Pasaron tres semanas. Semanas totalmente abrumadoras ya que estuve castigada.
No soy de las personas que suelen ser invitadas a fiestas, pero esta vez sí fui invitada. Por más que insistí no me dejaron ir a ninguna.
A mí me gustan la clase de fiestas que son para divertirse (como a las que me invitaron), no para follar.
Pero hoy era el día, el peor día de todos los estudiantes ya que empezaban hoy las clases.
Visto mi uniforme, mi odioso uniforme. ¿Por qué no podía ser cómodo como los otros?
Mi uniforme consiste en una falda gris, una camisa blanca, corbata negra, blanca y gris (que casi nadie usa) , un suéter negro y zapatos negros. El uniforme de los chicos era lo mismo, excepto por el pantalón, que también es gris.
—I used to be my own protection, but not now—canto mientras me peino, haciendome una coleta, y después caigo en la cuenta que cantaba "On a Valentine's Day". Esa canción me persigue.
—Hija, ¿Estás lista?—pregunta mi padre.
—No quiero estarlo, pero sí lo estoy. Vamos, que este día se acabe cuanto antes.
Subimos al auto gris y me pongo los auriculares. Bendito sea el que inventó los Datos Moviles porque sin ellos no podría escuchar música en este momento.
Miro atenta mi historial hasta encontrar alguna canción que me guste. Hoy no voy a escuchar On a Valentine's Day, demasiado tuve de ella en las vacaciones.
Me decidí por Kick me de Sleeping with Sirens. Nunca supe de qué trata la canción, pero la cuestión es que me gusta. Cuando lo leo, sigo sin entender la letra, pero no me importa, es obvio que no habla de amor y eso es lo que importa.
—Kick, kick, kick me when I'm down...—canto, o mejor dicho "aullo" ya que canto muy mal, pero es inevitable.
—¿Qué escuchas, hija?
—Canciones que nunca aprobarán.
—No es que no la aprobemos, es que no nos gusta y deberías respertarlo.
—¡¿RESPETARLO?!—estallo—. LO ESTOY HACIENDO EN ESTE MOMENTO. Tú vives con escuchando Jazz por la computadora, mamá con la música romántica y por suerte, Jules no tiene gustos definidos, pero el día que los tenga deberán aceptarlos. Yo los respeto más de lo que creen porque escucho mi música con auriculares por que sé que no les gusta.
—Es una falta de respeto que te esté hablando y ni siquiera me escuches por tu música—dice a su defensa.
—¿Sabes qué? No me importa, si tu no ves mi esfuerzo y respeto hacia ti es tu problema, no el mío.
Suspira, rendido.
—Hija, no irás con esa cara a la escuela, así que más te vale cambiarla.
—No puedo cambiar de cara al igual que de gustos, mejor consiganse otra hija.
—Eres imposible, Amy.
Perfecto. Lo dejé sin palabras, punto para Amy.
Qué suerte que mi hermano va a la escuela turno tarde, él no soportaría las discusiones matutinas sin gritar un "Basta", "callense", "dejen de odiarse","paren de una vez" como lo dice siempre. Creo que él es un mediador en la familia, y es mejor para todos. No entiendo cómo tiene más autoridad que yo.
Llegamos a la escuela y bajo con cara de pocos amigos. Es la única cara que puedo tener después de una discusión familiar.
La entrada está desierta debido a que todos entraron. Aquí es así, siete y punto abren las puertas y tú entras en busca de tu salón. Y si eres de arriba, debes odiar a los que te designaron esa aula porque los minutos que tardas bajando las escaleras son minutos que pierdes del recreo.
Camino a paso acelerado, pues no me gustan que me vean sola, después se convierte en una reputación, y una muy mala.
—Amy. Hola, al fin te veo después de todo este tiempo—dice alguien que creo que es Hannah.
Volteo y me encuentro a la rubia sonriéndome, no sé cómo hace para aparentar felicidad siempre.
—Estuve castigada por irme sin avisar—digo cabizbaja.
—Oh, entiendo. Me pasó lo mismo. Odio que mis padres tengan redes sociales, de allí se enteraron que me fui a una fiesta sin su permiso, por lo tanto ambos quedamos castigados.
—A mí me faltan dos semanas más para completar mi castigo, así que espero que no me inviten a ninguna parte.
—Diles que es para un "Trabajo Práctico" y funcionará—me guiña un ojo. Anhelo cada vez que alguien lo hace porque nunca pude hacerlo.
Me despido de ella y camino a mi salón, harta de esta rutina.
Pero había algo que me había olvidado, que ni siquiera se me cruzó por la cabeza, hasta ahora.
Andrew sí tiene mi misma edad, lo sé. Pero olvidé que podía estar en mi curso.
Hasta ahora; para comprobarlo tenía que verlo con mis propios ojos.
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En un día de San Valentín.
Teen FictionSinopsis. El día de San Valentín. Deprimente, cursi o hermoso, depende de qué manera lo veas o cuál sea tu estado. Amy, una chica “normal” de dieciséis años de edad, no es tan normal, ya que no le gusta ningún chico, los demás no la podrían definir...