"Revelación"

1.4K 96 13
                                    

Aristóteles intentaba luchar contra si mismo para poder regresar a la realidad, pero sus esfuerzos eran en vano.
Él seguía conciente, ya que aún podía escuchar el sonido de unas camillas avanzando a toda velocidad, las cuales se mezclaban con los murmullos de varias personas.
Lo único que pudo hacer en ese momento fue lamentarse. Lamentarse por no haber escuchado a Temo cuando podía, por haberse ido y dejarlo solo. Por ser tan impulsivo cuando se trataba de él. Por cada pequeño detalle que lo lastimó. Por todo ...
Y repentinamente, sus ojos empezaron a abrirse lentamente mirando hacia su lado derecho. Aunque veía borroso, pudo distinguir que a su lado también sobre una camilla en movimiento, se encontraba Ángel, el cuál estaba irreconocible. Su rostro estaba completamente cubierto de sangre, y con cortes que empezaban de un extremo a otro. Ari solo cerró los ojos con fuerza esperando que fuera una vil pesadilla el que ese chico lo halla intentado quitar del camino para salvarlo, pero que aún así él se llevó la peor parte, ya que Ari solo se llegó a estrellar contra un poste de luz, mientras que Ángel recibió el brutal golpe del automóvil a toda velocidad.
Esperaba que al abrir los ojos él estuviera en su hogar junto con Temo, estando entre sus brazos, como debía ser.

Al llegar hasta una habitación, los doctores colocaron un desfibrilador en el pecho de Ángel intentando reanimarlo, pero era inútil.
Intentaron una y otra vez insistentemente, sin embargo, nada.
Ari al ver lo que estaba pasando, aún sabiendo que no podía escucharlo, le gritó con todas sus fuerzas:
- ¡Ángel, prometiste ser un gran productor musical! ¿Lo recuerdas? - tomó aire e intentó enderezarse mirando como la vida se le iba poco a poco - ¡Por eso, no te rindas aún! ¡Debes seguir viviendo, hombre!
Unas de las enfermeras lo tomaron a Ari por los brazos para volverlo a acostar ya que también se encontraba lesionado en varias partes del cuerpo.
Pero él no podía controlarse en ese momento. La culpa se lo comía vivo por dentro con solo pensar que si ese chico se moría, sería completamente su responsabilidad.
- Tienes que seguir adelante ... - dijo.
Hasta que luego de varios intentos, lograron hacer que reaccionara, y al instante lo llevaron a cuidados intensivos.
Varias lágrimas recorrieron las mejillas de Ari, y solo se dispuso a cubrirse el rostro. Por un momento sintió un gran alivio y paz interior.

Al pasar las horas, Aristóteles ya se encontraba descansando en una cama luego de que le atendieran todas las lesiones que tenía. Fue un milagro el que no se hubiera partido ni un solo hueso a causa de la caída brutal que tuvo contra ese poste o alguna lesión interna, pero aún así se sentía débil y necesitaba de un largo reposo.
Se quedó mirando hacia el techo recordando una y otra vez lo sucedido. Seguía sin poder creer lo cerca que estuvo de morir y de dejar a Temo lidiando solo con eso ... No, de una u otra manera haría lo posible para revivir y regresar a su lado.
- Mi Tahi ... - susurró - parece que nuestra boda se va a tener que posponer.
El anillo de compromiso se había perdido en el choque, de seguro había quedado entre los escombros. La verdad no lo sabía, no recordaba casi nada ya que lo último que recuerda fué que gritaron su nombre y el rostro de desesperación de Ángel.
Sin duda esto lo llenaba de coraje, no solo porque todos sus ahorros se habían ido en ese anillo, si no que ahora tendría que posponer también sus proyectos por como se encontraba. Se sentía del asco.
De pronto, el sonido de la puerta abriéndose lentamente lo hizo salir de sus pensamientos. Una pequeña silueta se asomó por ahí. Sí, era su Tahi. Por un momento había olvidado que le había pedido a la enfermera que lo llamara.
Entró hasta pararse frente a Aristóteles, tenía la cara pálida y la mirada perdida. En su cabeza solo estaba intentando asimilar lo que había sucedido con su novio.
- ¿Hola? ¿Y tú eres ...? - dijo Ari levantando una ceja.
Temo abrió los ojos como platos de la sorpresa.
- Estoy bromeando - río, pero se detuvo al sentir un leve dolor en las costillas. Karma instantáneo.
Cuauhtémoc se arrodilló frenéticamente, tomó la mano de Ari y apoyó su cabeza en esta. Su rostro se llenó de lágrimas que caían sin parar.
- Eres un menso ... Si algo te pasaba, yo me moría, Tahi - balbuceó desconsoladamente - Estaba tan asustado cuando no volvías a casa, no sabía cómo encontrarte o si te había pasado algo ... Tenía tanto miedo de perderte en ese momento.
- Temo ... - susurró Aris. No pudo contener las ganas de llorar, su corazón se estrujó al ver a su amado así - Perdóname, por favor.
- ¿Qué dices Ari? - levantó la mirada hacia él y se talló los ojos - si el que debería disculparse soy yo. Yo me equivoqué, y tú estabas en todo tu derecho de enojarte conmigo.
- Tahi, yo tampoco debí de ser tan impulsivo, no debí de sacar conclusiones tan rápido. Debí de quedarme para escucharte, debí de ser valiente y no haberme ido.
Temo se quedó estupefacto.
- Ambos debimos de ser más valientes, Ari.
- Lo sé - suspiró aliviado - Puedes contarme todo, Temo, todo lo que no sé de tí. Puedes contarme sobre ese chico y quién es exactamente. Solo te pido que me tengas confianza ¿Si?
- Si, obvio que sí confío en tí, solo que ... Hablamos de esto cuando te recuperes, necesitas descansar, amor.
- Es mejor ahora que nunca, porque nadie sabe lo que podría pasar al atravesar esa puerta. Por eso, solo se totalmente sincero.
Temo se quedó en silencio un momento analizando las palabras que había dicho Ari, y tenía razón. Tomó aire y decidido comenzó:
- Yo ... Cuando tenía 12 años aproximadamente, en ese entonces aún seguía en una relación con Meli ¿Si recuerdas qué te conté sobre ella, verdad?
- Sí, si la recuerdo.
- Pero yo ya no me sentía ... agusto estando con ella. Pensé que me estaba dejando de gustar y por eso ya no era lo mismo ... Y entonces lo conocí ... bueno, no lo "conocí" exactamente, ya estudiábamos en el mismo salón, solo que nunca habíamos tenido algún contacto hasta que Meli me lo presentó, Andrés Vazquez. Desde entonces, mi mirada siempre se desviaba hacia él cuando caminaba, cuando hablaba con sus amigos o cuando se pasaba sus dedos sobre su cabello para peinarse ... - bajó la mirada ya que se sentía avergonzado de hablar de eso con su novio - y no entendía por qué me perdía con solo pensar en él. Después de eso, mi relación con Meli había mejorado bastante ya que al sentirme asustado y confundido me aferré a la idea de que yo aún seguía muy enamorado de ella. Hasta que un día, Diego-
- ¿Diego?- lo interrumpió - ¿El innombrable que conozco?
- Te recuerdo que ya éramos mejores amigos desde ese entonces, Tahi.
- Ja, mejores amigos, siempre en la friendzone ese chico - Temo alzó una ceja en dirección a Ari - Digo, solo me quería asegurar.
- ¿Puedo continuar?
- Sí, disculpa.
- Diego me confesó que es gay. Me dijo que por primera vez en su vida había un chico que siempre se robaba su atención, que siempre sus ojos estaban pendientes de lo que hacía en todo momento, y al principio no sabía el por qué, pero cuando se lo consulto con su mamá, ella lo abrazó y le dijo que era algo normal el que se sintiera así, que solo estaba enamorado.
- Eras tú ... - dijo Ari.
- Ya deja de interrumpir - le dió un leve golpe en la pierna.
- Aunque no parezca, me dolió bastante.
- Bueno, desde ese momento la palabra "amor" no dejaba de dar vueltas en mi cabeza. Diego había descrito perfectamente como yo me sentía hacia ... Andrés. Pero no lo quería aceptar, porque según yo mi corazón solo le pertenecía a una chica. Así que intentaba evitar mirarlo cada vez que pasaba, y así estuve por un tiempo hasta que pensé que ya lo había olvidado. Solo que ahora, ya sea en la hora de receso o la de salida, mi mirada se desviaba hacia los chicos de otros grados, y eso me ponía nervioso, y más porque lo hacía inconscientemente mientras que Meli estaba a mi costado. Ya al estar muy desesperado y confundido, le conté a Diego cómo es que me sentía porque ya no me lo podía guardar más. Sabía que él me podría comprender y ayudar con mis sentimientos, y no me equivoqué. Me llevó tiempo pero finalmente lo acepté, me gustan los chicos - sonrió - Por una parte estaba feliz, pero por otra estaba muy asustado porque no sabía cómo decírselo a mi papá y a Meli ... Pensaba que los iba a decepcionar a ambos. Y entonces ... Ese día llegó.
La expresión de Temo cambió repentinamente. Era tétrica.
- Temo, si ya no quieres seguir, mejor-
- No - lo interrumpió - No pasa nada, es algo que ya no afecta. Es mejor que lo sepas.
- ¿Seguro?
- Qué sí, amor - tomó aire y continuó - Un día en la hora de receso estaba buscando a Diego, pero al no encontrarlo me regresé al salón para descansar. En eso, me llegó un mensaje que hasta ahora no puedo olvidar, este decía: >>"Temo, necesito confesarte algo que ya no puedo seguir ocultando. Por favor, te espero en la azotea del colegio"<<. Era de Andrés, en ese momento no podía creerlo, ya que no éramos amigos ni nada por el estilo. Mi corazón se aceleró y empezé a sudar por lo emocionado que estaba. Pensé que quizás era como en esas novelas en las que los protagonistas se enamoraban sin siquiera hablarse. No sabía si ir o no, pero al final lo hice ... - cerró los ojos y hizo un gesto de molestia apretando los puños con fuerza - Y cuando llegué no estaba él, si no muchos de mis compañeros de clase y entre ellos estaba Meli. Se empezaron a burlar de mí gritando: >>"Ya ven, se los dije, se le caía la baba por Andrés a este joto"<< >>"Que obvio eres Cuauhtémoc, hubieras disimulado un poco ¿no?"<< >>"Qué patético, pobre de la Meli"<< Ella solo me miró sin expresión alguna y salió corriendo de ahí. Yo sin dudarlo fuí detrás de ella, pero al intentar tocarla me gritó que nunca más me le volviera a acercar. Y eso me destrozó por dentro.
- Temo ...
- Esa misma noche ví que un vídeo mío estaba circulando por toda la escuela, me habían estado grabando. Yo ya no sabía que más hacer, me quería morir en ese momento. Solo me tiré en mi cama e intenté dormir. Y en eso escuché la voz de Papancho llamándome, al salir a ver qué quería lo ví a él. Andrés estaba parado en medio de mi sala con la mirada perdida y complemente pálido, pensé que venía a reclamarme por ese dichoso video. Y antes de que pudiera decir algo, mi papá me dijo que se iba a quedar a dormir en mi habitación, que ya mañana me iba a explicar todo.
La cara de Ari era de disgusto al escuchar esto.
- Y así fué, no te voy a mentir, yo estaba muy pero muy nervioso, pero él ... Solo se recostó sobre la cama y se cubrió el rostro con la almohada mientras lloraba desconsoladamente. Lo quería abrazar porque no sabía qué hacer o que había pasado, así que solo guardé silencio. Al día siguiente él ya no estaba.
- ¿Pero qué le había sucedido?
- Papancho me dijo que esa noche habían entrado a robar a su casa, y que sus padres por tratar de defenderlo fueron ... - tragó saliva - asesinados. Por lo que él salió huyendo de ahí hasta que se topó con mi papá, y como sus padres eran muy amigos ya lo conocía desde antes, así que lo llevó a mi casa para que no le pasara nada.
- Lo lamento tanto por él, en serio.
- Yo también. Después de eso lo metieron a un orfanato. Yo todos los días, luego de la escuela iba a visitarlo. Ingresaba a escondidas por la parte trasera donde habían una escaleras que me llevaban hasta el piso donde él siempre se encontraba. Hablábamos de cualquier cosa, hasta que venía un supervisor del lugar y yo tenía que ocultarme. Me contaba sobre las chicas que le gustaban y cosas de ese estilo - dió un leve suspiro - Y ahí me dí cuenta que nunca podría lograr algo con él, sin embargo, yo aún así solo quería hacerlo feliz, y lo logré. Hasta qué ... Un día me enteré que una familia lo había adoptado y nunca más supe de él.
Claro, hasta ahora.
Aristóteles quedó asombrado luego de todo lo que le había contado Temo. Nunca se le habría pasado por la mente algo así. Tal parece que cada caso es distinto.
Se acomodó bien sobre la cama y tomó fuertemente la mano de su novio.
- Gracias, Tahi. Gracias por contarme - besó su mano y continuó - Ahora sé más sobre tí y tu pasado, y eso me pone feliz - sonrió de oreja a oreja - Y tendré que disculparme con Andrés ... creo que me pasé. Ya me quedó más que claro que es hetero.
- Exactamente, por eso no tienes por qué ponerte celoso, Tahi. Ahora solo lo estoy ayudando a buscar a su hermano, es un favor que le debo gracias a que él me salvó.
- ¿Salvó? - se enderezó - ¿De qué o qué?
- Bien, ahora que estamos diciéndonos las verdades ... El día en que te fuiste, cuando estaba de regreso me acorralaron los sujetos que nos dieron esa maravillosa bienvenida ni bien llegamos - dijo sarcásticamente.
- ¡¿Qué!? - gritó - ¡Ahora nomás que me ponga bien nuevamente, iré a partirles la cara!
- No, Tahi, ya déjalo así. No lo vale. Tienes que estar tranquilo y descansar.
- ¡No, nadie se puede meter con mi novio! ¡Yo les advertí que no podían ponerte ni un dedo encima!
Temo conmovido por las palabras de Ari, se inclinó y le dió un tierno beso sobre sus labios para calmarlo.
- En serio te extrañaba tanto - dijo Aristóteles a punto de llorar.
- Yo más - sonrió cálidamente.
- Necesito agradecerle a Andrés por lo que hizo, por haberte salavado. Se oye que es buena persona.
- Sí, y mucho. Es muy noble y comprensivo. Si hasta aceptó vestirse de chica solo por ayudarme.
- No te voy a mentir, fué bastante gracioso - río - Ah, y también debo disculparme por haberle dicho Diego 2.0, con eso sí que me pasé.
- Lo sé - afirmó riendo - ¿Y dónde habías estado anoche?
- Yo-
Los interrumpió el sonido de la puerta abriéndose nuevamente. Era Andrés, quién apoyado sobre el marco de la puerta con los brazos cruzados y una gran sonrisa, le dijo a Temo:
- Necesito hablar con Aristóteles, popó. ¿Nos podrías dejar a solas?
Ambos quedaron desconcertados al oírlo. ¿Qué tenía él que hablar con Ari?
Temo hizo caso y salió de la habitación prometiendole que volvería.
Él se paró junto a Aris y lo analizó de pies a cabeza.
- Andrés, en serio muchas gracias por lo que hiciste por mi Tahi. No sé qué haría si le hubiera pasado algo malo.
Él solo lo miró sin expresión alguna, y esto lo hacía ponerse nervioso.
- Entiendo que estés enojado conmigo, reconozco que no debí reaccionar así. Por eso, me disculpo ...
- Yo no vine para escuchar tus disculpas, Aristóteles.
Su voz se puso profunda, y su actitud había cambiado rotundamente. No era como Temo lo había descrito, o como la primera impresión que tuvo de él anoche. Ahora tenía un aura tétrica y amenazante.
- Seré breve, solo vine para decirte que te alejes de Temo.
- ¿Qué? - dijo confundido.
No entendía que estaba pasando, solo sabía que eso se iba a volver un problema sin duda.

•Nacimos para crear un mundo de colores juntos• (ARISTEMO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora