—Puedes pasar— dijo Gerard haciendo de lado unos cuantos juguetes que estaban tirados cerca de la puerta— Llevaré a Bandit al baño.
—Gracias— dijo Frank con una sonrisa— Esperaré en el sillón.
—Claro, no me tardo.
Gerard caminó rápidamente por el pasillo que conectaba con las habitaciones y al final de él, se encontraba el baño.
Frank se quedó observando a su alrededor, notando que casi todas las fotos que se encontraban en esa pequeña sala del departamento, eran de Bandit de bebé y unas cuantas otras de Bandit y él.
Le pareció un poco curioso el hecho de que no tuviera fotos con sus padres, o sus amigos. Al menos en su caso, él no podía pasar un día sin tener que marcarle a su madre para decirle que si podía ir a acompañarlo por la noche, evidentemente nunca lo hizo, pero no podría imaginarse viviendo solo, sin ver aquella foto que tiene con su madre y que colgó en la sala a la vista de todos.
¿Por qué Gerard no tendría fotos de su familia?
Siguió observando a su alrededor, y aunque el espacio de la sala se veía ordenado en su mayoría –aunque claro, varios juguetes tirados– se dió cuenta al voltear a su derecha, que la cocina era un desastre.
Se veía que Gerard se esmeraba en practicar y mejorar su técnica.Se preguntaba cuánto tiempo llevaba ese desastre ya que en la noche no pudo volver para recogerlo.
—Gerard Way, creo que limpiar mesas no sirvió de nada— murmuró mientras caminaba hacia la cocina y se preparaba para lavar la montaña de trastes que tenía—.
En general, el departamento de Gerard se le hacía muy acogedor, un poco desastroso –no iba a negarlo– pero a fin de cuentas, se sentía como un hogar; tenía aquella calidez que te hace sentir en paz en cuanto pones un pie adentro.
—¡Listo!— dijo Gerard mientras volvía a gran velocidad— No tenías que hacer eso, Frank— dijo mientras volteaba a verlo al escuchar el sonido de los trastes— Dejá ahí, yo lo lavo ahorita.
—¿Y Bandit?— preguntó Frank ignorándolo— Creí que ibas a darle un baño.
—Estoy enseñándole a defender su privacidad— dijo Gerard— Así que la dejo bañarse sola de vez en cuando.
—¿No te da miedo que le pase algo?— preguntó Frank—.
—Siempre— admitió Gerard— Ya te dije que dejes ahí, yo lo lavaré.
—Tonterías— dijo Frank— Me da gusto que estés practicando en tu técnica.
—Creo que debo empeñarme un poco más si quiero darle una buena vida a Bandit— comentó Gerard— Me gustaría ampliar mi técnica y disciplina para ver si puedo conseguir más opciones de trabajo.
—¿Nos vas a dejar?— preguntó Frank viéndolo de reojo mientras cerraba la llave del agua—.
—Estoy ganando experiencia laboral, Frankie— comentó Gerard— Si obtengo un puesto mejor, a base de ese esfuerzo y puedo darle una mejor vida a Bandit, no lo dudaría.
Frank frunció ligeramente los labios mientras pensaba en alguna manera de convencerlo que se quedara, pero tenía razón.
Gerard no lo estaba haciendo por su conveniencia, sino por el de su hija, y era algo que le parecía sumamente lindo.
Frank sonrió ligeramente mientras se secaba sus manos y se volteaba hacía Gerard, quien sólo se encontraba a unos cuantos pasos de distancia.
—¿Puedo abrazarte?— preguntó Frank en un susurro—.
Gerard salió abruptamente de sus pensamientos al escuchar aquella frase de Frank, creo que lo que más llamó su tono de voz fue uno tranquilo y que transmitía paz.
Sonrió ligeramente mientras se volteaba en dirección a Frank y abría sus brazos para recibirlo.
—Ven aquí— murmuró Frank mientras lo atraía a él y lo rodeaba firmemente con sus brazos— Todo estará bien, Gee.
Gerard lo abrazó fuertemente al escuchar aquellas palabras, hacía mucho tiempo que no escuchaba esas palabras de alguien.
Frank podía sentir su corazón palpitar con calma, casi como si estuviera coordinándose con el palpitar del corazón de Gerard; era algo que nunca antes había llegado a sentir con alguien más, ¿por qué con Gerard era diferente?.
—¡Papi!— grito Bandit desde el baño, haciendo que ambos se separaran rápidamente— ¿Me ayudas con mi ropa?
Gerard rió levemente mientras volteaba a ver a su acompañante.
—Debo ir— dijo Gerard— Luego se pone la ropa al revés.
—Pues me gustaría seguir abrazándote pero...
Gerard rió mientras se sonrojaba al escuchar aquél comentario, y no sólo por aquella frase tan linda y sincera, sino porque él también lo deseaba, ojalá pudieran volver a tener algún momento como ese.
Finalmente se encaminó hacia el baño a pasos rápidos.Frank se quedó observando el pasillo por dónde había desaparecido aquél chico que de repente había llegado a irrumpir en su vida, tanto laboral como emocional.
—¡Ya!— dijo Gerard con felicidad mientras caminaba por el pasillo de la mano de Bandit— ¿Gustas tomar una ducha o algo?
—Creo que tomaré una ducha antes de volver a la acción— respondió Frank mientras asentía—.
—Ya te dije que...
—Basta, Gerard— interrumpió Frank rodando los ojos— Yo quiero ayudarte, porque quiero que sepas que ya no estás solo.
Gerard lo vio con un poco de culpa, pero aún así terminó asintiendo, indicándole a Frank que se había dado por vencido y aceptaría su ayuda.
—Genial— dijo Frank con una sonrisa— Por cierto, ¿qué vamos a preparar?
—Croquembouche— respondió Gerard con una mueca—.
—Uhm...— murmuró Frank— Creo que debo de preguntar en qué lío me estoy metiendo antes de hacerlo.
Gerard rió al escucharlo y ver su mueca de preocupación.