Capítulo 4

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-Ni lo sueñes- dije esperando encontrar a otra persona mirando a mi alrededor. Ya serian las seis de la mañana mas o menos. Muchos estaban dormidos y otros seguían bebiendo.

-No te hagas ilusiones, solo lo hago por Ariel- dijo sonriendo. ¿Por qué no paraba de sonreír? A lo mejor era yo que ya estaba empezando a alucinar.

Me explotaba la cabeza.

-Violeta- dije llamándola, había desaparecido.

-Se ha ido- dijo este.

-¿Qué?- no ha sido capaz ni de despedirse. Suspiré.

-Vale, ¿dónde está tu coche?- le pregunté. Empezó a reírse.

-Ahí esta- dijo señalando la moto con la que había aparecido. Lo debía haber supuesto.

-¿Qué? no pienso subirme a esa cosa- dije indignada

-Esa cosa es la única que te puede sacar de aquí. Y si no quieres subir en ella tendré que arrástrate- dijo completamente serio. Fruncí el ceño.

-Le he prometido a Ariel que te llevaría a casa y no voy a irme sin ti- dijo aclarando las cosas.

No estaba muy segura de subirme a esa cosa, pero no tenía otra opción. Intentando encontrar a alguien que me salvara volví a mirar a mi alrededor pero nada. Suspiré aceptando.

Cogió su casco y me lo colocó en la cabeza.

-¿Y tú?- le pregunté.

-No te preocupes por mi- dijo sonriendo de lado. Me sonroje inconscientemente, será por el alcohol, pero gracias al casco dudo que lo notara.

Pasó una pierna subiéndose a la moto esperando a que yo hiciera lo mismo. No estaba muy segura de mi misma pero pase una pierna imitándole. Me quedé completamente pegada a él. Pase ambos brazo alrededor de su cintura agarrándome lo máximo posible para no caerme de la moto.

-¿Qué pasa?- le pregunté al ver que no arrancaba.

Se rió y arranco la moto, haciendo que lo apretara aun más si era posible.

Llevaríamos la mitad del viaje cuando frenó de repente.

-¿Qué pasa?- le dije.

-No entiendo porque le tienes tanto miedo a las motos- dijo frunciendo el ceño y mirándome.

-No les tengo miedo- dije. Ni yo me lo he creído.

-Mientes fatal, inténtalo la próxima vez-dijo  arrancando otra vez.

Este chico es bipolar lo tengo asumido.

Al llegar me bajé lo más rápido posible. Me quité el casco y se lo devolví.

-Bueno, gracias... supongo- dije y empecé ha andar hacia la puerta de mi edificio.

Escuche como aparcó y se bajó de la moto. Me giré y le fruncí el ceño.

-Le prometí a Ariel que te llevaría a casa, y por lo que sé, no vives en la calle-dijo.

-Es verdad- dije. De repente me di cuenta de algo.

-¿Como sabías que vivía aquí?- soltó una carcajada.

-¿Después de tanto tiempo te das cuenta?- dijo. Es verdad. Me sonroje de repente.

-Ariel me lo dijo antes de irse, pero tú estabas tumbada en el suelo- me aclaro.

Solo puede asentir.

Al llegar a la puerta de mi piso me di cuenta de que no sabía cómo se llamaba. Pero no quería hacer otra vez el ridículo delante de él. Ya se lo preguntaría a Violeta.

-Gracias- dije entrando. Solo me sonrió. Cerré la puerta sentándome detrás de ella. Solté todo el aire que estaba conteniendo.Que intenso es este chico.

Mitades imperfectasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora