De Estrella Fugaz

30 0 0
                                    

Algunas personas atraviesan nuestra vida inesperadamente, y a una velocidad casi imperceptible. Es tan rápido que al instante desaparecen, pero que jamás olvidaremos su rastro de luz.

A este tipo de amor, le llamo "Fugaz" o "estrella fugaz".

Cuando mi relación con Teresa terminó por última vez, mi amiga Mariana me quería presentar a una chica llamada Jaqueline. Ella lucía como Mon Laferte y me decía que era muy buena onda y aseguraba al cien por ciento que nos llevaríamos bien. Así que un día ella organizó una salida a "la quinta terraza"; un antro-bar ubicado en la calle de madero. Pero simplemente Jaqueline no llegó, entonces nos fuimos al antro y ahí estaba otros amigos de Mariana.

Entre cerveza y un poco de perreo, digamos que Mariana me tiró la onda, y yo sólo iba a divertirme. No quise hacerme ideas erróneas en la cabeza.

Cuando Mariana me comenzó a gustar, no me fijé exactamente en su físico, digo, no es fea. Tiene ojos verdes, piel blanca, cabello super largo y ondulado, pestañas grandes, nariz finita, bonita dentadura y su voz ronca me ponía la piel chinita. Me fijé más que nada en la atracción que tenía, ese magnetismo que sale de ella, lo que te hace voltear a verla. No era consciente, era pura inercia.

Ella juega un papel muy importante en mi vida, ya que con ella comencé mi primera experiencia gay como tal. Resulta que en uno de los lapsos donde estaba soltera dentro de la época que estuve con Tere, nos besamos. Y a pesar de que nuestro primer beso fue estando ebrias y, en contra esquina de la plaza Buenavista, donde pasa muchísima gente; no fue un beso torpe. Fue uno de los besos que más me han gustado en toda mi vida. Mariana sabía exactamente cómo besarme; y con ella descubría cómo me gusta que me besen. Se lo agradezco.

Antes de llegar a ese punto, mientras estábamos tomando Mariana me estuvo insistiendo en que le dijera que quién era la persona del salón que me gustaba, y yo la evadía a toda costa. No me atrevía a confesare que esa persona era ella.

Pero bueno, ella no es tonta y al final se dio cuenta y fue ella la que me besó... Al siguiente día todo fue normal, nos tratamos como amigas y actuamos como si no hubiese pasado nada, y no en plan de que no nos importara lo que pasó, sino en plan de confidencialidad.

De ahí en adelante ese beso desencadenó una serie de situaciones algo confusas. Mariana no es bisexual, ni lesbiana, ni heteroflexible, ni hetero. Bueno tal vez este último sí, pero ella no tiene etiquetas. "No me gustan las niñas, pero contigo no sé qué me pasa" eso fue lo que una vez me dijo.

Una de esas situaciones confusas, fue cuando salimos a beber de nuevo, pero esta vez con sus amigos y... su novio. Sí, cuando yo la conocí no tenía novio, pero después de un tiempo empezó a salir con este chico. Entonces en el momento más inesperado comencé a ahogarme con la cerveza (típico), y me salí corriendo del lugar para tomar un poco de aire. Mariana fue tras de mi con su botella de agua en la mano. "Toma agua para que se te pase". No podía parar de toser y entonces me plantó un beso, uno de piquito. "Para que dejes de toser, aquí lo curioso es que dejé de toser. Besos mágicos, ¿no?

Total, esa noche insinuó que hiciéramos una pijamada en su casa... ya saben para qué. Entonces mi mente repetía una y otra vez "¡Sexo, sexo sexo! ¡Por fin!". Jamás lo hicimos, pero lo más cercano que tuvimos de eso fue una vez en el baño de la escuela. Nos habíamos molestado por una situación "x" y al terminar las clases, la seguí y le dije que no se enojara.

Al entrar al baño, ella se quedó mirándome de forma extraña "¿vas a hacer pipi?" a lo que contestó que sí... "pues haz" y le cerré la puerta del baño. Al salir igual se quedó mirándome y yo tenía el presentimiento de que algo andaba raro.

Los amores que nunca tuveWhere stories live. Discover now