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—Bien, tengo dos reglas en mi cocina— dijo Frank viendo al chico nuevo— Número uno: Nada de gorros.

El chico asintió rápidamente mientras se quitaba su gorro de lana y dejaba al descubierto su cabello mediano y negro.

—Y número dos: No me interrumpas cuando estoy decorando los pasteles.

El chico volvió a asentir mientras observaba cómo Frank empezaba a caminar hacia las batidoras.

—Y número tres...— empezó a decir Frank antes de ser interrumpido—.

—Pero ya fueron dos reglas— dijo el chico con voz débil y con timidez—.

—Así que si hablas— dijo Frank con una ceja enarcada y una sonrisa ladina—.

El chico bajo la mirada un tanto apenado y asintió débilmente.

—Muy bien— dijo Frank— Mi nombre ya debes de conocerlo.

—Soy Gerard Way— dijo el chico extendiendo su mano a modo de saludo mientras asentía—.

—Si, también lo sé— dijo Frank asintiendo y estrechando su mano levemente— Muy bien, me comentaron que tus habilidades en la repostería aún no son muy buenas.

Gerard se sonrojo levemente mientras asentía con un poco de vergüenza.

—Bien, te ayudaré en lo que pueda pero primero tengo que saber que tan malas o buenas son tu habilidades— dijo Frank— ¿Te molestaría preparar algo?

Gerard negó rápidamente mientras se quitaba su chamarra holgada de color verde y se colocaba su pequeño mandil blanco y que tenía su nombre bordado a la altura del pecho.

Frank lo observaba atentamente, y eso no ayudaba para nada a sus nervios y el miedo de que llegara a hacer algo mal.

Con pasos temblorosos caminó hacia uno de los lavamanos que se encontraban ahí y se encargó de limpiar completamente sus manos.

Frank asintió levemente un poco sorprendido, es decir, no esperaba que tuviera reglas de higiene.

Gerard caminó hacia el estante de los ingredientes y los acaparó todos entre sus brazos, y luego se dirigió hacia la mesa de trabajo que Frank le había señalado.

—Error número uno— dijo Frank al ver que Gerard se disponía a tomar la batidora— La mesa está sucia, ¿en serio planeas trabajar así?

—E-Estaba limpia— dijo Gerard intentando reponer su error—.

—¿Tu la limpiaste?— preguntó Frank con una ceja enarcada—.

—N-No pero...

—No puedes suponer que tu mesa de trabajo está limpia sólo porque no tiene alguna mancha visible— dijo Frank— Puede tener algunos granos de otros ingredientes que arruinarían tu masa.

—L-Lo siento— dijo Gerard—.

—Claro— dijo Frank tomando un trapo húmedo que estaba en otra mesa— Tendremos que empezar desde cero.

Gerard lo observó atentamente mientras el más bajo se acercaba a él y le entregaba el trapo húmedo. Aún ante su confusión, el chico lo tomó.

—Antes de que aprendas a realizar una masa con la consistencia perfecta— empezó a decir Frank— Aprende a limpiar mesas.

—Y-Yo...

—De ese lado hay algunas cuantas mesas para limpiar— señaló Frank hacia un rincón de la cocina— Te sugiero que empieces ya.

Gerard ni siquiera tuvo tiempo de replicar o externar su desacuerdo ante esto, porque Frank ya había empezado a caminar lejos de donde él estaba.

—Por cierto, acomoda lo que desordenaste— dijo Frank volteandose hacia el chico— ¡Ah! Y tampoco te aseguro que el trapo esté limpio.

Frank se volteo y se alejó de ahí.

Gerard soltó el trapo de inmediato, sintiendo un poco de asco.

Sweet Heart [Frerard] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora