Capítulo 4

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-     Realmente no puedo hacer esto sabes, comer en otra mesa

-     Algo así escuche – digo

-     Tengo una buena percepción para las personas tristes

-     Podría decir lo mismo

-     Eso es porque eres hija de Hypnos

-     ¿y tú eres hijo de?

-     Hades – dice con completa naturalidad – soy nuevo aquí igual

-     ¿Cuándo llegaste?

-     Unas horas antes que tu

-     Así que somos los novatos

-     Así es

-     Tu no lo pareces

-     ¿por qué crees eso? – pregunta mientras parece comer un postre de chocolate, siento tremendas ganas de quitarle un poco, pero me contengo

-     Porque parece que sabes lo que haces

-     Esa es la clave del éxito, hacer pensar a los demás que sabes lo que haces – me guiñe un ojo y yo sonrío

-     Soy Athina, un gusto conocerte…

-     Thomas, mi nombre es Thomas

Las cosas luego de eso fueron un poco mejor, esa noche conocí a mi familia, me dieron la bienvenida, pero realmente no estaban muy interesados. Patrick con unas semanas se aburrió de intentar encontrar un espacio entre mi dolor, después de todo es complejo acercarse a una persona que está pasando por el luto, un luto que en mi caso duro cerca de siete meses.

Thomas por otro lado solo se preocupó de que entrenamos juntos, resulta como me entere más tarde que Thomas tampoco había llegado solo porque si al campamento, como la mayoría de los semidioses, tiene su pasado lleno de sangre.

Thomas es el menor de sus hermanos, todos hijos del dios del inframundo, el mayor de sus hermanos era Elias, quien murió el día en que Thomas y yo nos conocimos, su historia es bastante heroica y aunque Thomas jamás lo asuma su hermano mayor es por quien vive.
Por algún motivo aún desconocido para mi Elias era romano y no griego como Thomas, por lo que teóricamente el único hijo de Hades es Thomas, pero como decía, el murió de la forma más heroica que se puede morir según mi parecer, murió salvando a sus hermanos de un monstruo llamado Ortro. Un perro mutante o algo así.

Aparte de perder ese día a su hermano Thomas perdió algo más, algo que realmente lo marco, lo que provoco la pena que vi en sus ojos ese día.
Luego de perder a su hermano, con el que él asegura no se llevaba muy bien, huyo con su madre y su hermana, la primera murió de la forma más mortal en la que se puede morir, atropellada por un vehículo que no respeto el semáforo en rojo.

La segunda, su hermana, es una historia trágica, en el escape; no todos los escapes son como las películas, donde mágicamente un segundo antes de morir llegas al lugar en el que estás seguro y puedes respirar de forma tranquila. A ellos los alcanzo el monstruo, porque no había lugar seguro, los alcanzo y cuando estaba a punto de terminar de asesinar a Camille, su hermana, apareció la Diosa Artemisa, que deshizo del monstruo en polvillo enviándolo al tártaro (donde van los monstruos cuando los matas, es más abajo que el inframundo, espeluznante ¿verdad?) y le ofreció una salida a Camille. Volverse inmortal, rechazar a los hombres y unirse a las cazadoras de Artemisa para siempre. Y ella acepto, dejo a su hermano atrás por la oportunidad de seguir viviendo. No es que Thomas no este feliz porque ella siga viva, esta triste porque esta sin él. Aunque a veces, muy pocas veces vienen al campamento, por un día o dos y puedo ver a mi mejor amigo completamente feliz.

Y Aquí la pregunta del millón, ¿por qué si Thomas es hijo de Hades no va al inframundo y ve a su familia? La respuesta es simple, el maldito equilibrio, Nemesis, la diosa del equilibrio y la venganza prohibió a Thomas visitar a su familia en el inframundo porque eso debilitaría la separación entre la vida y la muerte y muchos rollos que en realidad nadie encuentra justos. 

Semidiosas de la eternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora