Capitulo 1

195 19 5
                                    

A kilometros del país más importante del planeta Jakly, se encuentra una Isla en medio de los mares abiertos, aquella Isla cuenta, con una gran variedad de vegetación, de animales y plantas, su ecosistema es único, tiene desde las playas más asombrosas hasta las praderas más extensas.

En aquella Isla habita una pequeña población de indígenas (así los hicieron llamar los hombres palidos, del país más importante).

La Isla aparenta ser pequeña, pero en realidad es una isla sin fin, o al menos eso decían los ancestros de los indígenas.

Actualmente la pequeña población, es controlada por un líder al que le hacen llamar "Máximo". La generación del líder sería la cuarta generación después que sus ancestros.

El pueblo de Máximo, estaba conformado de personas solidarias y trabajadoras, siempre han tenido el mismo modelo a seguir y rol desde sus antepasados. La igualdad de género se toma casi por igual, lo único a lo que se le pudiera nombrar machista, es que a las mujeres no se les ve bien y no se les permite el aprender a usar un arma.

Los habitantes del pueblo de Máximo, viven en casas de madera con mantas y cortinas, algunas sí están construidas con paredes de piedra o lodo. A la área habitacional le hacen llamar "campamento".

Seis años después de tomar el mando, Máximo a la edad de 24 años, se casó con una de las mujeres más bellas del pueblo. La joven tenía aproximadamente 20 años, su cabello era largo y risado, con un color castaño, sus ojos eran tiernos como la miel, su nombre era Myxie.
Ambos se querían y afirmaban tener un fuerte correspondido amor.

Un año después, los líderes tuvieron una hermosa hija a la que le hicieron llamar Frehya.

Frehya creció bajo la protección de su padre, pues él temía que le pasará algo a su amada hija primogénita. Sin embargo Myxie, la madre de Frehya trataba de hacerle ver a su amado que no debía sobreprotegerla demasiado, que tenía que dejarla crecer. Pero él nunca comprendió.

Frehya aún era una niña y ya andaba entre los jardínes y sembradios tratando de ayudar a quitar hojas secas y de regar las plantas. Todos querían a la pequeña Frehya.

Un día Frehya estaba sentada sobre una roca viendo el atardecer desde la plazoleta del campamento, entonces pasó por su cabeza el querer ver de más cerca ese bello atardecer, para ello tenía que ir hacía el sur. No dudó en levantarse y caminar en esa dirección.
Mientras caminaba sigilosamente para no llamar la atención de los guardias, se topó con un pequeño pajarito que volaba entre los arboles.

El pajarito silbaba una serie de armonía, parecía que él estaba hablando con Frehya.

—¡Sh!—Susurro Frehya viendo al pajarito—.

El pajarito dejó de silbar y se acercó a su pequeña nariz. Frehya extendió sus manos y el pajarito se paró sobre ellas, Frehya sonrío y siguió caminando con mucho cuidado.

Ya le faltaba poco, muy poco para llegar al lugar perfecto. El pajarito se emocionó y salió volando muy rápido dejando atrás a Frehya.

—¡Ey! ¡Espera amiguito! —Corre detrás de él, sin fijarse en el camino—.

Pero algo la detiene por completo. Sus ojos quedaron perplejos de brillo, al ver la gran maravilla que había descubierto, era la primera vez que veía ese enorme pasto azul que se veía muy largo.

—¡¡¡Wow!!! ¿Ese pasto azul será infinito?—El pajarito se pone sobre su hombro—.

Frehya contemplaba el bello atardecer, sentía como su cabello rizo se movía por el aire tibio que daba la bahía. Cerró sus ojos y respiraba muy a fondo con una plena paz, fue cuando escuchó algo que la hizo abrir los ojos de golpe.

Corazón AventureroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora