Christopher...
Ese "Te amo" que a lo lejos me dijo fue lo que necesitaba para no rendirme, mi cuerpo estaba amarrado a una especie de plancha de cirugía, la luz que estaba colgado encima de mi me dejaba ciego cuando intentaba mirar a mi alrededor, no sabia cuanto tiempo llevaba aquí, la sangre que salia de mi nariz ya estaba seca y las pulsaciones que sentía en mi torso eran dolorosas, el solo respirar me lastimaba.
- Hola Dieguito.- dijo Maite.- ¿Como esta mi amor?
-Maite...- gemí de dolor.
-¡Roberta!.- grito.- Yo soy Roberta.- dijo acercándose a mi, su cabeza la cubría con una maraña de cabellos rojos.- Soy tu Roberta amor.
-Tu nunca podrás ser mi Roberta.- un golpe en el estomago con un metal me dio quitándome el aire; sentí como empezaba a escupir sangre.
- Cuando vas a entender que yo soy tu Roberta.- solo escuchaba sus pasos a mi alrededor.- No me gusta castigarte.- dijo tocándome el rostro, las nauseas llegaban a mi con solo su toque.- Hasta que aprendas que yo soy Roberta nos iremos de aquí para ser felices.
No sabia que hacer, no sabia cuanto tiempo llevaba ahí, no sabia si mis hijos estaban bien. Después de salir de la casa de Dulce llegamos al predio rodeado de bosques donde se encontraba, habíamos logrado atravesar gran camino sin contratiempos. Pero cuando nos acercamos ella se encontraba sentada con mis dos hijos a su lado, cuando quise acercarme varios tipos encapuchados me atacaron, intente defenderme pero eran mas contra yo solo. La policía nunca llego, nada mas alcanzaba a escuchar las sirenas.
Ella continuaba diciéndome que ella era Mi pelirroja, pero no. Ella nunca sería el amor de mi vida. Sentía que me desmallaba por momentos, que todo me dolía. Pero sentí como una de las correas de mi brazo se iban soltando y supe que era mi momento. En ese momento sentí que nadie estaba ahí y aproveche para liberarme el otro brazo. Necesitaba ser cuidadoso.
Un estruendo se escucho afuera y vi como la luz que me segaba se apagaba, así mi vista poco a poco se comenzó a adaptar y me di cuenta que nadie estaba en ese cuarto. Desamarre rápidamente los lazos de mis piernas, cuando por fin estuve libre, escuche unos pasos regresar a donde estaba, así que me volví a tirar como si estuviera desmayado. Una mano tocó mi rostro.
– Mi amor.— dijo la voz que tanto ocupaba escuchar y abrí los ojos, le sonreí y el amor de mi vida me devolvió la sonrisa llena de lágrimas. Me pude poner de pie y la abrace con las fuerzas que aun tenia.
— ¡Que haces aquí!.— grito Maite y ambos volteamos a donde ella estaba, yo puse atrás a Dulce, pero ella me tomo la mano.— ¡Diego ven para acá!
—No soy Diego, le dije.— su actitud de loca me estaba colmando la paciencia.
—¡Que vengas!.— gritaba, vi como atrás de ella la policía comenzaba a entrar sin que ella lo percatara.
— Maite, acabemos con todo esto.— suplico Dulce de manera pacifica.— No ganas nada haciendo mas daño.
— ¡Tu callate! por tu culpa Diego ya no me quiere.— fue cuando vi que saco un arma detrás de ella.— Tu, siempre malditamente tu. Te odio Dulce con todo mi ser, te odio.
Todo paso muy rápido, se escucharon dos detonaciones, vi como su cuerpo caía, rápidamente la policía corrió hacia Maite y las esposaron, llevándosela con ellas en una camilla. Voltee a ver a mi amor, ella solo me sonrió y le regrese la sonrisa sabiendo que todo había acabado, cuando sentí algo caliente en mis pies. La mire ella cerraba los ojos y se desplomo en mis brazos. Yo la sostenía mientras las lagrimas salían sin desearlo de mis ojos, cuando vi la herida en el costado de su cadera.
— Te amo.— dijo antes de que su cuerpo se hiciera peso muerto. Los médicos comenzaron a entrar mientras me la quitaban de mis brazos.
Caí llorando como nunca, el amor de mi vida se iba.

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REALIDAD
KurzgeschichtenVondy. ¿Qué es mejor "La casualidad", " El destino" o "La realidad"?... ¿Cual es la que interviene en tu futuro?... Han pasado mas de 10 años desde que se dijeron "Adiós" por ultima vez sin saber que ese adiós lo único que hacia era separar dos alma...