Capítulo 5

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Me metí en la cama directamente y me sumí en un sueño profundo.

-Amalia- gritó Violeta despertándome de mi sueño. Gruñí en respuesta.

-Tenemos que hablar- dijo está entrando en mi cuarto.

-¿Qué pasa?- dije

-Creo que me he vuelto a enamorar- dijo tumbándose a mi lado.

-No te vuelvas a hacer ilusiones que luego pasa lo de siempre- la avisé. Suspiró sumida en sus sueños.

-¿Y tú que tal con Axel?-

-Así que así se llama- susurre.

-¿Qué?- dijo Violeta.

-Nada, pues es muy bipolar y no pienso volver a verlo nunca más- dije recordando la noche pasada.

-No digas eso, si quedamos otra vez con ellos- dijo pero la corte.

-No volveré a verle punto y final- dije levantándome de la cama dispuesta a comer algo.

Volví a mi habitación con una manzana en la mano y un zumo en la otra. Violeta seguía tumbada.

-¿A qué hora has vuelto?- dije pero me di cuenta que estaba completamente dormida. Eso respondía mi pregunta.

Me fui al salón para no despertarla. Encendí la televisión y me pasé lo que quedaba de mañana viéndola.

A las tres de la tarde empecé a hacer la comida. Violeta apareció por el pasillo medio dormida.

-Que bien huele- dijo rascándose el ojo. La sonreí, Violeta era como mi hermana. Ella había sufrido mucho cuando su padre murió, se pasaba las tardes enteras conmigo. Siempre lo habíamos superado todo juntas.

-Estoy haciendo la comida- le dije. Me sonrió.

-Una cosa, te lo iba ha decir antes pero me he quedado dormida- dijo.

-Le has caído bien a Axel- ¿qué?. Fruncí el ceño sin creerlo.

-¿Cuando lo has visto?- dije.

-En cuanto te dejo, llamo a Ariel- me aclaró.

-¿Enserio?- no me lo podía creer.

-Si- dijo comiendo.

-Pues no me lo pareció cuando me menospreció- dije empezando a comer mis macarrones con tomate.

-No sé, solo sé que llamo a Ariel para decirle que ya estabas en casa y que le habías caído bien o que eras graciosa no me acuerdo- continuaba.

-¿Graciosa, que se ha creído?- Violeta empezó a reír pero a mi no me hacia ni pizca de gracia. 

Después de comer, recoger y fregar. Nos fuimos cada una a dormir. Lo necesitábamos.

Al día siguiente:

Me encontraba en mi cafetería preferida.

Estaba dibujando la moto de Axel, la verdad llamaba mucho la atención. Era completamente negra excepto algunos detalles plateados.

Estaba tan concentrada que no me di cuenta que me estaban llamando.

-Amalia, hola- levanté la mirada y me encontré con uno de mis compañeros. Nick.

-Anda, hola. ¿Qué haces por aquí?-

-Me acabo de mudar- al segundo entró otro chico bastante guapo. Pelo rubio, rizado. Debería medir uno noventa.

Se sentó a nuestro lado y le dio un beso a Nick. Me quedé estática hasta que recordé que Nick era gay. Le regalé una sonrisa.

-Este es mi novio, Liam-

-Encantada-

-¿Qué estabas dibujando?- me preguntó Nick.

-Nada importante- dije intentando coger la carpeta pero Liam la agarró antes.

-Es muy bueno- dijo este.

-Gracias, es solo un boceto- dije sonrojada. Me gustaba dibujar pero no me gustaba que la gente viera mis dibujos. Para mí son una especie de sueños atrapados o simplemente representan como veo el mundo.

-Amalia es la mejor de la clase, el curso anterior ganó un premió con uno de sus cuadros- dijo Nick alabándome.

-Tampoco es para tanto- dije quitándole importancia.

-Bueno tenemos que irnos, tenemos que volver a vernos Amalia- dijo Nick levantándose de la silla.

-Claro- dije. Al segundo de desaparecieron. 

Mitades imperfectasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora