Capítulo XIV

9.2K 522 230
                                    

No sé cuántos puros he consumido al día. Estaba hecho una mierda que ni quería mover ni un músculo. Mis ojos están clavados en el techo mirando a las musarañas buscando alguna forma de entender la vida. Aún no me he recuperado del todo desde que ___ me dijo eso. No quiere verme. Ni la he llamado ni he ido a su casa por miedo al rechazo nuevamente. Siento a Snow con su hocico intentar moverme, pero yo ni me inmutaba. Hasta hace unos sollozos como muy preocupado. Él me está entendiendo. Entiende mi dolor.

Llevo mi brazos hacia mi rostro ya no queriendo ver más aquel techo que no me ayudaba en nada. Solo dejaba que la vida me consumiera lentamente. Escucho como unos leves golpes en la ventana. Miro un poco y observo que ha comenzado a llover señal de la soledad y de la angustia de mi corazón. Ya no puedo liberar más lágrimas en mí. Me desahogué completamente aquel día. ___, aún te echo de menos. Por favor, ojalá escucharas mis súplicas y apareciese en la puerta.

Escucho como el timbre suena alertando a Snow que corretea hacia la puerta donde comienza a ladrar con fuerza. Aquel escándalo ruido no me dejaba tranquilo y para colmo el Husky agarraba con firmeza mis pantalones para que me levantase. Maldita sea. No quiero abrir la puerta a nadie. Pero él no me dejaba tranquilo es como si estuviera ansioso de que fuera a la entrada. Suspiro levemente levantándome lentamente, con mala gana. Clavo la mirada hacia la puerta y camino con lentitud.

Sostengo el pomo de la puerta con decisión para abrirla y encontrarme con una grata sorpresa. Mis ojos se agrandan al tener enfrente mía a ella. Mis súplicas fueron escuchadas. Ella plantada delante de mi casa con la respiración agitada y sus ojos tenían ese toque que me gustaba de ella. No podía articular palabra alguna, aunque pronuncié su nombre:

—___.

La observó detenidamente fijándome que sus ropas estaban mojadas a causa de la lluvia. ¡No me jodas que vino corriendo a mi casa con esta lluvia! No puede ser.

—Smoker... yo...

—¡¿Qué haces aquí?! —grito haciendo que se asustara.— ¡Entra, te estarás congelando! —No dudé en tomar sus brazos para que entrara. ¡Dios, está empapada!-—Quédate ahí, vuelvo enseguida.

La puse cerca de la chimenea mientras me dispongo a poner madera y lo enciendo con una cerilla. No quería que se resfriada por culpa de este tiempo. ¿Y por qué ha comenzando a llover? Estamos en pleno verano, supuestamente. Ya con la chimenea encendida voy hacia mi cuarto para coger unas mantas. Con eso no era suficiente para que estuviera caliente. Bajo del piso con rapidez y llego a dónde está ella. ¿Con esto será suficiente?

—Ve quitándote la ropa mientras te preparo algo caliente.

—¿Que? —Me mira con sorpresa analizando lo que dije.

—He dicho que te quites la ropa. Si sigues con ella acabarás resfriándote —pude notar un leve sonroje en sus mejillas.

La dejo a solas junto con Snow que no ha parado de saltar y mover la cola con alegría como si la hubiera echado de menos. Yo también, pequeño. ¿Que debería preparar? Empiezo a buscar por las despensas a ver qué es lo que encontraba hasta que doy con uno. Una bolsa de cacao. Tal vez podría preparar chocolate caliente, suena bien. Vale, voy sacando los utensilios necesarios para prepararlo.

De verdad, mi corazón no paraba de latir con fuerza sin poder creerme lo que estaba pasando. Ella estaba en mi casa y con un rostro que reflejaba esperanza. ¿Esperanzas de volver conmigo? Si es así, estaría sumamente feliz. Pero primero debo atenderla. No puedo permitir que se enferme a causa de este temporal. Voy controlando la temperatura de la cazuela, teniendo el mínimo cuidado de que no se quede empegostado. ¿Habrá comido en estos días? Yo espero que sí, me daría algo si me entero que no ha comida nada durante estos días.

Amar a una "gorda" (Smoker x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora