—¿Por qué está una niña en mi cocina?— preguntó la señora Ballato en cuanto entró a la cocina—.
—Señora Ballato, disculpe— dijo Gerard de inmediato— Y-Yo s-solo es que...
—¡Oh!— exclamó la mujer— ¿Es tu hija?
—S-Su nombre es Bandit.
—¿Y Frank está de acuerdo?— preguntó la mujer de nuevo—.
—Creo que si— dijo Gerard un poco inseguro—.
La mujer estaba a punto de replicar, pero Frank entró por la cocina con una gran sonrisa y un peluche en su mano.
Gerard se quedó extrañado por esto, porque él tenía entendido que Frank era un pequeño gruñón y muy difícilmente te regalaba más de tres sonrisas en el día.
—¿Qué le hiciste?— preguntó la señora Ballato hacia Gerard—.
—Y-Yo...
—Toma Bandit— habló Frank entregándole el peluche a la pequeña— Espero que te guste.
La pequeña tomó el peluche con emoción entre sus manos y lo apretó con emoción.
Frank sonrió complacido al ver la felicidad de la pequeña y luego caminó hacia el padre.
—Hola Gee— saludó Frank— ¿Listo para preparar cupcakes?
La señora Ballato se aclaró su garganta, llamando la atención del chico más bajo.
—Hola— saludó Frank con un asentimiento de cabeza— ¿Ya te informaron que el próximo postre será cheesecake?
—¿Y quién será el encargado?
—Gerard— respondió Frank con una sonrisa— Es un maestro en eso, pero aún tenemos que ver quienes le ayudarán a prepararlo y...
Gerard dejó de prestar atención a la plática que estaban teniendo su compañero de trabajo y su jefa, aún y si el tema era acerca de él, sus pensamientos no dudaron en desviarse.
Hacia hace casi dos semanas que había llegado a esa pastelería, y en todo ese tiempo, Frank le había estado enseñando técnicas de repostería y de decoración.
Además de que poco a poco habían estado hablando y se habían ido conociendo mejor, sin tomar en cuenta que se había encariñado demasiado con su pequeña hija.
—¿Que dices Gerard?
Gerard salió de sus pensamientos en cuanto escuchó su nombre salir de la boca de Frank.
Pero cuando estaba a punto de contestar, un estruendo de una bandeja de metal, se escuchó por toda la cocina.
—¿¡Qué te sucede niña?!— exclamó la voz gruesa de un hombre— ¿¡Es que no te han enseñado a no correr dentro de la cocina.
—Y-Yo...
Gerard pudo observar que el cuerpo de su pequeña empezaba a temblar por el temor y el llanto que estaba a punto de soltar.
—¿¡Tampoco sabes hablar?!— preguntó el hombre exasperado—.
—¿Bandit?— preguntó Gerard mientras llegaba junto a ella y se inclinaba para estar a su altura— ¿Que pasó pequeña?
—Papi yo no quería...
Los ojos de Bandit se llenaron de lágrimas y no tardaron en escurrir por sus mejillas.
—¿¡Le preguntas a ella lo que pasó?!— preguntó el hombre ofendido—.
—Sólo está pequeña— dijo Gerard— Estoy seguro que no quería...
—Estoy seguro que toda esta orden de pasteles se ha arruinado— dijo el hombre intentando regular sus gritos— Y todo por tu culpa y tu mala función como padre.
—Tranquilo Matt— dijo Frank llegando al lado de Gerard— Fue un accidente, estoy seguro que Bandit no lo hizo a propósito.
—La cocina no es lugar para niños— dijo el hombre— Y creo que no es justo que los demás paguemos las consecuencias de un padre irresponsable.
—Basta— intervino la señora Ballato— Ve por algo para limpiar este desastre, Matt.
El hombre rodó los ojos con enojo y luego se dispuso a marcharse de ahí, quitándose su filipina y arrojandola sobre su mesa de trabajo.
—Gerard— habló la mujer llamando la atención del chico— No puedo permitir que tu hija esté aquí.
—P-Por favor— dijo Gerard mientras intentaba calmar a Bandit entre sus brazos— Es la primera vez que sucede y-y e-ella no lo hizo...
—Lo siento— dijo la mujer— La niña no puede estar aquí, o tendré que despedirte.
—Debe de haber alguna manera en la que Bandit se quede aquí— habló Frank defendiendo a su amigo— Gee no tiene niñera y...
—Puedo preparar toda esa orden de pasteles— dijo Gerard desesperado— Y prometo que Bandit no se levantará de esta silla.
—La orden es para mañana— hablo la mujer—.
—Yo puedo ayudarlo— dijo Frank sin dudarlo— Te prometo que la orden quedará lista.
La señora Ballato los observó a ambos con una ceja enarcada, pasando su vista del rostro desesperado de Gerard, al rostro inexpresivo de Frank.
Finalmente suspiró con molestia y sintió su corazón ablandarse cuando vio a la pequeña secarse sus pequeños ojos con sus manos.
—Más vale que esté a tiempo para mañana a primera hora.
Frank sonrió enormemente y Gerard suspiro tranquilo y aliviado.
—¿Cuándo te he fallado?— preguntó Frank con una sonrisa ladina—.
La mujer rodó los ojos mientras caminaba hacia las demás mesas de la cocina.
—Gracias— murmuró Gerard con un pequeño sonrojo y una pequeña sonrisa— No sé como podré terminar con toda una orden para mañana temprano.
—Bueno, ahora estamos juntos y no iba a dejar que mi primer y único compañero de trabajo se fuera de mi lado— dijo Frank con una sonrisa y haciendo sonrojar a Gerard— ¿Empezamos?
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Tengo sueño :'vBueh, espero les haya gustado este cap y perdón por no haber podido actualizar antes :c
Pero gracias por leer y continuar aquí. :D
Espero les esté gustando esta historia cute.
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