Tóxico

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Las drogas son bastante malas, cuando las pruebas corres el riesgo de que te guste y sigas ahí consumiéndolas a pesar de que estás consciente de que te hacen daño; pero también puede que las pruebes y no te gusten y sigas tu paso.

En mi caso, creo que lo probé y a pesar de que no me gustó, seguía ahí, consumiendo una dosis de amor tóxico. Algo ilógico, ¿no?

Este amor es el peor de todos, y lo sostengo con base a mi experiencia, además de que lo he visto en relaciones ajenas a las que yo he vivido. Creo que es uno de los que más nos hace daño, y si no lo sabemos manejar, lo más probable es que termine peor que mal. Pero una vez que sales, vuelves a construirte, a reinventarte de cualquier manera, y bueno o malo el cambio que puedes dar, aprendes.

Todo empezó como algo normal, bueno, la verdad no. Tuve una novia donde lo nuestro funcionó como una especie de ácido que dañó a cada una de nosotras de forma individual, convirtiéndonos en monstruos. La diferencia es que ella ya era un monstruo al empezar la relación, y yo... yo me convertí en uno. Ella antes de mi era como yo, pero se convirtió en uno.

Somos víctimas de víctimas.

Cuando digo "monstruo", no me refiero de forma despectiva, sino más como la manera de cómo nos transformamos.

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Después de un largo día de clases, mi primo político lejano iba conmigo en el autobús de regreso a casa y hablábamos sobre sus ligues. "Wey, ¿Cómo le haces? Tienes un buen de vatos!" Creo que ser gay es de familia, aunque mi primo dijera que era bisexual, él quería decir que era gay. "Pues ya te dije... descarga tinder. Es una app para conocer gente y tú puedes elegir si quieres sólo chicas"

Josué ya me había comentado anteriormente, pero no me daba confianza salir con personas que no conocía. Estaba tan fastidiada de estar sola que dije "¿por qué no? Y lo hice, descargué la app y bueno el resto va implícito...

No pasaron ni 5 días cuando hice match con una chica. En fotografías no se veía nada mal. Entonces comenzamos a hablar.

Hazel Liaño, 17 años, morena de facciones grandes como: ojos, cejas, labios, nariz. Cabello negro y hasta la fecha no sé si era lacio, ondulado o que mierda...

Como sea, el punto es que hablamos durante unos días y tanto ella como yo nos gustábamos. Rápidamente entramos en confianza y teníamos esa emoción de ambas tener una relación. La verdad es que todo fue muy apresurado, exageradamente rápido.

Me acuerdo bien que hablábamos por llamada hasta la madrugada y entre esas pláticas me preguntó cuál era mi mayor sueño... Yo no lo sabía con certeza, pero cada vez que pensaba en mi futuro y principalmente en el momento de mi muerte, al llegar esa hora quería decir "He vivido mucho, tanto que aprendido cosas maravillosas y lo mejor es que logré ser inmortal. He dejado huella en esta tierra". Mi mayor sueño es dejar huella y ser inmortal en el recuerdo. Quiero que cada persona que entra y sale de mi vida, se lleve lo mejor de mí; una enseñanza quizá o una experiencia inolvidable y que haya generado impacto en su vida.

Pero al final Hazel me convenció de que realmente ese no era mi sueño, que mi sueño verdadero era encontrar al amor de mi vida. Un sueño que era más de ella que mío. Insistió tanto que me hizo pensar que ese era mi sueño real, es decir ¿quién no quiere encontrar el amor de su vida?, yo creo que todos y también lo deseo, pero ese no es el mío, estoy segura que ese no es el principal objetivo que quiero lograr en mi vida. Aspiro a más. Si algún día tengo la suerte de encontrarlo, jamás lo soltaré, pero en verdad mi sueño más grande, mi objetivo en esta vida es aquel que mencioné.

Los amores que nunca tuveWhere stories live. Discover now