Capítulo 19

2.1K 146 43
                                    


La respiración de Pedro se aceleraba al ver la ropa interior de Ashley en el suelo, al sentir su desnudez en su boca, la cual no paraba de recorrer cada centímetro del cuerpo de aquella chica.

Ash empezó a jadear cuando sintió su lengua recorrer sus pezones, bajar por su vientre.

_Dios, Pedro. Baja un poco más, solo unos centímetros...

Obedeció. Saboreó el sexo de aquella chica hasta sentir que no podía aguantar más.

Volvió a su cuello. En un único movimiento, la cogió en brazos. Sus piernas le rodeaban.

Con uno de sus pechos en su boca, introdujo su pene en aquella mujer.

La suavidad con lo que lo hizo, provocó los gemidos de Ashley, que disfrutaba de cada vez que entraba o salía de su cuerpo.

_Pedro, más rápido. Más...

Gemían. Gritaban.

_Ahhh. – Gritaron a al terminar a la vez.

Ashley se mantuvo en sus brazos durante unos segundos, mirándole con ternura, disfrutando de la dulzura de sus ojos.

Se vistió unos segundos después de haber puesto sus pies en el suelo. Pedro hizo lo mismo.

_No hace falta que te vistas. Estás preciosa sin ropa. – Le hizo el alago besándole el hombro.

Intentó quitarle de nuevo la ropa. Estaba preparado para otro asalto.

_Hay que terminar de hacer la cena. Las patatas están casi... ufff... – Suspiró. Le resultaba difícil decirle que no. – Como no apague el fuego, se quemarán...

_Me preocupa más el fuego de mi interior, del tuyo. Tengo más ganas de ti.

_Pedro, ¿quieres pasar otra noche sin cenar?

_Quiero que mi cena seas tú.

Otra vez el corazón de ella palpitaba con fuerza y rapidez. Las piernas le flojeaban. Le costaba horrores decirle que no.

_Hay que... hacer...

_Sigues sin braguitas. ¿Cómo quieres que me resista a esto?

_Pedro...

Sintió su mano bajo la falda del vestido. El corazón cada vez le iba más deprisa. "Para qué me habré vestido si no me puedo resistir a..."

Escucharon la puerta abrirse. Era Nick, que, a mitad de camino hasta casa de Ed, se había dado cuenta que se había olvidado unos dulces que había comprado para la próxima vez que quedaran.

Pedro se alejó con rapidez de Ashley. Recogió la camisa del suelo y la puso en la silla.

_Lo siento, lo siento. – Se disculpó Nicky. – Seguid con lo que estéis haciendo. Tengo que ir hasta mi cuarto. Prometo no mirar.

_Cielo, solo estamos haciendo la cena. – Gritó Ashley.

Su amigo se asomó a la cocina una vez tuvo los dulces en las manos.

_Ash, cariño, la próxima vez que digas algo precedido de un "solo", asegúrate de no tener tus bragas o el sujetador tirados por el suelo. – Señaló al lado de la lavadora. – Te diría que os fuerais a la habitación, pero yo no lo haría. Así que...

Nick se despidió de nuevo de la pareja y se marchó.

Pedro recogió la ropa interior de su chica. La miraba con ese fuego en la mirada que le decía a Ashley que no quería cocinar, ni que ella lo hiciera. Quería llevársela a una cómoda cama y volver a escuchar sus gemidos.

_Vamos a preparar la cena. – Le dio un pequeño y picante beso sin dejar de acariciar su torso desnudo. – Ayúdame y, después de cenar, te daré un premio.

Pedro sonrió nervioso. Quería ese premio que le prometía antes de cenar.

_Está bien. Dime qué tengo que hacer.

_Escurre las patatas y trocéalas. Voy batiendo los huevos y picando las cebollas muy pequeñas. Me gusta más cuando se le hecha cruda. Creo que te gustará.

La tortilla salió bastante grande.

_¿Prefieres comer en el salón o en el comedor? – Preguntó Ashley.

_Donde más relajado sea la cosa. Donde más cerca te pueda tener.

_Al salón pues.

Colocaron los platos y cubiertos en la mesa. Se sentaron en el sofá y comenzaron a cenar.

_Eres una cocinera estupenda. A mi padre le encantaría probar esto. Y a mis hermanos, ni te cuento.

_Estás muy unido a ellos, ¿verdad?

_Si. Algún día, cuando creas que es conveniente formalizar nuestra relación con una boda, hijos o las dos cosas, me encantaría formar una familia tan unida como la mía. Mi padre lo hizo bien. Nos mantuvo a todos unidos.

Ashley le abrazó.

_Estoy segura que algún día tendrás cincuenta críos corriendo de un lado para otro.

_Podríamos encargarlos ya...

Ashley se sentó encima de él.

_No estoy pensando en tener niños. Al menos, no ahora. Lo que sí puedo decirte es que sigo sin bragas. Y te prometí una recompensa si me ayudabas a cocinar.

Abrió los pantalones de Pedro. Le ayudó a quitárselos, junto a los calzoncillos mientras le besaba.

_Ahora el control lo llevo yo.

Pedro gimió al sentir la humedad de Ashley, el calor que emanaba de sus piernas. Puso sus manos en los muslos de Ashley, la cual, rápidamente se las quitó. Las puso por encima de su cabeza.

_ Te he dicho que el control lo llevo yo. Déjate llevar. Te daré una pequeña muestra de lo que sé hacer.

_Quítate el...

No podía hablar. Apenas podía pensar. Toda su energía la absorbía aquella chica. Nunca, nadie le había dado tanto placer en tan poquísimo tiempo.

_¿El vestido? – Él contestó asintiendo. – No verás lo que quieres. Ahora no. Sentirás, solo eso. Si quieres que me lo quite, te lo pondré como venda en los ojos. – Le besó.

Pedro no contestó nada. Le costaba no gritar de placer.

Ashley podía sentir que su chico estaba a punto de terminar. Se puso de rodillas ante él, cogió su pene y se lo metió en la boca. Jugó con él como si de un chupachups se tratara.

_Ashley, para. Si sigues así, yo... no podré... - Era incapaz de terminar una frase seguida.

_Hazlo.

_Quiero sentir que tú también...

No pudo más. Lo que aquella lengua hacía debía ser ilegal.

El amor de Pedro PascalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora