19

274 31 4
                                    

-Sabes cuanto te necesitaba para que estuvieras conmigo en el parto.- le dije llorando.- Te necesitaba, pero cuando esas pequeñas cositas lloraron mi vida se lleno de luz.

Lo voltee a ver y el me miraba sin poderlo creer, sus ojos estaban desorbitados y sus boca se abría pero se volvía a cerrar intentando hablar pero las palabras no le salían.

No lo vi acercarse a mi, solo sentí sus labios sobre los mios devorándose con pasión, su lengua exploraba mi interior y yo solamente lloraba, tanto tiempo había soñado con esto y él estaba aquí, cuando se separo de mi su frente tocaba la mía y sus ojos igual que los mios me miraban con luz, con alegría del alama.

-Son mis hijos.- dijo en susurro sobre mi rostro, mas que una pregunta una afirmación.- Lo siento tanto Dulce.

-Igual yo.

- Quiero que me dejes estar en sus vidas, quiero que sepan que yo soy su papá.- dijo con orgullo.

-Pero dame tiempo.- pedí.

-El que quieras, pero no me alejes.

Le conté que les había dicho a los gemelos que su papá estaba en México y que el sabía de su existencia pero que por trabajo no podíamos vivir juntos, ellos cada cumpleaños recibían un regalo y una carta. Le conté que sabia que su papá se llamaba Alexander, no Christopher y el lo entendió. Habíamos hablado de los pequeños pero nunca de nosotros hasta que rompió ese silencio.

-Te quiero.- dijo y yo no sabía que contestar.- Siempre te he querido, pero lo de Maite me confundió. Mi obligación como hombre era responderle y pensé que con el tiempo iba a poder amarla.

-No quiero que me lo cuentes.- dije segura eso no me interesaba.- Necesitamos sanar las heridas Christopher y para mi mis hijos son lo mas importante.- dije segura.- Si ellos no te aceptan yo no podre dar ningún paso contigo.- el me dedico una dulce sonrisa.

-Lo entiendo, pero se que me querrán.- peso su semblante cambio.- Necesito contarte todo.- su rostro fue seriedad.- Maite no es lo que piensas.- eso no me lo podía creer, dulce siempre fue la tranquila del grupo.- Cuando Valentin la rechazo ella necesitaba a alguien que la sostuviera.- Valentin era un chico de producción que nunca le hizo caso, cuando Christian dijo acerca de que era homosexual y tenía paraje nadie sospecho que era Valentin, eso a Maite le callo como balde de agua fría.- Yo le ofrecí mi amistad y seguí dándome consejos, nos hicimos cercanos pero ella confundió las cosas, recuerdas el día del viaje que llegue tarde. Fue por su culpa le dije que iba a ir contigo y se volvió loca diciendo que ello solamente la estaba usando.- eso no me lo podía creer.- Maite me dijo que yo la usaba, pero te juró que nunca hubo algo mas entre los dos yo le dije que lo sentía y esa no era mi intención. Me encerró en su casa, dijo que necesitaba pensar, pero nunca pensé que me dejaría encerrado cuando pude bajar por la ventana del balcón era muy tarde y fui a arreglar la maleta.- Maite vivía en una torre de departamentos.- Yo pensé que lo había entendido y pues fui por ti, conoces lo demás pero no todo. Un día pensé que tu habías entrado al despacho, estaba muy borracho y paso lo que...

-Lo vi Christopher. - su rostro se tiño de un tenue rojo.- Entonces era Maite.

- Así es. Pensé que eras tu, yo ya estaba mas dormido que despierto y cuando me desperté ella estaba ahí me dijo lo que había pasado, ese mismos día en la madrugada la lleve a la central y se fue.- se paso la mano por el cabello.- Cuando regrese me dijo que estaba embarazada y me dijo que no iba a ver a mi hijo si no me casaba con ella.

-Lo de la reunión...

-Fue una farsa, dijo lo de la relación para que no se vira que el embarazo fue un error. Amo a Alexander aunque no sea mi hijo, ese niño fue mi salvación cuando te fuiste, después de que nació descubrí que ella estaba embaraza desde antes porque fue sietemesino y eso no me concordaba, ella no me suizo decir quien era el padre, pero para mi Alexander era mi hijo. Ella no le quiso dar pecho y lo dejaba llorando por horas, yo me encargaba de la inmobiliaria de mi papá y a veces llegar y encontrar así a Alex me mataba. Hasta que un día me canse y todo se acabo, yo trate de estar bien por Alex, pero la situación era insoportable.

-No lo puedo creer. - dije confundida.

-Alexander vive conmigo. Pero por la orden de custodia compartida debe pasar los fines con Maite., creeme cariño por favor.- tomó mi manl.- No se si Maite sepa que son mis hijos. Eso me preocupa.

Ahora entendía todo; la carga tan pesada que tuvo que llevar aunque nos habíamos también hecho daño el tiempo sanaría las heridas, pero esto no tenia nombre. Pero recordé algo que me causo temor.

-Christopher Maite iba a venir hoy por la noche.- recorde.

-Que... Ella es peligrosa.- caminamos rápido a casa, pero lo mas seguro era que todavía no llegara, todavía era temprano. Pero necesitábamos irnos de ahí, hasta no saber si era capaz de algo peor.

Abrí rápidamente la casa y Christopher entro después de mí.

-¡Anto! ¡Anto! ¡Antonella!.- ella bajo rápido y me sonrió.

-Hay que te pasa. Loca.

-¿Y los niños?.- pregunte.

-Fijate que ha ratito llegó la morocha, esa Maite y se llevo a los niños a comer con Alexander.- con ojos desorbitados mire a Christopher y comencé a derrumbarme, mis bebes fue lo ultimo que recordé y todo se volvió negro.

-----------++++----++++-+----++++------

Uno mas y el final.

REALIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora