Capítulo I: "Odio el teatro"

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Estaba furiosa. Mucho más que eso, estaba rabiosa, casi salía espuma de mi boca y humo por mis orejas. No podía asimilar, que otra vez tenia que responsabilizarme por las estupideces que hacia Sarah. Claro que era mi mejor amiga, y por lo mismo somos muy distintas, ella es rubia, delgada muy libertina y ke gustaba gastat bromas. Estudia ciencias políticas y tiene a muchos chicos a sus pies, mientras que yo con mi cabello negro, heterocromia y piernas gruesas, no tenia muchos amigos y los chicos que me miraban solo preguntaban por mis ojos o por la tarea. Yo, estudio matemáticas avanzadas, nada atractivo, pero si interesante (para mi).


-¡Tranquilízate, Cali!-me grita mi amiga.


--Es que ¿Por qué?-grite-¿Por qué tienes que hacer esas cosas aquí?-señale nuestra habitación que compartíamos en la facultad.


-No es mi intención que parezcas culpable.


-¡Ahora si me castigaron, Sarah! Primero la crema de afeitar en la silla del director, luego, los balones de baloncesto, sin aire ¿Ahora esto?


-¡Lo siento de verdad, de verdad! Y te agradezco que no me delataras. Lo arreglaré lo prometo, solo dame tiempo-le reproché con los ojos no muy convencida-No le vayas a decir a mamá esto, esto no, por favor!-me abrazó fingiendo que lloraba.


-¡Bien! Está bien.-la aparté-Tomaré el castigo, pero lo arreglarás en una semana, ¿Entendiste Sarah Wilson?


-Entendido-exclamó finjiendo posición de soldado-A todo esto, ¿Cuál es el famoso castigo?


-Seré asistente del maestro de teatro.-bufé.


-¡Amiga, hasta te tocó suerte! Es guapísimo. Esa clase está llena de puras chicas.


-Odio el teatro.


-¿Y qué? Tu sabroseate al profesor-la miré con molestia-Está bien, esta bien.


-Iré todos los días antes de calculo.


-Ay, Cali, terminaras amando más teatro que a tus matemáticas.

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Siete en punto de la mañana, cruzaba el campus de la escuela camino al teatro de la misma. Era el edificio más viejo y más lejano de todos en el terreno. El frio de febrero me hizo colocarme unas botas altas y una gabardina color mostaza con una bufanda azul marino.


Una vez posicionada frente a la gran puerta de fierro color rojo cobrizo, intenté abrirla empujándola hacia enfrente. Esta estaba cerrada.


-Vaya, que impuntual.-murmure. No había nada más en el mundo que me molestara como la gente impuntual. Tenía clase de calculo a las ocho treinta y no habia hecho mi tarea.


-El teatro es una perdida de tiempo, calculo es más importante.-hablé sola como me hes costumbre.


Alguien se aclaró la garganta detrás de mi. Giré sobre mis zapatos de tacón encontrándome con un hombre moreno. De ojos claros enormes, pómulos delgados y cabello negro. Era tierno y atractivo a la vez. Vestía jeans y una sudadera negra, muy casual.


-Buenos días.- dijo con un poco de recelo. Me miro a los ojos con algo de sorpresa pero luego disimuló-Soy el profesor de teatro, Rami Malek.


-Soy Calipso Black.-me presenté con torpeza-Vengo de castigo, quiero decir que soy su nueva asistente.-exclame sin estar muy segura.


-Bien. Un placer conocerte-. Sacó unas llaves de su bolsillo del pantalón. Me hice a un lado para que abriera la gran puerta, y mientras lo hacia, lo observe, tenía un perfil muy bello y un cuerpo delgado pero trabajado, éramos casi de la misma estatura. Su voz era gruesa y dominante. Tenía un semblante serio pero supuse que era por mi comentario del teatro. Definitivamente había dañado su ego, pero no podía ocultar mucho mis emociones, ese es mi otro gran problema. Y es que de verdad, odio el teatro.




Tu nombre está en las estrellas 《Rami Malek》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora