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Abrió los ojos tomando una gran bocanada de aire, su respiración se agito empezando a toser como si la estuvieran ahorcando, llevó sus manos a su cuello queriendo detener a su atacante, comprobó que no era otra cosa más que producto de su imaginación y estaba probablemente sola. Se obligó a calmarse mirando a su alrededor, todo estaba oscuro y unas altas paredes se alzaban a su alrededor, sus alarmas se dispararon al escuchar un ruido metálico tan conocido. Se levanto viendo el estado tan deplorable en el que se encontraba, ahogó un quejido llevándose una mano a la cadera donde la sangre brotaba a montón demostrando ser una herida reciente.

Un fuerte golpe se escuchó al final del recorrido y al voltear vio a un puñado de Penitentes ir en su dirección. Irene sabía que no podía contra todos ellos y la opción más viable era huir en dirección contraria, pero su escape quedó arruinado cuando el laberinto empezó a cambiar de forma, asustada de ser acorralada miro a sus espaldas donde el muro se movía de tal manera que la dejaría entre la piedra y los Penitentes, confiando en su velocidad y el estado de sus piernas empezó a correr en esa dirección lo más rápido que pudo antes que el muro la aplastara o las cosas detrás de ella la atraparan, cualquiera de las dos no era bonita.

Los sentía tan cerca pero en ningún momento volteo para co-roborar ese hecho hasta que llegó al final del pasillo dejando atrás a los Penitentes. De nada sirvió el esfuerzo, doblando en la esquina estaban otros 2 Penitentes, estaban quietos como si no tuvieran ya más energía para seguir funcionando, entre cerro los ojos reteniendo el aliento temiendo que con solo escucharla volvieran a la vida. A su izquierda apareció una bestia más despertando a los otros dos.

– Oh vamos, denme un respiró

Corrió recto sin detenerse, sintiendo sus extremidades adoloridas, pidiendo un descanso, al contrario de su mente la cual se mantenía más despierta que nunca, pensando rápidamente una solución, una ruta, no podía detenerse a pensar cual sería su siguiente movimiento, ahora más que nunca comprendía lo difícil que era la tarea de ser corredor, por esto era que Newt y los demás se negaban.

Sabía que de nada servia seguir corriendo, buscó un escondite entre las lianas, jaló una para ver si estaba resistente y al darle un pequeño estirón se desprendió, se espanto y agarrando dos con ambas manos sintiendo el tiempo venirse encima y al ver que resistían empezó a escalar, llevaba 6 metros de altura cuando los penitentes se asomaron buscando a su objetivo, alarmada se pegó lo más que pudo al muro camuflajeandose entre las lianas, la fuerza en sus manos se perdía cada segundo que pasaba y como si fuera a propósito los Penitentes andaban lento. Estaba agotada y en parte por la perdida de sangre se sentía débil, quería rendirse pero no podía morir de esa manera, volvería al Área con Newt y le diría que de ser por ella nunca traicionaría su confianza, que la forzaron a entrar al laberinto, podía jurar que en esos momentos Newt estaría culpándose, odiando-la a ella y la vida en el área. Ambos se tenían tanta confianza, se conocían tan bien. Sus pensamientos se esfumaron al escuchar un golpe provenir del suelo, solo había un Penitente el cual iba hacia ella, maldijo en voz alta al no tener con que defenderse, pareciera disparatado pero lo que pensó era arriesgado. Suspiro mentalizándose y soltándose dejándose caer en dirección al penitente, cayó en su espalda, la bestia se movió con brusquedad buscando quitársela de encima, sacó su aguja dispuesto a pincharla, Irene bajó de su espalda cayendo al suelo dejando que el Penitente se pinchara a si mismo.

– Odio estás cosas –declaro retomando su carrera

Esa noche Mich obligó a Gally a llevarla con Sartén para ayudarle en la cocina, diciendo que se sentía muy inútil en su condición actual. En un principio el alto se negó mirando por la ventana para no caer ante la fingida expresión de tristeza asemejándose a un cachorro abandonado pero no opuso mucha resistencia, la llevó en la espalda hasta dejarla sentada en algún banco, el moreno inmediatamente la abrazo muy feliz de verla de nuevo.

El Secreto Del Área [Newt, Gally] En EdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora