Capítulo XXI

4.6K 306 74
                                    

No he dejado de mirarme al espejo desde que me levanté. No he dormido bien. Estuve toda la noche dando vueltas en la cama pensando en la noticia que nos dio Law a Smoker y a mí. Estoy embarazada. Desde que salimos del hospital, Smoker no me dirigió la palabra en todo el camino. Eso me dio malas esperanzas de que él no quiere o no quiere hacerse responsable del pequeño. Esa mirada lo decía todo. Y yo, simplemente, no dije nada al respecto. Está claro que ya no me quiere porque me veré más gorda todavía con el bebé. Ni siquiera me ha llamado ni me ha mandado mensajes. ¿Esto quiere decir que lo nuestro se acabó?

No tengo ganas de trabajar, pero no tengo más remedio. Camino en dirección al ropero con mala gana y saco la ropa del trabajo mientras voy pensando si él aparecerá en cualquier momento. Y lo peor de todo es que me dijo que tiene a alguien acechándolo, que quiere hacerle daño. Y que sepa donde trabajo no me ayuda demasiado a estar tranquila. Doy un suspiro leve ya preparada e irme de la casa sin desayunar. No tengo apetito. Ahora lo que quiero es morirme porque ya perdí a mi amor. Él no está preparado para ser padre. Ni yo tampoco. Pero ¿qué culpa tiene la criatura? No. No la tiene. La culpa tiene sus padres que no han tenido cuidado alguno.

En el autobús, voy acariciando con ternura mi vientre. Si tengo que criarlo yo sola, lo haré, aunque me cueste la vida por ello. Vaya, se ha puesto a llover, eso es un mal presagio. Solo espero que en el día de hoy no suceda nada raro. Llego a la cafetería viendo que hay mucha gente de por medio. Entraron solo para cubrirse de la lluvia. Está lloviendo a cántaros. Que yo recuerde, el tiempo no ha anunciado ante esta calamidad. Me acerco al mostrador viendo a Carrot corretear de un lado para otro, intentando atender los clientes lo más rápido que puede. La pobre Mink siempre suele estar aquí, ya que vive cerca.

Hago mi labor de trabajar atendiendo a los nuevos clientes, tomando comandas. Pero mi cabeza está en Smoker. ¿Por qué no me llamas? Tengo un revuelvo en el corazón. Esa sensación de que no lo vas a volver más por enterarse esta noticia. Me distraje por un momento a lo que me disculpo educadamente.

—¡Oye, gorda!

Y mis oídos se agudizan al escuchar esa voz que tanto tiempo no he escuchado. Me doy la vuelta, encontrándome con cierta persona que hace tiempo no pisaba este sitio. Jewerly Bonney. ¿Qué hace aquí? Se supone que Smoker le dio un buen escarmiento para que no vuelva aquí.

—¿Puedo hablar contigo? —Eso me ha sorprendido.

—¿Necesitas algo, Jewerly?

—En primer lugar, te ves más gorda de lo inusual. —Como de costumbre, suelo agachar la cabeza, pero esta vez no lo hice. No voy a dejar que me derrumbe—. Y en segundo lugar, debo pedirte disculpas por mis insultos —chasquea la lengua molesta.

—Ya las diste en su momento —le corrijo.

—Pero no eran de verdad. Lo hice para librarme de ese estúpido —comenta la chica de cabellos rosas con una expresión tranquila—. Y enterarme de que eres su novia, bueno, no tuve más opción que venir aquí y pedirte las disculpas de verdad. No quiero tener problemas con ese perro.

Las noticias vuelan por lo que veo. Yo solo esbozó una pequeña sonrisa, al ver que Bonney tuvo el valor suficiente para plantarse aquí y decírmelo—. Tus disculpas son aceptadas.

—Y ahora... ¿me puedes ofrecer algo de comida? Tengo un frío que la pela. Está lluvia es horrible.

—No hay sitio disponible en las mesas, pero puedes sentarte en la zona de la barra.

—O en el mismo piso, me da igual donde sentarme. Lo único que me importa ahora mismo es comer. —No se corta ni un pelo. Es normal, es una chica rebelde.

Amar a una "gorda" (Smoker x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora