Mila mira distraídamente a través de la ventana. Sabe que es cuestión de minutos para que su vecino con cuerpo de Adonis pase frente a su casa luego de retornar de su rutina de ejercicio.
Lleva tanto tiempo observándolo que ha trazado un horario con sus horas de salida y llegada, conoce absolutamente toda su rutina y hábitos. Sabe, por ejemplo, que él sale muy temprano de casa cada mañana a correr por una hora.
Los primeros días intentó cruzarse con él por casualidad con la intención de simular tener algo en común e incluso lograr que él la invitara a formar parte de su rutina de ejercicio, pero a los dos días lo descartó; por más que quiso no logró seguirle el paso. Y es que Mila se considera una de las personas más perezosas que pueda existir en el mundo y agradece infinitamente a su organismo poder comer lo que le plazca y no engordar fácilmente. Por eso descartó la idea, pero desde entonces se levanta religiosamente cada día a las 6 de la mañana para observarlo pasar con su sexy atuendo deportivo que realza su masculinidad de macho alfa.
Mila cree que ese pedazo de kazajo fue bendecido y esculpido por todos los dioses porque, obviamente, no cualquiera se carga ese monumento de cuerpo que se resalta con la camiseta pegada a su marcado torso por el sudor, o esos increíbles pantalones cortos que marcan la curva de su firme trasero. Y ni mencionar su cara; a pesar de siempre mantener la misma expresión estoica es realmente sexy ver su rostro perlado por el esfuerzo físico y escuchar sus leves jadeos que mandan a su imaginación a volar.
Mientras espera que pase una hora, Mila pierde más de la mitad de ese tiempo en sucias fantasías con su sexy vecino y unos cuantos minutos más en repasar que hará el resto del día pero al llegar el momento vuelve asomarse a la ventana. Mila jamás perdería la oportunidad de echar un pequeñín vistazo.
-Uffffff, es tan sexy que realmente me calienta más que el sol de verano- murmura mientras se abanica con una revista que se encuentra sobre un pequeño mueble.
Justo en ese momento Otabek se está quitando la camiseta, mostrando sus perfectos pectorales bañados en sudor. La forma en que lo hace es tan lenta que es imposible no perderse en esa perfecta imagen.
-¡Mierda! Casi me ve- dice Mila mientras se agacha y se esconde rápidamente.
Aunque obviamente no logra cumplir su cometido, Otabek sabe muy bien que su pelirroja vecina lo ha estado observando desde temprano a través de la ventana, por eso fue que optó por darle ese pequeño espectáculo.
Sin dejar que el nerviosismo por ser descubierta la ataque, Mila considera que ya es el momento de empezar a actuar y hacer algo para obtener la completa atención de Otabek.
Así que, en la posición en la que se encuentra, gatea hasta el mueble en busca de su celular. Al encontrarlo, se sienta en el piso, junto al mueble, y desbloquea rápidamente la pantalla abriendo el grupo de WhatsApp que tiene con sus dos mejores amigos.
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Call me maybe
Hayran Kurgu¿Alguna vez han tenido un crush con su vecino? ¿Han hecho de todo para captar un poquito de su atención? Mila Babicheva ha empezado a considerar ir más allá de su propio límite con tal de atraer una simple mirada de su guapísimo vecino Otabek Alti...