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Capítulo intermedio

—Oigan, no creo que esto sea una buena idea...

Cinco jóvenes se encontraban despiertos a altas horas de la noche, planeando una "broma". Ya que más bien estaban firmando su sentencia de muerte.

—Eso lo dices porque Bakugou es tu novio, pero si no lo fuera estarías ayudándonos— el eléctrico recibió un golpe en su hombro —¡Auch!, ¿Qué?, digo la verdad.

La peli______ se encogió de hombros. Bufó y se cruzó de brazos, observando cómo terminaban el mecanismo en la puerta de su pareja.

—Yo no voy a ser parte de esto— recibió una mirada desaprobatoria de la pelirosa —Y me sorprende que incluso tu estés comprometido en esto, Kiri— el nombrado rió.

—Me tenté, aparte es una broma inofensiva— el pelinegro asintió.

—Vamos ______-chan, estoy seguro de que lo disfrutarás— sonrió, la chica se quedó pensando.

Esto es el final, descansen en paz chicos. Esbozó una minúscula sonrisa.

—Lo siento, pero no, yo no tengo cinco años, tengo dieciséis, y ustedes igual, pero parecen unos inmaduros— les sacó la lengua, en un acto de inmadurez.

—Te acabas de contradecir.

—Cállate Sero.

Los cuatro rieron, no le prestaron atención a su amiga y siguieron planeando la broma. Ésta se cansó y se fue en rumbo a su habitación, tenía algo planeado.

[・゚゚・★・゚゚・]

Al cerrar la puerta tras entrar, fue a su armario y tomó una chaqueta de su interior, hacía un poco de frío. Se dirigió a la puerta que daba a su balcón y la abrió, una de esas frías ventiscas de la noche inundó la habitación, le dio un pequeño escalofrío, pero no le importó y salió, corrió la puerta nuevamente, quedando ella en el balcón, apoyó sus antebrazos en el barandal y miró el área verde que rodaba a las residencias.

Luego de que transcurrieran unos minutos, se preparó y se montó en el barandal, se apoyó en la pared para mantener el equilibrio. Estaba consciente de que era peligroso, pero valía la pena, tal vez el sueño nublaba un poco su juicio. Maniobrando y como pudo, escaló y llegó el balcón de arriba.

Agradezco que la habitación de Katsu esté arriba de la mía. Sonrió y terminó de acomodarse en el balcón, no era la primera vez que lo hacía, era la segunda, ya que la primera vez el chico no estaba en su habitación.

—Las pasantías sirvieron de algo— cerró sus párpados e hizo una pose victoriosa. Estando orgullosa de su estado físico.

Abrió sigilosamente la puerta y entró sin esperar más. Tapó su boca reteniendo ligeras risas, al verlo dormir tan desaliñadamente.

Se le acercó y se acostó a su lado, con cuidado se le fue pegando. Se volteó y quedó cara a cara con el ceniza, sintiendo su detenida y calmada respiración. Fue acercando su mano lentamente, en dirección a su cabello, se sorprendió al aplastar las hebras rubias del joven, como si fuera un algodón de azúcar.

𝒕𝒖, 𝒚𝒐, ¿𝒆𝒔 𝒑𝒐𝒔𝒊𝒃𝒍𝒆? || 𝙠𝙖𝙩𝙨𝙪𝙠𝙞 𝙗𝙖𝙠𝙪𝙜𝙤𝙪 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora