5. UNA PROFECIA DIFERENTE. PARTE #2

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-¡Sobrino! ¡te ha llegado una carta! ¡sobrino! ¡sal o me veré obligado a leerla antes que tú lo hagas!- los gritos de Jacobo despertaron a Snape un domingo por la mañana.

Era el día de la profecía. Snape llegó a tiempo para arrebatar la carta de la ansiosa mirada del fantasma. -Agradecería que no te metas en lo que no te importa- farfulló Snape y volvió a encerrarse en su cuarto.

En cuanto Severus abrió el sobre se dio cuenta de que no se trataba de una carta.
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-¿Estuviste llorando?- le preguntó Jacobo a Snape cuando este volvió a salir de su alcoba para cenar antes de ir con Dumbledore a Hogsmeade.

-No.

-No te creo nada. Tienes los ojos de alguien que ha estado llo...

-¡Basta!- gritó Snape golpeando enérgicamente la mesa con el puño cerrado. Levantándose de la silla, donde quedaba su almuerzo intacto, caminó directo al estante de libros para abrir la puerta secreta que conducía al sótano.

El fantasma se apresuró a interponerse entre Snape y la repisa.

-¿A dónde crees que vas? Deberías marcharte pronto a Hogwarts. No quiero que se te haga tarde- gesticulaba en exceso y su voz resultaba extrañamente ansiosa.

Snape hizo caso omiso a la petición de Jacobo, estiró la mano y alcanzó el libro que abría el pasadizo. Atravesó al espectro sin inmutarse, bajó los escalones de prisa y en completa oscuridad.

Conocía cada centímetro de ese lugar y reconocía a la perfección el olor del encierro, pues ahí era donde se ocultaba cuando los gritos se volvían insoportables.

Cerró los ojos por un momento tratando de detener la ola de recuerdos que amenazaba con ahogarlo.

Su madre había creado ese modesto espacio para ella y él, en muchas ocasiones solo para él.

El sótano era su santuario antes de que Lily Evans apareciera en su vida, donde memorizó sus primeros hechizos y leyó incontable número de libros mágicos. Ahora que Lily le pedía el divorcio... se sintió obligado a volver de donde, según él nunca debió haber salido.

*- Este será nuestro secreto Severus, no dejes que tu padre se entere.

Estamos solos en el mundo, mi pequeño niño... solo somos tu y yo, hijo mío-

Eileen Snape se secó las lágrimas con las mangas del vestido y abrazó a su hijo de 7 años antes de ocultarlo detrás de la repisa.

Previo a que la puerta se cerrara Severus escuchó la voz resonante y cargada de odio de su padre, que con improperios anunciaba su regreso del trabajo.

El pasadizo se cerró en silencio envolviendo al niño en una oscuridad que lo llenaba hasta el alma.

Él tenía miedo y abrazando sus rodillas lloraba y temblaba sin control. Él era muy pequeño y, sin embargo, ya odiaba como lo hace la gente grande, como lo hacía su padre*

Snape abrio los ojos.

Pero antes de tener tiempo de encender las lámparas del sótano tropezó con algo que se movió velozmente lejos de él, había algo vivo ocultándose entre las sombras.

Snape agitó su varita para encender las lámparas de la habitación. Sus ojos se movieron a donde los pequeños pasos habían huido.

Se trataba de una elfina domestica que se sacudía bajo una mesa destartalada por el terror de ser encontrada, tenía los ojos amarillos y enormes que parecían estar a punto de salirse de su órbita por el horror.

La Cuarta Reliquia, Una Oportunidad Para El Príncipe. TERMINADA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora