"Los puñetazos más difíciles de esquivar son los que empiezan en una caricia"
- Benjamín Prado
Estoy casi segura que en la vida de todos sin importar la edad, sufrimos un trance que dura cierto tiempo. Un proceso por el que pasamos y volvemos a iniciar; o nos estancamos. Yo pensaba que iba a estancarme y que así sería toda mi jodida vida.
Creo que la situación que viví con Alejandra fue un golpe que me hizo caer hasta tocar de nuevo fondo, sólo que esta vez lo hice sin dejar rastros visibles.
Anteriormente ya lo había hecho por Teresa e incluso Hazel. Esta vez fue por Alejandra. Llegué a un punto en el cual lloré hasta secarme, aunque no fue suficiente para mí, pues quería olvidarme de la decepción y dejar de pensar. Siempre me ha parecido que es peor un dolor sentimental que uno físico; el dolor de cualquier parte del cuerpo se puede quitar con medicamento y si es demasiado fuerte, hasta con un sedante lo controlas. Pero el dolor sentimental es el peor de todos, porque ese te arranca el alma y ¿cómo uno puede volver a encontrarla? ¿Cómo encuentras una cura cuando el alma se rompe?
No me acuerdo si era de noche o a plena luz del día, pero sí sé que estaba sola en mi cuarto. Busqué entre mis cosas la navaja que siempre usaba, era algo delgada y pequeña pero estaba afilada. Me deshice de mi camisa y la boté por un lado. Lo siguiente que hice fue enterrar y deslizar la navaja por mi espalda. Sentía el ardor recorrer toda mi piel y la sangre brotar por la herida. Aun así no me bastó con un solo corte e hice dos más.
La razón de por qué lo hacía no es muy coherente o lo suficientemente válida. Cortarse la espalda por una niña que me rompió el corazón es estúpido a niveles infinitos. Aunque esa no fue primera vez que lo hice, de hecho no fue por una chica, fue porque tuve algo así como una crisis nerviosa o un ataque de ansiedad o yo que sé. Había peleado con mi mamá y supongo que fue demasiado para mí. Tenía muchas cosas acumuladas e influyeron otras cosas.
Después de aquel colapso emocional por Alejandra, el vacío que se formó en mí dejaba un rastro de soledad y algo de amargura. Pero es que ella no tuvo la culpa, la que tuvo la culpa fui yo, por creer de nuevo en el amor, en que alguien podía elegirme a mi y decidir estar conmigo.
"No ofrezco disculpas por como elijo reparar lo que tu rompiste". Esa fue una pequeña frase que escuché por ahí y me causó ruido, retumbó dentro de todo mi ser y al final de recorrer cada rincón, lo entendí. Estaba demasiado fragmentada y decidí que, por el momento, lo que me salvaría o me ayudaría a salir de la puta depresión, era el "desmadre". Ese desmadre que en algún momento todos hemos adoptado y hasta le agarramos cariño, o si no lo han hecho, tengan por seguro que lo harán.
Desconozco si esa sea realmente la solución para sanar, probablemente no, pero definitivamente ayuda. Esa era mi forma de reparar lo roto, era mi forma de tomarme un tiempo para mi, el suficiente para estar lista cuando el momento de entregar de nuevo mi corazón fuese por completo y no en migajas.
Issac del Castillo es mi primo, lo he considerado como un hermano desde un poco antes de salir del clóset. Siempre supo que yo era gay y en el momento en el que yo necesité de su apoyo para decirle a mi mamá que me gustaban las chicas, no se negó. Ha estado ahí de inicio a fin, y cuando Alejandra me rompió el corazón no fue la excepción. De hecho siempre buscó la manera de ayudarme y animarme. Él me decía "No te preocupes las viejas van y vienen. Hay un chingo de culos. Ya llegará una. No te desesperes, sólo olvídala y a lo que le sigue.", yo no creía mucho pero el destino siempre trae algo mejor. Un golpe mejor, un aprendizaje mejor.
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Los amores que nunca tuve
RomanceTodos hemos tenido un crush, un amor imposible o uno platónico. En medio de tantas historias sobre amor y desamor, esta es la mía, sobre cómo he buscado tanto alguien que me corresponda, y no he estado exenta de ello, pero por algo desconocido, siem...