Crush

114 3 0
                                    

Cuando estaba en 6° grado de primaria, mi maestra nos dijo a mis compañeros y a mí que no tuviéramos miedo de entrar a la secundaria, porque esa sería la mejor época de nuestras vidas ya que nos enamoraríamos por primera vez, tendríamos más amigos y viviríamos experiencias nuevas...

Para mí fue la peor. Fue la época en la que cambié por completo; pasé de ser una niña tierna a ser una adolescente, no solo rebelde, sino cabrona. Era un ambiente muy feo y se burlaban de mí hasta morir, pero dejando a un lado eso, ahí fue donde descubrí mi orientación sexual.

Darme cuenta no fue difícil, aceptarlo sí. Y es que un día sentí atracción inmediata por ¡mi amiga! Creo que eso es típico, pero después de un tiempo, la volví a ver comotal, una simple amiga. El punto aquí es que después de aceptar que me gustaban las chicas, intenté una relación con un amigo y luego, en mi último año lo intenté con un niño un grado menor que yo. No funcionó. Lo diré de forma directa: no me excitaba ni un poco, además ese vato era un patán y un perdedor. O sea yo también era una perdedora, pero el wey se pasó diciendo que yo besaba horrible. ¿Qué esperaba si yo tenía aproximadamente 13 años y no había besado antes a alguien más que de puro pico? Fue cuando me di cuenta que definitivamente los niños no me gustaban en lo absoluto.

Cuando entré al taller de informática, conocí a una chica con la que al pasar del tiempo, me lleve bien con ella, también recuerdo su nombre completo. Pues desde el primer momento, se convirtió en mi crush.

Adriana Berenice Zárate Jiménez era del grupo 1° A, y yo del B, pero tomábamos el taller juntas. Y en el inicio los lugares eran ordenados por apellido, así que gracias a eso la conocí porque mi apellido y el de ella se juntaban.

Morena, cabello azabache, ojos cafés y pequeños ligeramente rasgados; labios definidos y ¡vaya! ¡Que sonrisa tan bonita tenía!, bueno, sigue teniendo... Resulta que antes de acabar el primer año, su papá la cambió de escuela supuestamente por algunos problemas, por lo que yo supe. Entonces la dejé de ver durante muchísimo tiempo, y aunque había manera de seguir teniendo contacto porque éramos amigas en Facebook, jamás le hablé, tal vez porque soy cobarde en ese aspecto. Puedo ser valiente e impulsiva para hacer muchas cosas, pero cuando se trata de alguna chica, ya sea para entablar conversación o invitarla a salir o algo así por el estilo, soy una cobarde. A parte, fracaso la mayoría del tiempo, incluso antes de intentarlo...

Una vez, en el inicio de Facebook, aparecieron unas fotos de Adriana besando a otra niña, yo no supe qué onda, había muchos comentarios y varios likes, pero ninguna respuesta por parte de ella. Después borró esa publicación, y desde ese día hasta el de hoy, supuse que era bisexual. Mis posibilidades estuvieron ahí y a la vez no. Sí me entienden, es como "coinciden en preferencias, pero no sabe que existes y esos son puntos menos".

La vida me ha enseñado muchas cosas, entre ellas que el mundo es bastante pequeño y que podremos reencontrarnos con quien menos esperamos. Luego de casi 7 años, volví a ver a Adriana, en mi misma universidad y no sé si en el mismo grado, pero estaba ahí. Y de nuevo fui cobarde, porque actúo como si me fuese indiferente, como si fuera una extraña más.

Muy en el fondo deseo hablarle, pero Adriana actúa de la misma forma que yo, como si no nos conociéramos, así que dejo que las cosas fluyan de esa manera. Cuando la veo pasar en los pasillos, imagino mil escenas de cómo podría volver a hablarle y retomar una amistas bonita, pero simplemente no me atrevo. Simplemente sigo en mi camino y Adriana en el suyo, y nos volvimos a cruzar, pero no vamos en el mismo carril.

Los amores que nunca tuveWhere stories live. Discover now