Cap 6 - Y se teñirá de negro la ilusión...

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[...] Kristoff [...]

"No puedo verte pero te intento encontrar trato de oírte y no puedo escuchar, vi lo que nunca pude ver, oír esas cosas que olvidé porque cuando te fuiste me enseñaste el poder de creer... "

-Las embestidas eran duras; una tras otra en un lapso pequeño, no daba descanso al cuerpo del pelirrojo. Sus roncos gemidos eran la prueba de que la estrechez de Hans le agradaba, ese interior que ahora le aprisionaba, esos jadeos que resonaban en sus oídos, esa sensación cálida y ese deseo impregnado en sus cuerpos. Todo aquello podía enloquecerlo, sin embargo algo aún le molestaba. Esa ira hacia el Príncipe de las islas del sur aún estaba allí, viviendo en una parte más oscura de lo que en su tiempo fue un noble corazón, loco y apasionado por un cuerpo, una mente y un ser que fue solo una máscara- ah~...-jadeo mientras azotaba sus caderas contra la contraria, el eco del golpeteo era lo único que se escuchaba entre los jadeos, suspiros, gemidos y quejidos tanto del pelirrojo como propios- 

[...] Hans [...]

"Y solo pensé en mi mismo porque fui egoísta, tu corazón no vi porque yo fui muy cruel, y ya no quiero recordarme todo lo que he cambiado así... no sabes que tu amor sigue hoy junto a mi..." 

Era un abrumadora sensación, algo que no sentía hace mucho tiempo, meses completos de culpabilidad parecían borrados con este encuentro, no habían hablado en absoluto, pero era obvio que tanto el uno como el otro se pensaban entre si. Eso reconfortaba al Pelirrojo que ahora estaba en la cuerda floja, cayendo poco a poco a las lagrimas de una emoción, mezclada con la culpabilidad, la alegría y el placer. 

Sus jadeos; -Hnmg, ah~ Ngg...~ -sonaban un poco más finos que los guturales gemidos del Rubio, podía escuchar todo, era un silencio en el hogar de este, pero a su vez una tormenta cargadas del calor sofocante y las olas de sonidos se esparcían por esta, inundando todo a su paso. Se aferró fuertemente a la marquesa de la cama, la cual rechinaba al compás de cada movimiento de ambos, era algo tan enfermizo como deseado. 

"Tú llenas mi mundo, es todo lo que puedo imaginar y cada lágrima es como nieve que cae al llorar. Pedir que regreses junto a mí, es lo único que quiero decir y ya no quiero esto sobrenatural que hay en mí..." 

[...] Kristoff [...] 

Quejidos comenzaban a escucharse, era notorio que se trataban de dolor, pero no pararía. Ese dolor no era nada comparado con lo que él había sentido cuando se enteró que no fue más que un peón o un juguete mientras el niño conseguía lo que sus propósitos egoístas querían. Una, dos, tres veces tuvo que Hans jadear por el dolor para que este, aún con la respiración agitada, detuviera sus caderas tras entrar y mantenerse allí, podía sentir como su miembro palpitaba hinchado, necesitaba llegar al final, y esta vez no respetaría la voluntad del pelirrojo. Ya no lo haría, esta sería la última vez en que sucumbiría a él, el último dolor que le provocaba, eso deseaba...deseaba no caer más ante su cuerpo, ante sus ojos, su mirada tan afligida, esos ojos verdes que ahora solo le provocaban una desconformidad latente. Se acomodó nuevamente sobre su espalda y comenzó con las estocadas de nuevo, una tras otra, lastimando, hiriendo, haciendo estremecer de dolor al pelirrojo que se aferraba a cualquier cosa para poder sostenerse. Eso ya no le importaba...Hans ta no le importaba- Maldito Bastardo...-susurró entre jadeos ligeros para comenzar a dar duro contra sus muslos, asotándolos con los propios, sintiendo como en cualquier momento dañaría las caderas ajenas con la fuerza de las propias, metiéndose tan adentro del otro que podría volverlo más profundo. 

"Te atreves a decir te quiero, no te atrevas a decir que fue todo un sueño. Una sola mirada te basta para matarme y enviarme al infierno..." 

[...] Hans [...] 

"¿quién abrirá la puerta hoy para ver salir el sol sin que lo apague el dolor que me dejó aquella obsesión que tu corazón con mi corazón de mis manos temblorosas arañando el colchón?..." 

¡K-Kris...Ahg~ -gimió con gran dolor mientras intentaba por cualquier movimiento sacar al otro de su interior, le estaba lastimando, podía sentir arder todas las paredes interiores de su cuerpo, por esto, se estrechó, lo que solo le causó más dolor. Sus mejillas se tornaron calientes a culpa de esas lagrimas escurridizas que emprendieron viaje en caída libre. Lo lastimaba...quizás tanto como él lo había hecho... 

"Empiezo a notar que te pierdo, empiezo ya echarte de menos, acaso te miento, no es cierto, se va apagando lo nuestro..." 

Un amor tan cálido como el hielo - Hansoff - FrozenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora