1. La Historia De Jacobo Iverllands

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Querido lector  este primer capítulo inicia con una referencia al pasado, narrada desde la perspectiva del personaje principal para enseñarte el origen de la CUARTA RELIQUIA. Espero sea de tu agrado.

2 de mayo, 1998.

*Severus Snape*

Esa noche fui al lugar que habiamos acordado encontrarnos. Al ver que él aún no llegaba me acomodé bajo las ramas de un árbol de sauco.

La noche era clara pues pronto sería luna llena. El frio me calaba hasta los huesos obligándome a mantener los dientes apretados para evitar que mi mandíbula se agitara frenéticamente.

En medio de aquel silencio sofocante lo escuché:

- Así que decidiste venir, bienvenido seas- sus palabras sonaron como un murmullo siniestro a mis espaldas.

- Di lo que tengas que decir porque no puedo estar aquí por mucho tiempo - me giré para poder verlo a la cara. La marca en mi brazo izquierdo empezaba a escocerme y eso me tensaba aún más.

- como te dije en nuestra plática anterior eres mi único descendiente vivo y no puedo darme el lujo de perder el tiempo... aunque estoy a punto de hacerlo.-

- No creí que a los fantasmas les importaran esas nimiedades que no son de importancia para los inmortales.- una punzada dolorosa me obligó a agitar involuntariamente mi brazo. Sabía que él, en alguno de sus escondrijos, me estaba llamando y empezaba a impacientarse.

- No soy un fantasma, ya te lo he dicho, soy el Lebenssammler (que significa recolector de la vida)- respondió tranquilamente y situándose frente a mí colocó sobre mi pecho su dedo huesudo revestido de una piel seca y verduzca, provocándome una horrible sensación de ahogo.

- Tu fin está muy cerca, Severus, puedo sentirlo justo aquí- presionó aún más  y pude ver como mis dedos se tornaban demasiado fríos y azulados, después de un momento (que me pareció eterno) apartó su cadavérica falange de mi cuerpo permitiéndome dar un respiro.

- ¿Qué... es lo que... quieres?- el aire llegó a mis pulmones de forma dolorosa dificultándome hablar.

- No quiero que mueras. No sin antes  escuchar una propuesta que nos beneficiará a ambos.

- Un asesino como tú no puede ofrecerme nada. Me marcho- gire rápidamente sobre mis talones pero su voz me detuvo.

- ¿Enloqueciste? ¡Yo no he matado a nadie! No lo tomes tan personal, yo me los llevo a todos; familia y no familia, niños y adultos, mujeres y hombres... eso sí, siempre espero a que la agonía vaya un paso delante de mí, esa es la regla de oro ¿Crees que estoy contento con reclamar la vida de mi propia sangre cuando se les llega su tiempo? ya estoy cansado de este trabajo, llevo siglos atrapado, ni vivo ni muerto, siendo el emisario de mi ama. A todos algún día les llega su hora Severus y yo solo reclamo lo que a ella le pertenece, pero ya quiero acabar, jubilarme y descansar.

- Entonces déjame en paz, deja que muera como todos lo hacen. Solo... déjame morir.- la malita cicatriz ardía sobre mi piel.

- Tú no lo entiendes, no todo tiene que ser desgracia e infelicidad, no si haces lo que te pediré, mi ama necesita de tus servicios y  a cambio ella te dará una segunda oportunidad. ¿Ves esto?- me mostró el collar que colgaba de su cuello, era un pequeño reloj de al menos 5 centímetros de diámetro, los números estaban  grabados en números romanos. No tenía agujas lo que era muy extraño. Por encima tenía un decorado de tres figuras geométricas; un triángulo, una línea vertical y un círculo. Todo de color oro.

La Cuarta Reliquia, Una Oportunidad Para El Príncipe. TERMINADA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora