Dead Flowers

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Capítulo 2: Estático.

                                        Oh please don't ask me how I've been Don't make me play pretend                                                        Oh what's the use?


*


[10 años después.]

Las estaciones cambiaron a lo largo del tiempo, los amigos mutan, se alejan y desaparecen.

Tooru vivía en una casa bonita, de paneles de madera francesa. Una joven pareja la trataban como si fuera su verdadera hija. Urie vivía solo hacía algunos años, desde su segundo año de secundaria, para ser precisos.

Y;

—No podría importarme menos, si te mueres Urie.

Sus ojos estaban tan lejanos, tan perdidos.

Él, de pie como una estatua, estático, sin vida. Ella rió de pronto al mencionar aquello, para meter un cigarrillo entre sus labios rosados con absoluta malicia.

No podía hacer nada, solo observar. El sentimiento le golpeaba el pecho, una sensación autodestructiva se mezclaba en su sangre. Palabras y cientos de excusas querían escapar de su mente. Ella no tenía piedad alguna, al menos, no, con él.

La puerta aún estaba abierta, del departamento en el que habían pasado algunas noches juntos. Ella era su mejor amiga, su amante en muchas ocasiones, más de las que se puede contar con los dedos de las manos y de los pies, por si acaso.

Habían crecido juntos, hasta habían asistido a la misma escuela juntos. No recordaba ya a la antigua Tooru que sonreía tan cariñosamente cuando le hablaba de los hábitos que había adquirido gracias a un campamento de verano o en las tardes de otoño al degustar un latte caliente. Su aliento es de chocolate, y de nuevo, su corazón le traiciona.

A pesar del dolor, del temor. Él la amaba.

Exhaló el aire que aun contenía en sus pulmones, ella sólo se aseguró de haber hecho su trabajo a la perfección. El rostro ensombrecido de Urie Kuki no fue iluminado por los rayos agonizantes del viejo sol.

Tooru caminó lentamente, como si en verdad nada le importase. Y es que eso parecía.

— No soy nada valioso para ti.

Pronto perdió de vista su figura, un cabello jade oscurecido, una chaqueta de mezclilla y un par de piernas revestidas en cuero negro. Un cilindro pendiendo de sus dedos y en la punta un destello rojo vivo, imitaba a una estela mortal.

—Así que no vuelvas a llamarme ¿De acuerdo?

¿Qué era él? ¿Acaso era su perro faldero?

Está bien, debía de asimilar aquello. No eres nada.

El sonido ronco de la motocicleta lo sacó de su ensoñación. Ella se había ido. Se marchó y con ese perdedor de Aura Shinsanpei. Él no había hecho nada por detenerla tampoco y todo comenzaba a pesar. La culpa, la frustración.

Estúpido.

Ella se fue otra vez.

Saiko lo llama reiteradas veces, su teléfono se lo hace saber a través de su pantalla táctil. Él no responderá, está demasiado ocupado auto flagelándose con la culpa y llorando de vez en cuando.

The year of Horsey [Mutsurie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora