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La luz del sol entraba a través de la ventana, diciéndome que debía despertar. Cuando intente moverme sentí a alguien tomarme de la cintura, me levante y ahí al lado del mio se encontraba el cuerpo de Christopher diciéndome que lo de anoche no era mentira, sino que habíamos pasado la noche juntos.

En algún momento de nuestra pasión llegamos al cuarto, el se encontraba con unos bóxer que no dejaban nada a la imaginación. Lo observó roncar y me levantó tapándole solamente con la sabana de la cama. Tome ropa y me di una rápida ducha, quería sorprenderle con el desayuno.

Cuando salí de la habitación el seguía durmiendo ahora tomado a la almohada que había dejado yo.

Me dispuse a preparar un suculento desayuno, no era la mejor cocinando. De hecho no sabia cocinar pero los huevos revueltos y tocino nunca me fallaban. Prepare agua para café y me dispuse a leer uno de mis libros preferidos "Narraciones Extraordinarias" de Edgar Allan Poe.

Cuando estaba acabando el segundo cuanto escucho a Christopher bajar a pasos torpes. Al verlo con cara de cruda solo puede sonreír, sus ojos se fijaron en mi. Pero en vez de encontrar una mirada cómplice por lo que ayer hicimos solo encontré una cara de confusión.

-¿Qué paso ayer?.- dijo sobando su sienes.- Me duele la cabeza a morir.- dijo sentándose enfrente de mi.
-Ayer no decías eso.- dije con una mirada coqueta jugando con mi cabello.
-Dulce en verdad no recuerdo nada, solo que salí...- fruncía el celo.- No recuerdo más.- mi cara se contrajo, ¿En verdad no recordaba nada?.-¿Hice algo que debiera preocuparme?.- dijo al notar mi cara, ahí comprendí todo, el no recordaba lo que habíamos vivido.
-No nada.- dije tratando de deshacer el nudo de mi garganta.- Llegaste muy borracho y te ayude a subir.- dije señalando la escalera.
-Oh.- dijo mirando la escalera, me sonrió.- Gracias Dul.- me pare y camine hacia la escalera.
-Voy a dormir, ayer me toco dormir en el sillón.- explique dándole la espalda para que no me mirara ya que en cualquier momento las lágrimas iba a salir. - Ahí esta el desayuno.- subí rápidamente al segundo piso, me deje caer en la cama llorando.

Fui una estúpida al pensar que Christopher iba a recordar nuestra noche, lo que paso entre nosotros el como nos entregamos el uno al otro, pero la única que se había entregado fui yo. Caí enamorada, enamorada por eso que sentía escondido en mi interior y siempre trate de ocultar. Me di cuenta que eso que sentía era amor, creí que quizá iba a ser correspondida, por todo de fue a la borda por entregarme de la nada a la persona que mueve mi mundo. Llore como nunca antes lo había hecho, ya que esto para el no llego a ser ni siquiera un error, esto no llego a ser nada.

No se en que momento me quede dormida, pero cuando me levante ya no había luz deduje que era de noche y camine hacia la cocina porque tenia hambre. Mire el reloj y eran las 11:30 pm. Pensé que Christopher había salido ya que no quería verlo, quería descansar mi mente para después pensar de manera fría como debía actuar con él. Yo fui la tonta en pensar que esto era diferente.

Camine hacia la habitación, pero escuchaba ruidos muy extraños en donde era el despacho, camine hacia el y me di cuenta que la puerta estaba semi abierta me asome y ahí vi la peor imagen que podía haberme sucedido Christopher acostado con una morena de espaladas brincando encima del él, las lágrimas se amontonaron en mis mejillas deje caer lo que traía en la mano y camine como zombie así la habitación, me quede como una pequeña niña abrasada a mis piernas en medio de la cama mientras lloraba, yo era la tonta por dejar que esto pasara, por dejar que esto no era solamente cosa de una noche.

Decidí que a partir de aquí nuestra relación iba a ser 100% de amigos y no iba a dejar que se volviera a repetir. Pero me engañe yo sola ya que durante las vacaciones cuando Christopher llegaba ebrio si salia sólo ambos sucumbimos a la necesidad de nuestros cuerpos, yo literal era su revolcón que olvidaba día con día y yo la ilusa que cuando el me decía "Te necesito" dejaba todo y en sus brazos terminaba. La imagen del despacho no se había vuelto a repetir en la casa.

Faltaba cerca de una semana para que las vacaciones terminaran cuando recibimos un correo electrónico de Pedro que decía:

"Necesito que vuelvan al DF de urgencia los 6, ya están todos aquí menos tu y Dulce, esperó que regreses lo antes posible"

Así fue como nuestras vacaciones terminaban de una manera imprevista. Los recuerdos en el parque, en el coto como amigos, las caminatas y paseos a pueblos y las noches de amor que vivía se quedaron en esa casa.

REALIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora