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Antes de ese día, a Jin se le podía considerar relativamente activo. Ahora no salía de su cama más que para ir al baño. Dormía todo el día, y su dieta consistía casi unicamente en somníferos. Ni siquiera quería hablar cuando estaba despierto, y Tae tenía que insistirle para que se cambiase de ropa. Unas dos semanas más tarde del incidente, Namjoon se presentó con una sudadera hinchada.

–¿Qué quieres? –Preguntó Taehyung de manera cortante nada más abrirle la puerta.

–Ahm...Bueno... ¿Puedo pasar? – La ceja encarnada de Tae contestó a su pregunta. Se encogió un poco sobre si mismo –. Venía a despedirme...

–¿Ah?¿Te vas?

–Si.Bueno... A Jin no le conviene poder cruzarse conmigo. No quiero que tenga que andar por la calle asustado. Yoongi me ha encontrado un trabajillo en Daegu.

–Me alegro de que te hayas dado cuenta de que tienes que dejar a Jin en paz. ¿A qué has venido? ¿A notificármelo?

–¿Qué tal sigue Jin? –Cambió de tema Nam.

–De puta madre – mintió Tae –. ¿A qué has venido? –Repitió.

–Tengo un pequeño regalo – dijo, desabrochándose la chaqueta y mostrando un bulto con mucho pelo –. No tengo dinero suficiente como para comprar uno, así que la he adoptado. No es perfecta, pero espero que anime a Jin –. Tae cogió el bulto. Era una gata persa, no demasiado grande, con el pelo color madera. Lo que más le llamó la atención fue que, en lugar de ojo izquierdo, tenía una costura que le juntaba ambos párpados–. Se llama Kawan, tiene dos años. Su anterior dueño la abandonó por que tenía una infección en el ojito. Cuando la encontraron, estaba tan mal que tuvieron que quitárselo.

–Kawan. Fuerza.

–Si. Es un buen nombre. Por cierto – dijo, recordando algo –, el helado favorito de Jin es el de mora y nata. Si se lo compras se alegrará. Si le llevas al psicólogo y le receta antidepresivos, es alérgico al Prozac. Si llora, abrázale, pero si no te deja, sal del cuarto y déjale solo. Aunque no se coma la comida, prepárasela igual y déjasela en una bandeja en su cuarto. Le gusta que le despierten con caricias en el pelo, y le pone de buen humor el olor del incienso –Sonrió levemente al decir eso, como se imaginase la sonrisa de Jin.

–¿Algo más? –Preguntó Tae, un poco enternecido.

–No. Solo eso –. Se sacó algo del bolsillo del bolsillo y se lo dio a Tae –. La cartilla veterinaria de Kawan –. Se dio la vuelta y se alejó despacio.

–¡Espera!–Le retuvo Tae. Nam se volvió, y él tragó saliva –. ¿No quieres pasar a despedirte de él? –Nam dudó unos instantes, y finalmente negó con la cabeza.

–No le conviene. Se asustará. Tiene derecho a vivir sin miedo.

Tae miró a Kawan mientras Nam seguía alejándose. Ella se removió en sus brazos y maulló tiernamente. Kawan. Fuerza. Jin la iba a necesitar.


֍֎֍


Tae se asomó a la puerta de Jin. Estaba durmiendo, como siempre. Se sentó en el borde de la cama, con Kawan pacíficamente tumbada en sus brazos. Recordó lo que Nam le había dicho momentos antes y metió su mano entre el cabello de Jin.

–Jin, despierta... –Jin abrió un poco los ojos y le miró –. Tengo algo para ti –. Levantó a la gata y se la enseñó. Jin la miró,sin decir nada –. Se llama Kaw... –Jin se dio la vuelta para seguir durmiendo a mitad de frase. Tae se quedó callado y dejó a Kawan en el suelo. Cogió la cartilla veterinaria y la dejó en la mesilla.

–Te dejo aquí su cartilla. No la pierdas –. Se levantó, caminando hacia la puerta.

–No soy un niño –murmuró Jin en voz baja.

–¿Dices algo? –Preguntó Tae, dándose la vuelta.

–¡Que no soy un niño! –Exclamó. Se había levantado de la cama,enfadado –¡Soy un adulto! ¡No necesito que me compres cosas! ¡Y tampoco que andes todo el día detrás de mi! ¡Solo necesito un poco de ayuda, no una madre!

–Pero Jin, ¿en qué momen...?

–¡No me interesa! ¡Deja de tratarme como un niño! ¡No necesito a ese gato! ¡No quiero que estés conmigo como "mirale que mono, mirale que bonito, que sonrisa..."! ¡Exijo que me trates como el adulto perfectamente que capaz que que soy! ¡De manera que puedes coger a tu gato de raza y devolverlo a su perrera de lujo!

–¡No es un gato de raza, Jin! ¡Es una gata adoptada!

–¡Me importa una mierda, quédatela! ¡No soy un niño que ha pillado un berrinche! –Cogió la cartilla y la tiró al suelo, desperdigando los papeles.

–¡Eso lo vas a recoger tu, Jin!

–¿Ves lo que digo? ¡Pareces mi puto padre!

–¡El gato te lo ha adoptado Namjoon, ¿vale?! ¡Lo adoptó para ti!¡Porque se va a Daegu! –Jin se paralizó, y miro al suelo, a la cartilla. Un papel un poco diferente a los demás sobresalía. Jin se agachó a recogerlo. Ponía "Hola, Jin. Esta preciosa chica se llama Kawan. No es perfecta, pero es hermosa, como tú. Podrás hacerle moñitos en el pelo, espero que sea buena contigo. Como ya sabrás, el 7 de marzo me fui a vivir a Daegu. No sé si ya habré vuelto o si seguiré allí cuando leas esta nota. Recuerda que te quiero mucho, Hyung. Muak" y un pequeño corazón dibujado. Le dio la vuelta, y vio que era la instantánea que se habían tomado el último domingo que pasaron juntos. Jin miró su reloj, con los ojos húmedos. Ese día era siete de marzo. Todavía podía llegar a la estación de tren.



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mejores amigos (Namjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora