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Frank Iero amaba la repostería.

Ni siquiera concordaba su aspecto físico con su pasión y delicadeza que tenía para hornear ricos y deliciosos pasteles, galletas y donas.

Pero ¡oh dios! Su especialidad eran los cupcakes.

Amaba cada maldito ingrediente que componía esa deliciosa masa de pan con una forma definida gracias a un molde.

Y lo mejor era cuando podía decorarlo a su gusto y manera, pues podía poner incluso un montón de adornos y la gente lo escogería porque le llamaba la atención y no podían ocultar la curiosidad de poder comprobar si sabía igual de bien a como se veía.

Eso era lo mejor.

Dejar fluir tu imaginación y plasmar una pequeña parte de tu pasión en una pieza de pan.

Apenas había pasado un año desde que Frank se había graduado de repostería, y no era por presumir, pero tenía muy buenas ofertas de trabajo.

Pero sólo una fue la elegida.

Resulta que la dueña de dicha pastelería no le ponía límites, lo único que le pedía es que la comida estuviera presentable y tuviera un magnífico sabor, pues era una pastelería de prestigio.

Era emocionante que en tu primer empleo no tuvieras restricciones de imaginación, sino que, al contrario, te apoyara e incluso colocara tus creaciones en la vitrina como exhibición.

Todo era genial.

Frank con un buen empleo y grandes compañeros de trabajo, que aproximadamente, eran en total seis trabajadores y contándolo a él, eran siete.

—Frank— saludó la dueña del lugar—.

—Buenos días señora Ballato— saludó el chico con respeto—.

—Que gusto verte— saludó la mujer— Me gustaría presentarte a alguien.

Frank asintió y se dejó guiar hacia el interior de la cocina, donde el característico y embriagante aroma a harina horneada, se encontraba en su máximo esplendor.

—Él es Gerard Way— dijo la mujer— Era amigo de mi hija y justo acaba de graduarse de repostería.

—Hola— saludó Frank hacia el chico y asintiendo a su jefa—.

—Será tu compañero de trabajo— finalizó con una sonrisa la mujer— Espero se lleven bien.

—Espera— dijo Frank con confusión— Yo trabajo solo.

—Bueno, ahora ya tienes un compañero— dijo la mujer con una sonrisa y tratando de mantener el ambiente calmado—.

—No— dijo Frank negando con la cabeza— Lo siento, pero no puedo trabajar con alguien, no estoy acostumbrado.

La mujer sonrió hacia el chico nuevo, quien no había emitido palabra alguna y sólo se dedicaba a observar la escena.

—¿Nos permites un segundo, querido?— preguntó la mujer mientras tomaba a Frank del brazo y caminaba lejos del chico—.

—Señora Ballato, habíamos quedado en un acuerdo.

—¡Por favor, Frank!— suplicó la mujer— Te prometo que hace unos diseños increíbles.

—Pero...

—No me preguntes ni cómo le hizo para graduarse en repostería, pero Lindsey me contó que nunca le salió ni una triste galleta.

—Pero...

—Lindsey se encargaba de hornear la mezcla y él de decorar, y por sus decoraciones logró graduarse— comentó la mujer— Por favor, dale una oportunidad.

—¿Planea que yo cocine y no haga lo que más me gusta?— preguntó el chico indignado— Amo la repostería porque me encanta decorar, creo que es mi parte favorita de todo el proceso.

—Entonces enséñale a hornear, pero por favor Frank— suplicó una vez más la mujer— Eres mi mejor repostero, no te pediría esto si no pudieras.

Frank volteo a ver al chico de reojo, que encontrándolo a curioseando con un pincel de su estuche.

Suspiró levemente antes de responder.

—Bien— dijo Frank— Lo haré.




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Pues me había prometido a mí misma no subir ninguna novela si no terminaba las que estaban pendientes, pero es que de verdad que no me pude contener y pues aquí estamos xd

Como siempre, y espero que les guste UuU

Sweet Heart [Frerard] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora