Capítulo 9

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Frehya entró a la carpa y de inmediato vio a sus padres, que le estaban esperando en los tronos.


—¡Wow Frehya, ahora no tardaste tanto en llegar!—Le dijo su madre—.


—Frehya suelta una risita—. Sí aquí estoy ¿Para qué me hablaban?


—Verás hija, tu madre y yo estuvimos hablando y pensamos de que ya debes de tener tus propias responsabilidades.


—Pero aún estoy muy pequeña para hacer algunas cosas...—Juega con sus dedos—.


—Lo sabemos hija, pero será bueno que a partir de ahora seas consiente de lo que harás en un futuro y como sabemos que no ibas a memorizar cada una de ellas, te las escribimos todas en este papiro reciclado. —Le dan la hoja—.


—¿Es mucho?—Pone cara de sufrimiento, mientras toma el papiro—.


—Depende de... con que ojos lo veas, no puede ser mucho pero puede tardar.


—¿Eh? ¿Con qué ojos? ¿Apoco se cambian? —Toca sus parpados—.


—Ay no puede ser...—Máximo se toca la frente—.


—Myxie se ríe un poco—. No mi niña, es un decir.


—Ah, me da flojera leerlo ahora...


—Lo leerás cuando sea el momento hijita ahora puedes irte. —Termina su madre—.

Frehya sale de la carpa.


—¿Cómo se te ocurre decirle eso Máximo?—Se ríe—.


—Supuse que ya lo entendería...


—Pues creo que no, jajajaja.

Los días y las semanas pasaban y Frehya seguía yendo algunos días a ver los entrenamientos de los aprendices, no iba diario porque también iba a remar por el río más cercano del campamento, todos los lugares a los que iba, siempre habían guardias que la observaban y cuidaban de ella.





Un día Frehya caminaba entre las carpas, le gustaba ver lo que cada familia acostumbraba hacer. Entonces un rostro conocido aparece frente a ella, era aquella mujer que le había pedido ayuda y la mujer a la que, su madre le había dado la medicina. Sin dudar, Frehya se acercó muy contenta con la mujer para saludarla.


—¡¡¡Hola!!!—Le dijo muy sonriente—.


—¡¡Hola Princesa!! ¿Qué la trae por aquí?—La mira con una gran sonrisa—.


—Ah pues solo estaba caminando por aquí ¿Y tu hija?—Pregunto la voz aguda—.


—¡Muy bien, ya ha sanado! Ven a conocerla. —Le lleva a su carpa—.

Las dos entraron a la carpa en espera de la niña.

Corazón AventureroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora