Capítulo 11

7.4K 913 174
                                    

"...Me encanta que seas una señorita sensata y tierna".

Peter Bradley

Por la mañana me levanté, me puse un vestido cómodo y bajé las escaleras para encontrarme con mis padres para desayunar. Estaban sentados y murmurando mientras se miraban el uno al otro, me acerqué y los saludé con un abrazo y un beso en la mejilla, pues no los había saludado desde que llegamos con Eve.

—Ceci, también me alegra mucho verte, pero recuerda que no debes ser tan expresiva con tus sentimientos o pensamientos... Las señoritas deben mantener la postura y el temple siempre.

Quisiera decir que blanqueé los ojos, pues lo deseaba cada músculo de mi cara, pero lo cancelé de inmediato para no oír más regaños.

—Claro madre, disculpa.

Me senté a la mesa y tomé mi desayuno. Eve todavía no aparecía por allí, normalmente se levantaba tarde, así que me tocó responder a todas las preguntas y también soportar los silencios incómodos.

—¿Cómo les ha ido? —preguntó mi padre mientras yo llevaba la delicada taza de porcelana a mis labios y bebía un sorbo.

—Muy bien... es decir, a Eve le ha ido perfecto. Varias propuestas matrimoniales, pero ninguna le ha convencido. —mi padre enarcó una ceja y dirigió una corta mirada a mi madre. Entendí que tenía que ver con la conversación que había oído. —¿Y a ti?

—Padre... sabes que yo no aspiro a mucho... tampoco pretendo casarme pronto... recién estoy por cumplir diecinueve años, y no tengo el mínimo apuro. —dije minimizando el tema por completo.

—Deberías. —interrumpió mi madre.

—¿Por qué? —cuestioné sabiendo que esa impertinencia me costaría una reprimenda.

—Porque eres una dama, una señorita, una mujer, Cecily. Las mujeres tenemos como principal objetivo, lograr un buen matrimonio. Ya lo sabes, pues el trabajo y el hacer otra cosa, no nos compete. —Tragué el té que tenía atascado en mi garganta y quise contradecirle, pero entendí que no debía. Miré hacia la silla que estaba delante de mí, la de Liam. De seguro si él hubiera estado allí, habría intervenido con una de sus respuestas inteligentes que dejaban a mi madre pensativa, y a mí feliz.

—Está bien... me concentraré en eso. —respondí para calmar los ánimos y para dejarla tranquila. Después de todo no mentía. Me concentraría en Peter, en lo que quería lograr, en mi plan. Al menos me quise convencer de eso, porque desde que había sucedido lo de mi hermano, mis sueños del  perfecto  matrimonio por amor se habían esfumado por completo, dando prioridad a otros objetivos.

 Al menos me quise convencer de eso, porque desde que había sucedido lo de mi hermano, mis sueños del  perfecto  matrimonio por amor se habían esfumado por completo, dando prioridad a otros objetivos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me detuve en la puerta principal y miré hacia el árbol donde estaba aquella lápida. Dudé si acercarme, después de todo aquella caja enterrada, estaba vacía y yo en cambio, repleta de sentimientos indescifrables. Tragué saliva y avancé despacio pisando la hierba verde mientras sentía la humedad del rocío en mis zapatos y el vapor que el sol comenzaba a levantar que humedecía mi cuello y mi rostro. Me detuve frente a su nombre que estaba perfectamente escrito mientras sentía una opresión en mi pecho y unas ganas enormes de llorar. Jamás creí que extrañar a alguien doliera tanto.

Todo lo OCULTO saldrá a la LUZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora