3. En busca de la verdad

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POV HELGA

Es extraño ver a Bob tan orgulloso de mí después de negarse tanto a mi carrera como artista, la verdad es que me ha ido bien, estoy satisfecha con mis obras y me siento halagada de que la gente lo reconozca y me considere una gran artista, la verdad es que me sirve de maravilla este pequeño descanso en mi ciudad natal para reinspirarme antes de volver a Génova, no puedo dejar de pensar en mi viejo amor, ese amor que hizo que me doliera el alma, ¿Seguirá su vida aquí? Tal vez recordarlo sea mi próxima inspiración, tal vez use mármol para esculpir un corazón, si, mi corazón, mi corazón en sus manos, NO! Detente Helga! Eso ya pasó, ¿O no? De pronto sentí una mirada sobre mi, si, había muchas, pero se siente diferente, ¿Será que...? Y en ese momento lo vi, sus grandes ojos verdes, fijos sobre mí, mi corazón se paró en seco, lentamente mi respiración se cortó y yo simplemente me desvanecí.
-HELGA!!!- fue lo último que escuché.

POV ARNOLD

Justo cuando sostuvo mi mirada se petrificó y acto seguido cayó directo en los brazos de Bob que se dió cuenta que su hija no estaba bien, la tomó en sus brazos y al unísono todos las personas cercanas gritamos, discretamente me acerqué corriendo a la escena, al llegar noté que también estaba ahí Felipe tratando de despertarla

-Vamos Helga, amor mío, despierta- decía con insistencia.
-Creo que lo mejor será llevarla directo al hospital- mencionó Miriam
-Es sólo un pequeño desmayo, no exageremos, eso podría molestarla- recalcó Olga

Justo en ese momento Olga levantó la mirada para buscar un espacio para colocar a Helga, sus ojos me vieron emocionada y molesta al mismo tiempo pero me ordenó:

-Arnold, por favor, revisa si esa habitación al fondo está libre, me parece que es la biblioteca de los Lloyd.

Al momento de mencionar mi nombre todas las miradas se tornaron hacia mi persona, incluso Felipe me observaba atento como si por fin pudiera ponerle un rostro a mi nombre, si, no había duda, el sabía mi historia con Helga, su mirada se tornó irritada, pero no me importó, corrí a verificar que la puerta estuviera abierta, mientras, Felipe tomaba el delicado y esbelto cuerpo de Helga en sus brazos y lo levantó, caminó en mi dirección, abrí la puerta para que Felipe pudiera pasar y acomodar a Helga en los grandes sillones de la biblioteca, la acomodó en el más amplio y cómodo, giró su cabeza hacia mí y seriamente me dijo:

-Arnold, ¿Podrías dejarnos solos a mi prometida y a mí por favor? Helga necesita descansar.- Acto seguido, cerró la puerta, invitándome a salir de la manera más educada.

-Claro que él conoce tu historia con Helga Arnold- giré mi cabeza a ver quien se dirigía a mi, una pequeña y delgada asiática pelinegra se acercaba lentamente.
-Phoebe!- murmure, entre emocionado y confuso
-Hola Arnold, ¿Cómo te trata Hillwood?- preguntó la asiática más por cortesía que por interés.
-Igual que siempre Phoebe, ¿Que tal Harvard?
-Es... genial- dijo de forma cortante
-¿Qué es lo qué pasa Phoebe?- me sorprendía la forma en que me hablaba, después de haber sido amigos por tanto tiempo.
-¿Qué haces aquí Arnold? Sabes el tiempo que tardo en superarte, su vida esta yendo por un buen camino y apareces de pronto delante de ella como si nada, ¿Que intención tienes con ello?- preguntó seriamente mi antigua amiga dejándome con más preguntas qué respuestas y haciendo que la furia apareciera en mi mirada, llevé mis manos a mi cara y le dije:
-No se de que hablas Phoebe, ¿Cuál es mi intención? Que ella me explique que es lo qué pasó entre nosotros, ¿Cómo me olvidó?, ¿Que no sabe qué yo no la he superado? ¿Qué te pasa Phoebe? ¿Qué hice para que me trates de esa manera?
-¿En serio me lo preguntas? Por Dios que no tienes remedio.- giro sus ojos y me dio la espalda dejándome ahí, parado sin saber qué hacer.

Salí lentamente al jardín de la mansión Lloyd, de ahí podía ver desde fuera la situación de Helga, por lo menos podría ver cómo estaba desde lejos, no noté que alguien me había seguido, así que me dediqué a observar por la ventana, estaba sentada en el sillón, se veía mareada y Felipe le ofrecía un vaso con agua, ella le sonreía de la manera más amorosa, sentí una daga en el pecho al recordar que ella me dedicaba esas sonrisas, sonrisas que bailan al compás de sus intensos ojos azules, por Dios, ¿Que diablos voy a hacer?

-¿Porque no luchaste por ella?- me reclamaba una voz detrás de mi
-¿Qué?- pregunté sobresaltado, girándome completamente y notando a Olga dirigiéndose triste a mi.
-Olga, yo... no sé qué pasó.- mi semblante cambio de un momento a otro, toda la serenidad que creí mantener se sucumbió ante Olga, mi amable ex cuñada, cuando me sorprendí a mí mismo derrotado y soltando las lágrimas que desbordaban mi alma desde hace más de 5 años, no pude más, mi alma quebrada no pudo mantener la falsa calma que procuraba mi semblante.
Olga se quedó paralizada al verme y vi su preocupación en su rostro, lentamente se sentó en una de las bancas del jardín y de la manera más tranquila decidió escucharme, Olga sacó de su bolso una cajetilla, encendió uno y me ofreció otro
-Pensé que te haría un poco de falta- un poco más tranquilo tomé un cigarro y lo encendí, no era un hombre fumador, pero sentí que lo necesitaba ese momento para calmarme, inhalé profundo y suspiré lentamente.
-Bien, entonces hablemos, que es lo que tienes que decirme.
Desde el jardín Olga y yo observamos cómo Helga volvía a su celebración con Felipe sosteniendo su mano, suspiré vencido, viendo cómo Helga parecía buscarme con la mirada por todo el salón, pero no pensaba volver a pararme frente de ella, por menos no esa noche en frente de tantas personas y tomada de la mano de Felipe.
Parecía que Olga leía mis sentimientos ya que mencionó:
-¿Sabes? El no es tan agradable, si se ve que está enamorado de mi hermanita bebé pero parece como si guardara un secreto, Arnold, ¿porque no luchaste? Ahora esos podrían ser ustedes dos y aún que Helga es mi hermana y no debería decirte esto, ella nunca lo va a amar de la forma en que te amo a ti, si no es que aún te ama. Yo debo respetar su decisión pero no me gustaría que tomara un paso tan grande sin poner en orden sus sentimientos hacia ti, así que por favor, habla de una vez para ver en qué puedo ayudarte.
Me quede sorprendido, Olga estaba dispuesta a ayudarme, por la felicidad de Helga, por fin un punto para mi, le relate lentamente a Olga lo que me había relatado Gerald, mi viaje frustrado a España, la confesión de Lila ... Olga escuchaba atentamente y de pronto me dijo - te olvidas de algo Arnold, del correo que le enviaste diciéndole que le fuera bien en la vida y que pensabas hacer tu vida con alguien más- me quede en shock.
-¿De que hablas Olga? Yo no mande nunca nada parecido.- un nudo apareció en mi garganta tan pesado que provocó mis ganas de vomitar, pero nada salió de mi garganta, sintiéndome asfixiado, comencé a hiperventilar, Olga se acercó sorprendida a mi y me animó a calmarme, su semblante parecía preocupada y pensativo.
-Muy bien Arnold, tenemos que llegar al fondo de esto, hay algo aquí que no cuadra- chifló a los arbustos haciendo que la pequeña asiática saliera detrás de estos y se dirigiera a nosotros. Me sorprendí de ver a Phoebe espiando.
-Té dije que algo andaba mal Olga, debemos averiguar qué pasó realmente, Arnold, no estás solo, perdón por la forma en que te hablé pero tenía que ver todos los frentes- me dirigió una sonrisa sincera, me relajé un poco y vi que realmente querían ayudarme, lo que me hizo pensar en que es lo que había pasado realmente y si su separación con Helga había sido una mala treta, bien, debíamos averiguarlo.
-Bien pequeño Arnold, te ayudaremos a resolver tus problemas con Helga.

ReconquistandoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora