Capítulo 6

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Estaba a punto de salir del piso cuando llamarón al timbre.

-Es para mí- gritó Violeta. Apareció al segundo corriendo hacia la puerta.

Cuando abrieron lo entendí todo, era Ariel. Me eché a reír.

-Hey, ¿Qué tal?- dijo saludándome con la cabeza.

-Bien- dije sonriéndole.

Violeta le agarró del brazo llevándolo a su cuarto. Me empecé a reír , esta chica no tiene remedio.

-Violeta me voy- dije saliendo del piso.

No escuché respuesta ya que cerré inmediatamente.

Empecé a andar por el parque que había a un par de manzanas de mi casa.

Me tiré en el suelo, no sé cuánto tiempo pasó. Solo sé que me quedé allí disfrutando del aroma que desprendían las flores y escuchando la fuente que había a mi lado. Un niño estaba jugando con su perro enfrente mío.

Respiré hondo y me dispuse a volver a casa.

-Hola- dije dejando las llaves en la cocina.

-¿Dónde estabas? te he estado llamando toda la mañana- dijo y pude notar cómo le temblaba la voz. Me giré y me la encontré llena de lágrimas.

-¿Qué ha pasado?-

-Ariel me ha dicho que quiere ir más despacio conmigo, no quiere que seamos algo oficial- dijo soltando más lagrimas.

-¿Y qué hay de malo?-dije sin comprender a que venían tantas lagrimas.

-Me ha dicho que podemos estar con otras personas- seguía sin entenderlo. Le puse una cara de incomprensión.

-Hoy tiene una fiesta, me lo ha dicho porque quiere tirarse a otra- dijo estallando en lagrimas. Ahora sí que lo entendía. La estaba utilizando.

-Lo siento mucho Violeta- no sé qué hacer en estos casos, nunca he tenido muchas relaciones.

Pasamos toda la tarde entre lagrimas y helado. Serian las diez cuando empezó a llegarle mensajes a Violeta. Ella estaba dormida en mis piernas. Me levanté intentando hacer el mínimo ruido posible y cogí el móvil.

Se me calló el móvil al suelo cuando vi lo que era. Violeta dio un respingo y cogió el móvil.

-¿Qué haces?-dijo adormilada.

-No- dije intentado quitarle el móvil pero ya era demasiado tarde. Lo había visto todo.

-Violeta, yo...- me quedé callada cuando levanto la mano.

-Voy a ir y a demostrarle a ese capullo que yo no soy alguien a quien pueda manejar- dijo vistiéndose.

-Voy conmigo- dije, si estallaba quería estar con ella.

Me puse un vestido negro ceñido al cuerpo excepto por la espalda que la tenia abierta con los hilos cruzados de un lado a otro.

Cogimos el coche de Violeta pero conducía yo, ella estaba demasiado nerviosa.

Estábamos delante de una casa enorme, había vasos rojos por todos lados y la música se escuchaba desde fuera.

Respiré hondo.

-¿Estás segura?- dije mirándola. Tenía una mirada fría.

Asintió y puso rumbo a la puerta que estaba abierta.

Una ola de olor a alcohol y a sudor nos invadió. La gente estaba saltando y gritando al son de la música. Violeta ni se inmutaba.

Después de buscar por toda la casa salimos al jardín. Violeta frenó delante de un grupo de chicos, no lograba saber quiénes eran ya que estaba detrás de ella.

-¿Quien te crees que eres para mandarme fotos enrollándote con otras?- olí como gritaba Violeta a Ariel.

Alguien me agarró de la cadera y me giró de golpe. Fue tan rápido que no me dio tiempo a reaccionar.

Era Axel.

-¿Sabes que desentonas un montón?- dijo tambaleándose. Estaba borracho.

-Me alegro- dije girándome para reunirme con Violeta.

Al segundo me subió a sus hombros como un saco de patatas.

-¿Qué haces? Suéltame-no paraba de gritar.

-Eres muy seca, vamos a mojarte un poco- dijo llevándome hacia la piscina.

-Eso no tiene sentido, bájame ahora mis- pero no me dio tiempo a terminar, ya estábamos sumergidos en la piscina.

Saqué la cabeza respirando lo máximo que pude. El idiota de Axel se estaba riendo.

-Estás loco- dije saliendo de la piscina. Me sacudí.

-Venga, ven que te doy una tolla- por primer vez dijo algo sensato en toda la noche.

-Eres una aburridaaaa- dijo. En ese momento estaba de espaldas, involuntariamente le empuje haciendo que cayera a la piscina de la forma más graciosa posible. No podía parar de reírme cuando salió del agua.

-Asique estas tenemos- dijo. Me agarró y me levantó completamente del suelo. Me llevó dentro de la casa. Estaba subiendo las escaleras.

-¿Qué haces?- dije cuando me di cuenta que entró a un cuarto. Me quede paralizada.

-Voy a hacerte pagar todas las cosas que me has hecho- dijo acercándose tanto a mí que podría sentir su latido. Al soltarme me pego contra la pared con los dos brazos acorralándome.

-Estas borracho- dije con la respiración entrecortada.

-Y tu mojada- dijo con la cabeza en mi cuello. Empezó a besarme la clavícula, fue subiendo poco a poco. Me tenia inmovilizada completamente.

De repente entró alguien. Fue como un vaso de agua en toda la cara. Me separé de él y salí a toda prisa de la habitación. Fui en busca de Violeta.

La entorté enrollándose con Ariel.

-Violeta- grité como si fuera su madre.

Se echó para atrás lo mas rápido que pudo.

-Nos vamos- dije saliendo en dirección al coche.

Mitades imperfectasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora