09- Hermano

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NOAH

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NOAH

Me froto los ojos antes de poner el auto en marcha, acabo de dejar a mis hermanos en el colegio y estamos solos otra vez. Estoy cansado, anoche me quedé hasta muy tarde despierto terminando en papel el diseño que voy a hacerle en la pared.

La veo de reojo y su vista está fija en la ventanilla, quiero hablar, pero no sé qué decir.

—Emma, yo...

—No quiero tus disculpas Noah, me valen mierda —me interrumpe sin mirarme.

—No seas tan mala conmigo, estaba celoso, actué por impulso, no volverá a pasar.

Se ríe con ironía, era completamente obvio que lo poco que habíamos avanzado volviera a cero con mi estupidez.

—¿Y qué si quiero tener sexo con tu hermano? Tú y yo no somos nada.

Suelto un suspiro para mantenerme en calma, ella lo está haciendo a propósito, está molesta conmigo, quiere hacerme daño porque yo la dañé primero.

—No me hagas esto, nos conocemos bien, no hace falta.

Se voltea a mirarme con toda la arrogancia en sus ojos.

—Te equivocas, Noah, tú y yo ya no nos conocemos, el Noah que yo recordaba jamás me diría algo como eso.

—Lo siento. ¿Qué tengo que hacer para que me perdones?

Clava sus ojos en los míos y me da esa sonrisita que tan bien conozco, esa que significa que está lista para destilar veneno.

—Volver a nacer.

Dios, qué dura es cuando está molesta, casi lo olvido. No es que yo no me lo merezca, pero ojalá me la pusiera más fácil.

Me encojo de hombros mostrando mi fingida indiferencia.

—Yo sé que él no te gusta de todas formas.

Su gesto se torna soberbio, mi arrogancia no funciona con ella.

—Eso crees tú, pero ¿Has visto sus ojos? Son los ojos más verdes que he visto en mi vida, y ni hablar de su... —Se frena antes de decirlo y arruga la nariz—. No, tal vez no corresponda que hable de eso contigo, él es tu hermanito después de todo.

Mierda, ella sabe cómo molestarme. Lo peor es que me está haciendo dudar sobre si lo dice en serio o solo por hacerme sentir mal.

Asiento con resignación mientras estaciono mi coche en la puerta de su colegio.

—De acuerdo, lo entiendo, me merezco tus malos tratos y tus provocaciones, pero estoy seguro de que al lado de lo que sientes por mí, lo de Matteo es un chiste.

¿De dónde salió toda esa seguridad? No lo sé, pero me agrada.

Emma muerde su labio inferior y respira entrecortado.

Tontas promesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora