Capitulo 3

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Los Ángeles era una ciudad enorme. Preciosa, con más zonas verdes de lo que se imaginaban Ashley y Nick, aunque muy grande. Les resultaba algo agobiante.

Les quedaban semana y media para hacer turismo, lo que no es ningún tiempo en una ciudad como aquella. Tenían que darse prisa, muchísima prisa para ver bien algo como aquel lugar.

Llegaron a casa pasadas las once de la noche, agotados y sin haber cenado aún. Ashley cogió unos huevos de la nevera e hizo una tortilla en un momento. Su amigo hizo una ensalada.

Escucharon sonar la puerta. Nick fue a abrir.

_Buenas noches. Os he oído llegar. He pensado que tendríais hambre y, bueno, quizás os apetezca empanadilla. Me han traído mucha...

_Pasa. – Dijo Nicky.

_Ash, tenemos visita. Ahora no puedes huir.

Salió de la cocina.

_Pedro... – Pasa. Estamos haciendo alguna tontería para la cena. ¿Te apetece alguna cosa?

"Alguien va a morir." – Pensó Ashley imaginándose cómo iba a matarle.

_No, gracias. – Se quedó mirando a aquellos chicos. – Sois una pareja un poco extraña.

_¿Pareja? – Preguntó Nick. – Solo somos amigos. Me temo que tenemos gustos demasiado... similares.

Nicky escribió una nota. En ella le pedía que le cenara con el vecino.

_He traído empanada. Tu pareja, amigo o lo que sea se la está llevando.

Tras volver a la cocina, el mejor amigo de Ashley cogió la ensalada y se fue a su habitación.

Ash le acompañó al comedor. Volvió a la cocina y cogió los platos y los cubiertos. Puso la mesa.

_¿Tu amigo no cena con nosotros?

_No, parece que no. Y no somos pareja. Más bien es ese amigo que se convierte en un hermano.

_Sois españoles. ¿Por qué estáis aquí? ¿Por qué en Los Ángeles?

_Por trabajo. Tenemos que abrir una sucursal del banco para el que trabajamos. El Banco Atardecer nos ha dado una gran oportunidad.

Estuvieron hablando hasta pasadas las dos de la mañana. La conversación dio mucho de sí.

Aquella semana y pico en la que debían adaptarse antes de empezar a trabajar, a Nick y a Ashley se les pasó volando. En un abrir y cerrar de ojos, tuvieron que empezar a levantarse a las seis y media de la mañana para estar en su puesto de trabajo a las ocho. No volverían hasta la tarde a casa. no era el mejor horario para ninguno de los dos.

Las semanas pasaron con rapidez. Habían llegado a mediados de octubre a la ciudad y enero ya se había metido en sus vidas. Todo había pasado volando.

A Pedro le habían visto poco. Entre los viajes del actor por su trabajo y los horarios de Ashley y Nick, apenas habían coincidido.

Ash llevaba una semana trabajando desde casa. No se sentía demasiado bien y no sabía por qué. Quedó a los veinte trabajadores del banco a cargo de Nick. Este, en caso de tener algún problema, le escribiría un mensaje o la llamaría. Hacían un buen equipo.

El amor de Pedro PascalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora