Capítulo 1

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Venir desde el fin del mundo a estados unidos no era el mejor panorama que yo me imagine cuando dijeron que serían unas vacaciones inolvidables.

La gente sabe que uno viene de Latinoamérica y no son realmente amistosos, yo me imagine que iríamos a isla de pascua o a las torres del Paine, pero no, termine en NY donde hay demasiada gente, mucho ruido y poco turismo natural.

Hasta el momento lo único bueno que he encontrado en este lugar es la música callejera, a pesar de que todos corren para no ser atrapados “perturbando el ambiente” son la atracción en la que he gastado la mayor parte del dinero que me dio mi madre cuando bajamos del avión.

-     Cómprate un vestido de diseñador, unos zapatos caros, deja de gastar todo en pordioseros

-     Creí que los pordioseros eran aquellos que vendían ropa usada casa por casa. Ellos serían solo artistas.

-     Bueno, deja de gastar el dinero en artistas.

-     Los diseñadores de vestidos son artistas igual, decídete madre – ella suelta un bufido, siempre odia cuando hago eso.

-     Así es como uno es recompensado por sus hijos, no hay justicia en este mundo

-     Es por eso que yo no tendré hijos, somos solo un problema

-     Un día te arrepentirás de lo que estas diciendo

La ignoro y me detengo a escuchar a un chico de no más de doce años tocar en la calle, viste una polera naranja que dice: campamento mestizo, me imagino que es algo como el nombre de un coro o algo así. El chico está tocando una balada que inunda el lugar, a diferencia de otros él está tocando el violín uno de mis instrumentos favoritos. El chico termina y junto con aplaudir soy la única que deja propina, él sonríe y luego su rostro se vuelve pálido.

-     Corre, pase lo que pase no dejes de correr – comienzo a escuchar gritos de sorpresa y veo a un perro negro y maltratado acercarse a nosotros, parece inofensivo, le voy a replicar algo al muchacho cuando algo desaparece y veo lo que se acerca, mide mucho más que hace un segundo, tiene filosos dientes diseñados para desgarrar del que brota una espuma negra. Me vuelvo a ver al chico que ahora no tiene un violín con el sino una espada color bronce. - ¿qué esperas? Corre

-     Eso no es un normal – digo mientras tiemblo, entro en pánico y mi sistema nervioso simpático comienza a actuar.

-     Solo corre, ahora

Supongo que el chico pensó que se quedaría con él, pero el perro sale corriendo detrás de mí, salgo del subterráneo hacia la avenida y encuentro a mi mamá esperando

-     Te dignas…- alcanza a decir mientras yo la tomo de su chaqueta de diseñador y ambas comenzamos a correr. Supongo que ella también puede ver a esa mutación porque de un momento a otro se saca sus zapatos con demasiada altura y comienza a correr conmigo mientras dice cosas que no entiendo

Alcanzamos a correr una cuadra y el perro mutante nos alcanza, mi madre tira de su collar una piedra brillante que no cabe en ninguna clasificación de piedras conocidas, lo usa desde que tengo recuerdos y siempre que me acercaba a la piedra ella me replicaba que era peligroso y que no era el momento. Supongo que el momento es ahora. El perro mutante medio sonríe y luego mi madre tira la piedra hacia a mí, me dice “te quiero” en español y en vez de chocar la roca contra mí se deshace en un escudo protector y veo como el perro mata a mi madre con sus garras, luego trata de atraparme, pero el escudo lo repele.

-     Mamá – supongo que jamás he llorado tanto, mis sistemas colapsan, en la escuela me enseñaron que en momentos de estrés  lo último que haces es llorar, pero es lo único que puedo hacer

De pronto el perro estalla en polvillo negro y el escudo se deshace mientras trato de acercarme al cuerpo sin vida de mi madre.

-     Mami, no me dejes ahora, si quieres compro el condenado vestido, ¿mamá? – mis manos se tiñen de sangre y luego hay alguien tirando de mi lejos – no, déjenme, déjenme

Es un enfermero que llega en la ambulancia que seguramente llamo la gente que vio lo que ocurría. Debe de tener unos veinticinco años. Me lleva al otro lado de la ambulancia y me sienta en una camilla

-     No quieres ver eso, confía en mi

-     Es mi mamá

-     ¿te gustan las historias?

-     No, en absoluto

-     Bueno te pierdes una gran cosa en la vida, te contare una de todos modos.
En la antigua Grecia se creía que las almas reclamadas por tanatos, el antiguo dios de la muerte, viajaban a los reinos de Hades y eran juzgadas por sus actos en la vida terrenal. A los campos de castigo aquellos que cometían atrocidades durante su vida. A los campos de Hades aquellos que vivían sin gracia, aquellos que vivían con valentía iban a los estigios, y aquellos que resucitaban e iban tres veces a los estigios, aquellos iban a la isla de los bienaventurados donde se les recompensaban sus actos

-     ¿Por qué quieres que sepa eso?

-     Tu madre ahora está haciendo ese viaje, bueno, si crees en la historia y por el amor que le tienes yo creo que está en los estigios.

-     Es una pésima historia – digo entre enojada y triste

-     Nada va a cambiar lo que paso ahí, pero eso no quiere decir que no puedas pensar en eso

-     Eres un pésimo psicólogo – el enfermero me está limpiando la sangre que dejo mi madre y de reojo puedo ver al chico del violín mirándome.

-     Te traeré chocolate ¿quieres chocolate?

-     Había una vez una niña triste y un enfermero horrible que le pregunta si quiere chocolate

-     Entiendo, quieres chocolate – sonríe a mi tristeza, en cuanto él se da la vuelta el chico músico se acerca

Primero deja su violín a un lado, veo que está manchado de sangre, pero de todos modos toma las toallas limpias que hay en la ambulancia y limpia la sangre que mi súper enfermero no limpio bien.

-     Yo lo lamento, lo de tu madre – dice mientras pasa la toalla por mis manos

-     Ella solo se quedó fuera y yo …

-     Yo lo vi, no te pude alcanzar … esos escudos solo sirven para una persona si es lo que te preocupa, ella te escogió a ti

-     ¿sabes que era eso? – me dejo mimar por el chico del violín solo porque no tengo otra cosa que hacer

-     Si, era un escudo de sueño, es un poco mágico – me mira por si estoy en shock, cosa en la que si estoy y luego sigue – yo podría explicarte todo, pero debes venir conmigo antes que el chocolate

-     ¿ahora?

-     Ahora

-     ¿Qué pasara con mi madre?

-     La historia que él te conto sobre las almas, bueno es real. Tu madre no está aquí

-     Eres un maldito insensible

-     Entonces, ¿quieres un chocolate?

Podría bromear con eso, incluso coquetear con eso en cualquier otro minuto, pero ahora lo único que quiero es estar en lugar sola y llorar

-     Vámonos de una vez 

Semidiosas de la eternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora