Capítulo 15

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"Moví mi cabeza de un lado a otro totalmente colmada de las sensaciones más terribles, los miedos más profundos y la incertidumbre más grande."

Cecily Beaufort

Caminé hasta la entrada del salón y lamenté todo eso que había sucedido. Tal vez debía haberle dicho que me había equivocado, que lo sentía o un simple gracias. Tenía razón en muchas cosas, porque aunque él ignorara todo lo que yo sabía, sí tenía muy claro que hubiera sido realmente terrible que su padre me encontrara allí, revisando sus papeles. Sería lo mismo que gritar: ¡lo sé todo! De igual manera, estaba segura que David no se había tragado el cuento de la pluma y el papel, al menos eso me había dejado muy en claro al decirme que no sea tonta y me alteraba la ansiedad por saber qué es lo que realmente pensaba.

Ese día todo me estaba saliendo patas arriba. Entré al salón y traté de tranquilizar a mi corazón y a mis pensamientos que anhelaban llorar mucho. Estaba repleta de emociones que no podía entender ni terminar de controlar.

Tomé una copa y bebí tratando de refrescarme un poco, localicé a Camille y me acerqué a ella que conversaba animadamente con las otras visitas. Me senté en el sillón y traté de apaciguar mis ánimos que seguían por el suelo.

—¿Cómo te ha ido esta noche Cecily? —Camille me sacó de mis pensamientos.

—Muy bien, el baile está precioso, la música, todo... Muchas gracias por invitarme... —me sonrió.

—Claro boba... siempre eres bienvenida en mi casa, tú y Eve. —sonreí.

—Por cierto... ¿Dónde está? No la he visto en toda la noche.

—En este instante, en la pista con David.

Tragué saliva y dirigí mis ojos hacia el grupo que bailaba y allí la vi, con la mano de él sobre su cintura y la de ella sobre su brazo. Sonreían y hablaban mientras hacían los pasos. Inevitablemente inspiré profundo y me puse de pie.

—Camille, voy a ir un momento a la habitación, no me siento del todo bien.

—¿Te sucede algo?

—Tal vez el calor, que no he descansado nada en todo el día... no lo sé. ¿Podrías disculparme?

—Claro que sí... ve tranquila.

Tomé el pasillo mientras observaba cada detalle a mí alrededor, puertas, ventanas, escalera, luces, todo.

Subí las escaleras y entré en mi habitación. La música se oyó distante y el ambiente más tranquilo. Estaba por completo sola y agotada, agobiada de tantas cosas y repleta de dudas.

Me desarmé el peinado y me quité el vestido. Decidí que era hora de descansar, porque esa noche mientras los otros durmieran, estaba decidida a volver al despacho, porque si permanecía sin saber nada, sin entender nada, terminaría dándome por vencida y yéndome algún lugar lejos, tal vez a casa de la tía Margot, que se había instalado en el nuevo continente, un lugar que me sonaba perfecto. Si bien hacía mucho que no la veía, siempre habíamos tenido excelente relación y solía escribirle. Tomé la decisión de que terminara como terminara todo aquello, me iría a su casa. Lejos de todo y de todos.

 Lejos de todo y de todos

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Todo lo OCULTO saldrá a la LUZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora