Recuerden que desde este capítulo la historia de semidiosas de la eternidad se comienza a juntar a con Diana semidiosa del sol.
Sigo cayendo, me abraza el fuego, lo siento en cada una de mis células, lo último que escucho es mi nombre, de la voz de Thomas, pero sé que él no está aquí, tengo imágenes sueltas de nuestros cuatro años y luego vuelvo a la oscuridad
Mi segundo sueño es en el jardín de Perséfone, la diosa está cantando mientras arregla unas flores marchitas, yo voy caminando descalza por el lugar, cuando me ve y sus ojos se clavan en mí, veo miedo y lastima, me mira con pena, toca mi rostro y dice: cuando sea el momento te traeré de vuelta, una lagrima se escapa de sus ojos y vuelvo a la oscuridad.
Estoy corriendo, por el desierto, aun visto la polera naranja del campamento mestizo, está llena de sangre donde mi hermano enterró sus garras, me voy desangrando mientras voy corriendo, mis manos están cubiertas de sangre por escalar el árbol, mientras corro mi piel comienza a hervir y mi piel a derretirse, siento el fuego abrazarme pero no soy capaz de verlo, un último grito llena mis pulmones y escucho a Thomas decir mi nombre de nuevo, comienza a llover cada vez más fuerte y cuando no puedo respirar más vuelvo a la oscuridad.
En el siguiente sueño despierto en un bosque, mis instintos dicen peligro, pero no veo nada alrededor, excepto la luna, es inmensa, es hermosa, pero sigo teniendo la sensación de que debo correr y alejarme del lugar, así que comienzo a avanzar guiada por mi instinto y por una luz, entonces cae un rayo y la luz se extingue dejándome perdida. Es pasado unos segundos, cuando el sentimiento de abandono me consume es cuando los escucho, son lobos, vienen por mí, comienzo a correr y a escuchar nuevos animales, hay osos, leones, jaguares y tigres, mientras me pregunto cómo ellos están conviviendo sin matarse, es porque esta vez ellos no son las presas, soy yo. Así que corro hasta que uno de ellos me alcanza, veo su garra venir hacia mi rostro con sus feroces dientes cuando una lluvia de flechas los aleja, solo para que nuevas flechas lleguen y me atraviesen a mí, siento el dolor y la sangre caer, todo hasta que vuelvo a la oscuridad.
Siento que voy cayendo de nuevo, estoy gritando porque veo las ramas a las que me puedo agarrar para detener la caída, pero no soy capaz de alcanzarlas, se resbalan de mis dedos, las roso por milímetros, pero no soy capaz de alanzarlas, mis manos están llenas de cortes, entonces me estoy ahogando, voy cayendo al fondo del mar, con un dolor indescriptible, no soy capaz de gritar que me duele, escucho a una niña llorar que se detengan, he escuchado esa voz antes, pero no soy capaz de reconocerla, mis pulmones se llenan de agua y vuelvo a la oscuridad.
En este sueño estoy caminando descalza por un viñedo, las hojas se sienten frescas en mis pies, el sol llena la estancia y soy capaz de respirar bien, mi ropa sigue llena de sangre, pero no estoy sangrando, entonces las hojas parecen cobrar vida y me comienzan a golpear, como pequeños látigos, en segundos toda mi piel se va llenando de cortes, cada vez más fuertes, grito que se detengan, lloro porque se detengan y sé que alguien está llorando conmigo, ese alguien está rogando que se detengan, el sol deja de iluminar la estancia, pero sigo recibiendo los golpes en las piernas, brazos y rostro, cuando ya no puedo más de dolor vuelvo a la oscuridad.
Cuando despierto estoy en un desierto, pienso que volví desde el infierno luego del accidente, pero aquí no hay nada, no está Alinka o Adriana y me siento perdida, mis pies están descalzos y la arena demasiado caliente, así que comienzo a correr para no quemarme, dioses hace tanto calor aquí que el aire es el mínimo para no morir, o el perfecto para hacerme sufrir, corro de forma que mis pies casi no toquen la arena, el sol es lo único que distingo aquí, y el desierto, el infinito desierto, entonces cuando han pasado minutos y yo no estoy sufriendo como se supone que debo sufrir es cuando cae el rayo y una voz que me da escalofríos ruge: hazlo. Él sol deja de iluminar el desierto y mi cuerpo comienza a picar, me miro y cuando mis ojos se acostumbran a la oscuridad veo que me estoy llenando de algo que parecen hongos, trato de arrancarlo de mi piel y lo único que consigo es hacerme más daño, mi piel se va cayendo a medida que tiro de ella para que lo que sea eso no se extienda en mi cuerpo, pero es demasiado, lo siento en todas partes y lo peor es que yo misma me estoy dañando, comienzo a gritar desesperada pidiendo ayuda, porque alguien debe ser capaz de escuchar ¿verdad?, escucho una risa de la voz que había gritado antes y cuando no puedo más la sensación de picazón y el olor de mi piel podrida se extingue. La voz vuelve a rugir con un no que hace temblar a mi alma y escucho los gritos de alguien, un hombre, vuelvo a la oscuridad con sus gritos de fondo.
Vuelvo a correr, mi cuerpo no tiene marcas, no siento dolor, pero estoy corriendo en un lugar lleno de polvo y cosas esparcidas alrededor, entonces lo veo, frente a mí, esta Thomas, sus ojos se iluminan cuando me ve y comienza a correr hacia mí, yo trato de hacer lo mismo porque recuerdo el abrazo que me dio antes de que fuera enviada en esa misión, ese abrazo que me hizo sentir segura, escucho a una mujer gritar “no lo hagas”. El polvo se disipa un poco más y veo alrededor las ruinas de una ciudad, parecer haber sido escenario de una guerra, estoy por llegar a Thomas, pero justo antes de poder hacerlo las balas comienzan a llegar, una llega en su corazón y su lo veo caer, sus ojos sin vida, cuando voy a alcanzarlo las balas me comienzan a llegar, la primera en la pierna, la otra en el abdomen, desde todas partes, el dolor se extiende a todo mi cuerpo y siguen sin cesar, cuando alcanzó el nivel de dolor máximo la mujer vuelve a gritar, esta vez es un “detente, por favor, detente” pero las balas siguen llegando, quiero llegar a Thomas, me arrastro hacia él, la mujer vuelve a gritar, esta vez dice lo siento y ruega: por el amor que me tienes, detente, las balas siguen llegando, cuando estoy por llegar al lado de mi amigo vuelvo a la oscuridad.
Voy en un avión, todo está empapelado con un eslogan, dice: viajes y ladrones. Supongo que eso debe decirme algo, el avión está lleno de personas que duermen, entonces suena una alarma tan fuerte, la gente sigue durmiendo, miro por la ventana y me doy cuenta de que vamos cayendo, pero nadie hace nada, trato de sacarme el cinturón, pero este se aferra a mi como serpientes, de hecho cada una de las partes tiene un color, por un lado es roja y por otro verde, la gente comienza a despertar y corre a la salida de emergencia, pero yo sigo atrapada con el cinturón que se hace cada vez más pequeño a mi alrededor, los pasajeros van saltando y yo grito que alguien más ayude, pero es como si no me vieran o no me quisieran ver, las máscaras de oxígeno bajan y grito aún más, la gente termina de saltar y el cinturón comienza a moverse, avanzando hacia mi cuello, se estrechan y entrelazan mientras me asfixio, el fuego consume el avión y antes de quedar sin aire por completo y que mi cerebro deje de funcionar, vuelvo a la oscuridad.
Ahora vuelvo a estar en el campamento donde nos encontramos con la diosa de los partos, aquella que me maldijo para siempre, es antes de la nieve, cuando siento a los pequeños cereales subir por mis piernas solo me recuesto en el piso y espero, los cereales me comienzan a morder, esas pequeñas gotas de cereal que una vez asesine me están mordiendo, pero no grito, no pido ayuda esta vez, porque nadie vendrá y porque está la merezco, porque yo los mate a ellos, me desangro de apoco a través de los pequeños mordiscos que hacen y aunque me duele un infierno no dejo escapar ningún sonido, porque este es el castigo cuando matas a almas inocentes. Cuando la mayor parte de mi sangre me deja y estoy sufriendo un shock hipovolémico irreversible, es ahí cuando vuelvo a la oscuridad
Estoy en la oscuridad, pero hay voces, una es de una mujer, se escucha fuerte y firme, “no lo haré”, cuando ella dice eso se escucha la feroz voz de un hombre “si no lo haces asumiré que eres como ellos y recibirás un castigo”, la mujer traga fuerte, cuando habla de nuevo su voz ya no es firme, “siento vergüenza de ti y sentiré vergüenza de mi”. La oscuridad se va y la luna ilumina la estancia, pienso en que la última vez que mire la luna esta lloro una lagrima y nació un rayo de sol, pero esta vez la luna solo es luna y sirve para iluminar el bosque donde estoy, escucho el grito de una lechuza y entonces cientos de ojos se iluminan y cientos de lechuzas me comienzan a atacar, sigo con la misma ropa que cuando caí, en lo que se siente meses de distancia, las aves me picotean una y otra vez, algunas se llevan pedazos de carne y yo grito sin cesar, me estoy volviendo loca, si esto es como se siente la muerte entiendo que todos le teman, las aves siguen gritando y quitando pedazos de carne desde mí. Y cuando el sonido y los picotones cesan, lo entiendo, quizás si estoy muerta y estoy en los campos de castigo. Condenada al dolor para siempre.
Este capítulo fue particularmente dificil de escribir, no queria hacerle daño a Athina, pero deben recordar que los dioses son crueles, si heri los sentimientos de alguien o fui muy lejos lo siento, es parte de la historia. Supongo que saben de que dios es cada tortura. Los quiero :3
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Semidiosas de la eternidad
FanfictionSoy Athina y este es el relato de mi camino a la muerte, el comienzo, las despedidas, los engaños, chantajes y por sobre todo el precio que hay que pagar cuando uno traiciona y es traicionado. Las profecías no son algo con lo que debas jugar. El de...