se siente mal porque no ha salido de su cuarto en todo el día. A Bonnie no le gusta estar en el... mismo sitio."
— Siempre estás en el mismo sitio...
— "Pero no cuando el amigo Bon lleva a Bonnie a otros sitios... porque Bonnie siempre lo acompaña... te acompaño." —hablaba en un suspiro de voz, llegando a observar los ojos brillosos del moreno, aunque bajo estos había un color levemente más oscuro al de su piel, ojeras, esas marcas cansadas pero no tan notorias.
— Tienes razón... tienes razón. Si. —Bon asintió, peinándose el pelo con los dedos.
Y a pesar de estar sonriendo, disfrutando de la tranquilidad del doloroso silencio y de las miraditas inocentes de aquel reflejo frente a él, Bon simplemente, se sentía ido, estaba tranquilo, y muy relajado, pero empezaba a desconocer qué otra cosa hacer salvo charlas o adentrarse en sus pensamientos. Era... Jodidamente inquietante, pero no podía dejarlo.
— "¿A Bon no le gusta?" —la figura en el espejo le enseñó una dulce, inocente pero bastante indiferente y tétrica mirada, juntaba sus labios, pequeños, rosados y anchos, mostrándose secos, y sus ojos, planos, rasgados y brillosos. Su pregunta hizo a Bon parpadear, fijando su vista en el rostro pálido y naracado del pelivioleta, negando con la cabeza.
— No, en realidad... —dudó—; Me encanta... Bonnie, no sé que me pasa. —hablaba sentado en el suelo al estilo indio, mientras recargaba su espalda en un espejo grande colocado en la pared, desde el suelo hasta poco más arriba del metro y setenta. Miraba frente a él, donde, efectivamente, había otro gran espejo, más ancho, en donde se observaba a si mismo y a su lado, estaba reflejado el chico flotando, mientras le hacía caritas lindas— Podría... simplemente quedarme todo el día aquí... contigo. Sin hacer nada más que verte o escucharte.
Llevaba quizá un par de horas en la misma posición, dolía estar así, pero era reconfortante ver a Bonnie "desplazarse" por cada espejo en la habitación, con su pequeño cuerpo adolescente a tamaño real.
Y si, había pedido a su madre dinero, nada más que dinero para comprar por internet grandes espejos con un marco delgado; grandes, pequeños, convexos o simplemente normales y planos, unos eran más opacos que otros, unos eran circulares y otros con formas. Quizá si eran tantos como parecía, unos siete pequeños, de distintas variedades, estaban baratos al venir en pack. Unos cinco más, grandes y amplios, anchos, de cuerpo completo, unos con base y otros que podía poner en la pared para vertical y horizontal. Finalmente uno extra, que venía de regalo con una pequeña cajita con hilos y telas simples. No le importaba, sólo le había llamado la atención la forma ovalada y perfecta de ese espejito.
Lo más entretenido era ver como su cuarto parecía el triple de grande con espejos reflejando espejos y más espejos, parecía duplicar cada objeto en su cuarto, incluido él.
Ante esto, por supuesto su madre se extrañó en un principio, luego asintió, su hijo nunca antes había pedido algo al ser que sólo agradecía que le diera cariño y compañía, pero luego, al verlo firmar a la entrada y recibir multiples cajas con nada más y nada menos que espejos, pues si, empezó a preocuparla esa rara obsesión de su niño por los espejos, cuando ella aún recordaba el terror que su hijo pareció tenerle a los objetos que ahora amaba de una forma curiosa. Ya había recibido charlas escolares con respecto a la poca comunicación de Bon con los demás, de la distracción en clases, incluso de que se escapaba de éstas sólo por irse... si, para hablarse y admirarse a "si mismo" en el espejito que se llevaba al liceo. Ella no estaba segura que hacer, hablar con Bon la dejaba muy tranquila, pues no parecía que esto afectara su salud o desviara su buen camino, aún así, debía de estar alerta.
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=ᴇʟ ᴄʜɪᴄᴏ ᴅᴇʟ ᴇꜱᴘᴇᴊᴏ= [BxB]
Fanfiction•"-Yo... creo que estoy enamorado de mi reflejo ¿eso es malo?-"• |Cada vez que Bon de pequeño se miraba al espejo, su reflejo era el de un tierno y adorable chico pecoso, quien lo acompañó por tantos años, ahora, era a quien necesitaba, aún si no po...