—¿Listo para una velada a mi lado?— preguntó Frank con una sonrisa ladina—.
—No creo que sea buena idea— comentó Gerard bebiendo de su taza de café—.
—¡Vamos Gerard!— exclamó Frank intentando ver el lado bueno de todo eso— Podremos convivir más y...
—P-Pero debo llevar a Bandit para que duerma y no quiero que este sola en casa, además de que...
—Bandit esta bien, incluso ya se durmió— comentó Frank con burla al ver a la pequeña acostada en una de las mesas—.
—Creo que es mejor que acepte la renuncia y...
—Ni hablar— dijo Frank negando con la cabeza— Eres mi compañero y ningún compañero mío será despedido.
—P-Pero...
—Vamos Gee, no puede ser tan malo— dijo Frank intentando animar al chico— Sólo es cosa de ponernos de acuerdo.
—De acuerdo— asintió Gerard—.
Ambos intentaron convencerse de que todo estaría bien y que podrían terminar a tiempo, pero aún así, era una nueva situación a la que se enfrentaban y desconfiaban un poco.
—Yo decoro— dijeron ambos al mismo tiempo—.
—Okay, esto va a ser un problema— resoplo Frank—.
Gerard río tiernamente mientras asentía, dándole la razón a su compañero.
—Gee, no me mal entiendas— empezó a decir Frank— Pero realmente adoro decorar, creo que es mi parte favorita de la repostería y no es que no quiera cocinar, pero en serio, por favor déjame decorar.
Gerard frunció ligeramente sus labios, porque su especialidad era decorar, ni siquiera sabía como pre-calentar un horno en la temperatura correcta.
—Y-Yo... Uhm...— Gerard suspiro fuertemente al ver el rostro de Frank— Bien, pero enséñame a hornear.
Frank lo vio extrañado, pero aún así, asintió.
Recordó la vez en la que su jefa le había dicho que Gerard jamás había horneado un pastel, así que bueno, tuvo un poco de compasión por el chico, a fin de cuentas, lo iba a dejar decorar.
—¿Sabes preparar la masa?— preguntó Frank—.
—Si— dijo Gerard asintiendo— Pero no se como usar un horno.
Gerard bajo la mirada apenado, más que nada porque se suponía que estudió repostería, todo repostero debía de saber utilizar un aparato tan básico.
—Vale, no hay problema— dijo Frank al ver la mirada apenada de Gerard— Para precalentar el horno, obviamente primero hay que encenderlo, luego, mueves está perilla hacia la cantidad de grados que desees que se precaliente.
Gerard intentaba ponerle toda su atención a su compañero, quién al parecer, creía que al menos Gerard tenía los conocimientos básicos de un horno.
Pero ni siquiera sabía de donde se prendía el horno.
—¿Entendido?— preguntó Frank—.
—Uhm.. creo— dijo Gerard—.
—Bien, entonces, a hornear.
Gerard tragó saliva nerviosamente mientras se acercaba al horno, preparado para ponerse a trabajar.
—¿Te parece si vamos haciendo la mezcla?— preguntó Frank— Podemos sacar varios temas de conversación esta noche.
Gerard sonrió mientras asentía y se disponía a encender ambos hornos de la cocina.