◀️04: M u s i c a.

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「Música.」

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El desempeño escolar del pequeño Bon más que estar decayendo, fue en aumento, pues no hallaba en que distraserse más que en los estudios, y la extrañeza de ese buen desarrollo del rendimiento del moreno se debía a su falta de apego hacia si mismo. Queriendo evitar mirarse en el espejo intentaba de todo por distraer a su cabeza. Solía tener problemas de autoestima, al menos por un período de tiempo en que le costó demasiado grabarse en la cabeza que su pelo ahora era celeste y sus ojos verdes.

Preocupar a su madre no era una opción si llegaba a contarle las cosas raras que le pasaban de pronto. Aunque ni él las entendía aún si llevaba años con ello. Intentaba hacer de todo, sonreía en casa pero al verse a "si mismo" en el reflejo del agua, el espejo del baño o cualquier superficie que pudiera proyectar su imagen, sentía una profunda desconexión consigo. Tenía un gran problema que no conocía, si bien no era feo, se seguía sintiendo inconforme con su imagen. Este no era él y no quería ser así. Pero entonces pensaba en que todo pudo haber sido un producto de su imaginación.

La sensación de paranoia al caminar por el patio trasero de la escuela era algo que siempre estuvo allí, por lo general sentía una irremediable emoción en su estómago al encontrarse solo en el patio trasero, tratando de encontrar su reflejo en el pequeño espejo que portaba. Pasaron días, semanas, todo seguía igual y aunque ya no lo veía en esos sueños que tanto lo atormentaban, de algún modo... quería volver a ver esos demacrados y tiernos ojos rojos, ojos tan profundos y muertos que se llenaban de alegría cuando se sonreía en el espejo.

¿Será que ahora tenía que acostumbrarse a él mismo?

A él, ese niño moreno y de cabellera turquesa, el mismo niño al que su mamá abrazaba con tanto amor en las fotos, pero es que... simplemente se desconocía, estaba cegado y no recordaba haber sido así alguna vez.

— Es tan tonto... tan tonto... —golpeó su frente contra el espejo del baño, al terminar de lavarse los dientes para irse a acostar. Quizá ya llevaba un buen rato allí, luchando contra su vista en un intento por hacer volver esa imagen. Lo peor del terror que llegó a sentir antes, y la identidad que sentía y estaba perdiendo, era que... cielos...

Lo extraña. Extrañaba todo eso, sus pesadillas horribles llenas de luz y música. Esos ojos que parecían arrebatarle la esparaza y esa piel tan pálida que le hacía sentir y era el ser más bonito en todo el universo.

Una vez más toco su rostro moreno sintiendo así la suavidad de su propia piel. No le disgustaba esta imagen, pero se sentía alguien distinto, como otra persona ajena. Si se veía como un chico de su edad, como un niño normal con un rostro juvenil.

Pero añoraba ese rostro infantil, ese rostro que le sonreía en sueños y esas hebras que le encantaría acariciar todos los días. ¿Acaso eso era demasiado?

— Buenas noches, Bon. —se dijo a si mismo, una vez cobró fuerzas para salir del baño y saltar a su cama. Con el tiempo, ya se había acostumbrado a la sensación de caminar por la casa a luces apagadas, ya no tenía miedo, de algún modo ya no sentía la necesidad de asustarse por la presencia imaginaria de algo que él no conozca.

Sin embargo sentirse tan solo de la nada era algo que no le gustaba. Siempre antes de dormir acostumbraba a peinarse el pelo, pero al verse así, con el cabello tan corto, ya no sabía ni qué hacer. Ni rutina podía llevar porque al día siguiente la espontaneidad le salía de la nada y no hallaba que hacer en realidad. Mirarse al espejo era aburrido.

Pero la música clásica de la radio o en la escuela, le hacía calmar parcialmente... a veces.

*

=ᴇʟ ᴄʜɪᴄᴏ ᴅᴇʟ ᴇꜱᴘᴇᴊᴏ= [BxB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora