Capítulo 8

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"...por lo pronto, comenzaría a convertirme en eso que me parecía tan imposible, una señorita"

Cecily Beaufort

El cuerpo de Liam no existía, no estaba en el féretro, solo nosotros y una caja vacía, cubierta por la bandera y un sinfín de conocidos y desconocidos que daban sus condolencias mientras nos acompañaban. Me sentí la peor de las hipócritas, estaba de pie allí, llorando a Liam como si él pudiera verme u oírme, cuando en realidad, yo sabía que estaba rodeada de sus traidores, y que no había podido ayudarle en nada, que debía guardar silencio como si desconociera todo.

Estábamos haciendo los servicios fúnebres de un soldado del reino que había muerto al servicio de la corona, y yo estaba convencida que lo habían matado despiadadamente, para tapar eso tan grave que aun desconocía, pero que incluía a los Bradley como autores o coautores.

Peter y David se acercaron a mi padre y le dieron sus condolencias nuevamente, mientras yo miraba fijamente aquella caja embanderada y me repetía a mí misma que debía callar. Cuando todo terminó, las personas se fueron dispersando, mientras me detuve un tanto más, mirando el horizonte, mirando hacia el río, mirando hacia esa casa.

—¿Ceci? ¿Estás bien? —su voz me hizo volver a la realidad, sorbí mi nariz y me volví hacia Peter. Lo miré un instante, estaba de pie, con su uniforme impoluto y una mirada tierna, triste, pensé por un breve instante que todo parecía irreal, que todo era un mal sueño, que nada estaba sucediendo, pero entonces, me abracé a mí misma rodeándome con mis brazos y me limité a asentir con un movimiento de cabeza.

—Lo lamento mucho, de verdad...

No dije nada, no podía ni siquiera hablar, es que deseaba hundirme en la tierra allí mismo, y desaparecer de todo

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No dije nada, no podía ni siquiera hablar, es que deseaba hundirme en la tierra allí mismo, y desaparecer de todo. Luego de un instante silencioso lo vi alejarse. Me dolió, pero era lo mejor, pues a pesar de que debía odiarlo de alguna manera que todavía mi cabeza no procesaba, era el hombre que amaba. De un momento a otro volví a estar sola, todos se había alejado, y entonces un par de brazos fuertes me giraron y me abrazaron muy fuerte.

—Ven acá... —me rodeó por completo y hundí mi rostro en el cuello de David. Estuvimos así, en silencio un momento— Liam no querría verte así,  estoy seguro que te diría que seas fuerte, que no te rindas, que mires adelante siempre, que te cuides y sigas adelante con tu vida, así que no sigas llorando. Levanta la mirada y sigue adelante. — lo dijo casi como una orden, sus palabras eran ásperas, como él, era su manera de consolarme, y aunque dentro de mi misma estaba tiesa y fría como un témpano, traicioné a mi hermano por un instante, y me dejé abrazar, me hacía falta, lo necesitaba. Los pensamientos de que debía odiarlo, y de tantas cosas que me había propuesto me invadían por completo, pero solo me detuve inmóvil entre sus brazos.

—Gracias. —alcancé a susurrar.

—Anda, ve a tu casa con los demás.

Lo mire repleta en lágrimas y le obedecí, camine a casa y cuando llegue, me hundí en mi cama y llore muchos días. A ellos, no volví a verlos.

Todo lo OCULTO saldrá a la LUZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora