2. LA SEPARACIÓN

1.3K 69 39
                                    

Por la mañana Severus despertó dejando a su esposa aún dormida, se dirigió a la sala y bajó las escaleras con cautela para no alertar a su huésped indeseable.

No lo encontró en el sillón donde lo había dejado, pero escuchó un ruido proveniente de la cocina. Era el tintineo que hace la porcelana en el fregadero cuando alguien lava los platos de prisa. En efecto, Remus estaba lavando y secando los últimos platos con ayuda de magia. Snape resopló con cierto fastidio antes de dirigirle un saludo poco caluroso de buenos días.

- ¿Qué demonios se supone que hace Lupin?- Remus pareció no inmutarse ni un poco ante la pregunta poco hospitalaria de Snape.

-Pensé que eso era obvio, lavo los platos- contestó Lupin y sonrió despreocupado sin detenerse en lo que hacía.

-Deje eso, yo lo terminaré- Lupin parecía no escucharlo aunque le divertía que Snape lo tratara con tanta formalidad. Severus se acercó más para arrancarle la varita de la mano.

- ¡En esta casa no hacemos magia!- protestó energicamente Snape.
-Veo que Lily no ha hecho nada por mejorar tus modales, Severus Snape.- Lupin rió un poco para mayor enojo de Snape.

-No hay que mejorar nada Remy, mi esposo es perfecto tal cual es- Lily se asomó a la cocina haciendo un giño a Remus en signo de complicidad.

Se veía pálida y con ojeras marcadas.
Lily Se colocó una mano en la espalda y la otra se la pasaba lentamente sobre el abultado vientre.

Lupin no pudo evitar pensar lo incomodo que se pondría James al ver a Lily embarazada de su rival.

Aunque Potter aseguraba haber superado su amor por Lily, no podía decir lo mismo de su odio por Severus.

Lily era la chica Gryffindor ideal; bonita, divertida, inteligente y valiente. Remus tenía la teoría de que James se empeñaba en encontrar esas mismas cualidades en Petunia y por esa razón la pretendía.

-¡Vaya! Lily Evans... perdona Lily Snape- se corrigió de inmediato ante la mirada mordaz de Severus.
Abrazó brevemente a la chica y colocó la palma de su mano sobre la barriga de ella- ¿Cuánto falta para que nazca?

-Faltan solo dos meses. El parto está programado en la última semana de agosto.- dijo Lily con un brillo especial en los ojos que aparecía solo cuando hablaba del bebé.

-Puede llamarla Evans, ella adora su nombre de soltera- repuso Snape en tono aburrido, luego puso los ojos en blanco y salió de la cocina para buscar aquello que lo había despertado un domingo tan temprano.

Observó con recelo la carta que yacía aun en el comedor, la que seguramente Lily ya había leído.

Severus Snape.
Querido Severus he recibido tu libro y admito que su carácter educativo e innovador me ha hecho recordar lo viejo que estoy. Hay varios capítulos que me gustaría discutir contigo personalmente. Por lo que te pido que me acompañes mañana a tomarme una copa en las tres escobas a las diez de la mañana. Salúdame a la bella Lily.
Con afecto, Albus Dumbledore.

-Sutilmente exigente, como siempre- pensó Snape.

Hacia un par de semanas que Severus decidió confiarle su mayor secreto al director de Hogwarts.

En el pasado también había sido su confidente, pero esto era diferente, no sabía cómo Dumbledore se tomaría una historia tan inverosímil que involucraba a un reloj que hacia lo que se le daba la gana y un fantasma parlanchín fastidioso.

Snape se convenció a sí mismo de que hasta el momento el único afectado por ese giro en el tiempo era James Potter, por la sencilla razón de haber perdido a Lily. ¿Y Lily? ¿Se sentiría decepcionada por haberlo elegido a él como esposo? ¿Qué pasaría si ella se enteraba de que en otra vida estuvo casada con James Potter?

La Cuarta Reliquia, Una Oportunidad Para El Príncipe. TERMINADA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora