24- Amor

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EMMA

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EMMA

Salimos de mi ducha hace unos momentos, acabo de vestirme y él hace lo mismo justo ahora mientras me observa acomodar mi ropa interior con un gesto adolorido.

—¿Te hice daño? Lo siento, yo... —se preocupa, pero lo interrumpo con una sonrisa.

—Ni se te ocurra disculparte, estuve un tiempito inactiva, es sólo eso.

Él me da una sonrisa cómplice en respuesta, y mi corazón se siente blandito.

Qué sentimiento tan asqueroso el que me tiene sonriendo como idiota, se siente como una mezcla de debilidad y vulnerabilidad que por algún estúpido motivo te hace sentir muy feliz.

Sí, al parecer caí después de todo...

—Si necesitas que sea más tierno o más cuidadoso solo necesitas pedirlo —dice muy tiernamente, logrando que suelte una carcajada.

—No necesito nada de eso, eres increíble.

La realidad es que soy pequeña en comparación a él, y ahora me duelen algunos sitios de mi cuerpo, como las caderas que sujetó con tanta fuerza o mi amiga de allí abajo que nunca en la vida se sintió tan bien atendida. Pero no se lo diré, luego piensa que me hace daño y en realidad son todos dolores absolutamente placenteros y quiero tenerlo en mi cama por el resto de mi vida.

—Hablemos sobre Matteo —digo después de un momento.

—¿Justo ahora? —protesta, desganado por mi empeño en romper el momento.

—Sí, me siento culpable de que ustedes hayan peleado. Tienes que volver a hablarle —pido mientras lo observo ponerse su camiseta.

—No lo haré —responde sin dudar.

—¿Por qué? A mí sí me hablas.

Parece una mala estrategia, pero después de todo es la verdad, no es justo que se moleste solo con uno cuando los dos tuvimos la culpa. Sin embargo, él me sonríe con dulzura como si fuera yo la que no comprende nada.

—Tú le dijiste que no, además de que no fuiste quién generó la situación y ni siquiera eras mi novia para deberme algún tipo de fidelidad —expone, y tiene razón, pero de todas formas insisto.

—Es pequeño, es inmaduro, no midió las consecuencias.

—¿Es pequeño? Por favor Emma, solo le llevas seis meses.

—Él estaba triste, algo le estaba pasando. Si tan solo lo escucharas...

Me siento frente al espejo para desenredar mi cabello, él parece fastidiado por tener que hablar de esto, pero de todos modos se esfuerza por explicarme su punto mientras se pone las zapatillas.

—Primero insistió en darte ese beso, no debí acceder, pero una vez que lo hice él no debió besarte de verdad, era una actuación —comienza a enumerar, y sé que como sea Matteo quedará en más desventaja que antes—. Segundo, escuché toda su conversación porque las cámaras tienen audio, te dio todo ese discurso sobre la moral y tú de todas formas no querías hacerlo. Entonces te dijo que yo tenía sexo con Eva cuando sabía perfectamente que eso era una mentira, intentó manipularte y por un momento lo logró. Si hubieras accedido él lo hubiese hecho, aun sabiendo que estoy completamente enamorado de ti. Y por último ¿De dónde piensas que Katia obtuvo ese video?

Tontas promesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora