Parados frente al trauma de Aristóteles, la central, los jóvenes se encontraban tomados de la mano firmemente y con decisión de entrar. Detrás de ellos se encontraban Pancho, Susana, Amapola, quién cargaba entre sus brazos a Arqui, y claro que no podía faltar la tropa, los cuales llevaban todo el equipaje de Temo como pequeños duendecillos.
— Aquí vamos — dijo Temo en un gran suspiro. Su corazón latía con fuerza por lo nervioso que se encontraba en ese momento. Miraba de pies a cabeza lo que vendría a ser su ruta hacia su destino ... su sueño.
— Puedo sentir tus latidos, Tahi — susurró Aris mostrando una pequeña mueca risueña. Temo lo miró de reojo algo extrañado, y antes de que pudiera responder, continuó — Ha no, espera, eran los míos.
Temo soltó una carcajada ante lo que había dicho su menso, sí, su menso, así tal y como era lo amaba. Le dió un pequeño golpe en el hombro haciendo que Aris le sonriera como repuesta ... de esas sonrisas que enamoran a primera vista, exactamente esa. Así que sin más entraron. El lugar estaba repleto, y las miradas no llegaron en tardar y centrarse en lo dos muchachos quienes observaban minuciosamente cada ángulo.
— Esto me trae muchos recuerdos — mencionó Aristóteles con nostalgia — como que ese día Usain Bolt quedó pendejo al verme correr.
— Creo que debimos elegir otro lugar — respondió Temo sonriendo y agregando un suspiro al final. Él era consciente de lo que su novio intentaba hacer, quería animarlo y que dejara esos fastidiosos suspiros de lado, que siguiera siendo el Temo que siempre a sido, y eso hacia que se le acelerará el corazón a mil.
Pancho se acercó a los dos jóvenes, tomó el hombro de su hijo y le dió un pequeño beso en la frente al percatarse que estaba decaído.
— Anda por tu boleto, Temo — dijo acariciando sus mechones, y luego agregó — antes que la fila se alargue más que la vida de Doña Imelda.
Temo asintió aguantando las ganas de reír y antes de que llegara hacia la fila, Aristóteles exclamó:
— ¡Tahi!
Este volteó instantáneamente al escuchar la voz de su amor.
— ¡A CDMX ah! ¡Cuidadito y te confundas y compres un boleto hacia Toluca!
El menor río y se apresuró en formarse en la fila. Su mirada no podía dejar de desviarse en dirección a Aristóteles, quién también no podía evitar mirarlo. Quién como ellos.Amapola se paró junto a Aris, y Pancho hizo lo mismo.
— Aris — dijo Pancho colocando su mano sobre su hombro derecho — yo te quiero mucho, eres mi yerno favorito y sé que haces muy feliz a Temo, pero espero me puedas entender eso de que no puedes ir junto con él ... — dijo sin esperar respuesta alguna — aún están muy jóvenes como para irse a vivir juntos y solos sin la supervisión de Amapola o la mía. Lo de convivir en pareja no es fácil.
Su tristeza podía notarse a través de su mirada al decir esto. Pancho aún no podía aceptar del todo que su hijo ya había crecido, por eso lo quería proteger lo más que podía.
Polita abrazó a Ari y agregó:
— Y perdóname a mí por no poder pagarte el pasaje, mi Aris.
Él no dijo absolutamente nada, solo tomó entre sus brazos a ambos mirando en dirección a Temo.
El silencio abrumador inundó el ambiente, hasta que la pequeña vocecita de Arqui lo interrumpió.
— Pio — dijo secamente.
— ¿Pio? — dijeron todos a la vez.
— Joso — agregó riendo, y dicho esto empezó a jalar de los rulos de su hermano mayor.
— Hey hey hey Arqui, yo si me baño — dijo haciendo un pequeño puchero.
— Caba ... — con sus dos manitos en dirección a Aristóteles le mostró sus 10 dedos — dí..a.
Todos rieron, como debía ser, menos Aris, ya lo habían delatado.Tan solo unos minutos después, Temo al fin había conseguido su pasaje, así que regresó donde ellos. Se mostraba con más ánimos, quizás había podido pensar bien las cosas y tenerlas claras. Mientras que la tropa andaba correteando de un lado para otro con Susana detrás de ellos, Pancho tomó las maletas de Temo, y se cuestionó de algo inusual en ellas.— Hijo ¿No crees que son demasiadas maletas? Aquí hay cinco y si no mal recuerdo solo tenías una.
— Ah sí, es que ayer fui a comprar otras más — dijo con la voz trabada — estaban de rebaja, por eso.
— Ajá ¿Y qué tanto llevas ahí? Si se puede saber.
— Ropa, recuerdos ... Un muerto — dijo en tono burlón.
Pancho levantó una ceja.
— No manches ¿Crees que nací ayer? Ya, suéltalo.
Temo miró a Pancho sin saber que más responder.
— Yo ... — dijo entre dientes.
— ¡Lleva todos mis peluches y algunos de los juguetes de Tulio! — interrumpió Lupita de golpe — Para que nos recuerde siempre ...
Pancho la miró con sorpresa.
— Pero Lupita ¿No ves que le haces más peso al flacucho de tu hermano? Si con las justas puede con él mismo.
— Papá, si puedo, no te preocupes — afirmó Temo un tanto molesto — Luego de que Ari se facturará su pie, estuve como mula de carga un buen tiempo, por eso mis brazos ahora tienen más fuerza — dijo en forma sarcástica mostrando sus preciosos brazos intentando sacar músculo.
Luego estiró su mano en dirección de Lupita y Julio.
— Vengan aquí, mis calcomanías.
Ambos fueron corriendo a los brazos de su hermano mayor, de su héroe.
— Gracias — susurró.
— Te amamos hermanito — dijeron tiernamente a la vez.
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•Nacimos para crear un mundo de colores juntos• (ARISTEMO)
FanfictionAristóteles y Temo al lograr "escapar" a CDMX, se percatan poco a poco que las decisiones de uno afectan el destino del otro. Una noche, un sujeto al intentar atentar contra de la vida de Temo, su misterioso salvador resulta ser un chico que lleva p...