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Capítulo intermedio

Los rayos del sol se empezaban a asomar por las rendijas de la persiana de la habitación de Tsukino, la luz fue cubriendo lentamente su rostro, ocasionando que despertara.

—Mmm...— se quejó, se cubrió la cabeza con la sábana que arropaba su cuerpo.

Trató de volverse a dormir, pero no pudo, frustrada, se levantó y se cambió la pijama por una camiseta algo grande y unos shorts, luego, se dirigió al baño para hacer sus necesidades y terminar de arreglarse.

Unos minutos después, bajó al área común, imaginando que no habría nadie, pues eran las 7:32 de la mañana, supuso que como era fin de semana todos sus amigos se encontrarían aún dormidos.

Pero tuvo la agradable sorpresa de encontrarse con su chico de cabello rubio ceniza.

El explosivo se encontraba aparentemente recién levantado, igual que la oji_____, por lo que estaba estirándose, los rayos de sol que traspasaban los ventanales se depositaban sobre el trabajado cuerpo del ojicarmín, brindándole una MUY agradable vista para la joven de cabellos _____.

—H-hola, Bakugou...— saludó algo tímida.

¡Quiero una explicación del por qué acabo de tener pensamientos impuros!. Pensó nerviosa.

El nombrado la miró y chasqueó la lengua —Pensé que te encontrabas dormida, como el resto de los demás— habló, su voz se encontraba aún más ronca de lo normal, debido a que acababa de despertarse.

—Je, Buenos días para ti también— contestó con una ladeada sonrisa, caminó por su lado y abrió el refrigerador.

—Tsk— desvió la mirada.

—También estoy algo extrañada...— sacó el cartón de leche y lo colocó sobre el mesón —Normalmente me despierto más tarde, y más si es fin de semana— agarró un tazón y echó cereal en este, luego sirvió la leche.

—Me hubiera interesado si te hubiera preguntado— comentó, imitando las acciones de la más baja.

—Tan amable como siempre— mencionó con una sonrisa antes de llevarse una cucharada de cereal a la boca —Aún ají teh cuegto poque quiegoh—.

—Habla bien estu-– se interrumpió a si mismo, recordando que tenía que evitar insultarla.

Sigo sin entender por qué hago esto... Gruñó en su mente.

—¿Ibas a decir estúpida?— preguntó, el rubio la miró temiendo que se hubiera molestado, pero manteniendo su típica expresión —No entiendo por qué tratas de no insultarme, pero es muy lindo de tu parte, gracias...supongo— le regaló una cálida sonrisa.

—Lo hago porque quiero, no porque tu lo quisieras— se excusó.

La contraria rió —No dije nada, sólo te agradecí—.

Ambos continuaron su desayuno en silencio, al terminar de comer, lavaron lo que habían ensuciado.

—Oe— le llamó su amiga.

𝒕𝒖, 𝒚𝒐, ¿𝒆𝒔 𝒑𝒐𝒔𝒊𝒃𝒍𝒆? || 𝙠𝙖𝙩𝙨𝙪𝙠𝙞 𝙗𝙖𝙠𝙪𝙜𝙤𝙪 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora