Capítulo 16

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DÍAS DESPUÉS


-Oye, ¿qué planes hay para hoy?

-Mmm... No lo sé. ¿Por qué? ¿Tienes algo en mente?

-Sí, ¿que te parece ir a la casa de campo?

-¿Tienes una casa de campo?
Pregunté mirandolo confundida.

-Sí, ¿Robert no te lo había dicho?

-Pues no... –Murmuré encogiéndome de hombros.
Supongo que el tema nunca ha salido...

-Decidido entonces, nos vamos de vuelta por el campo. –Sonreí de acuerdo con él para ponerme de pie. –Voy a llamarle para que sepa que vamos para allá.

-Vale, y yo voy a vestirme.

-Recuerda coger ropa para quedarnos el fin de semana.

-¿También?

-Por supuesto. Debemos aprovechar el tiempo. –Rodé los ojos mientras que él salía de la habitación dejándome a solas con mis pensamientos.

¿Y ahora que ropa llevaba? ¿Haria frío o calor? Aunque bueno, si aquí hacia algo de frío...

Cogí el bolso de viaje para comenzar a guardar conjuntos de ropa junto al neceser con las cosas del aseo y algún par de zapatos. Quizás era algo exagerada, pero siempre prefería llevar ropa de más por si acaso...

•••


-Me encanta éste lugar. ¿Por qué no me habías traído antes?

-Porque no hemos tenido oportunidad. –Beso mi cabeza incorporándose para tenderme la mano. –Se me acaba de ocurrir algo.

-¿Qué? –Pregunté mientras que aceptaba su mano para ponerme de pie.

-¿Por qué no vas a cambiarte de ropa y cenamos aquí? Bajo la luz de las estrellas.

-Me parece bien. –Sonreí para acercarme a darle un beso. –Voy a darme una ducha rápida y bajo a ayudarte con la cena.

-De acuerdo, guapa, pero tomate todo el tiempo que quieras. –Asentí para dirigirme nuevamente a la habitación principal en la que pasaríamos los siguientes días.

La casa era preciosa. Estaba situada en un pequeño pueblo lleno de chalets de madera y cabañas rústicas.     

Christian me había dicho que de pequeño siempre solían pasar los tres meses de verano, o al menos uno de ellos, en esta casa. Incluso me había enseñado algunas fotografías antiguas recordando viejos momentos.

Rápidamente me desvestí para meterme en la ducha sin ni siquiera haber decidido que ropa ponerme antes. Cualquier cosa me valdrá, total, solo vamos a comer aquí...

Con el pelo recogido y la toalla alrededor del cuerpo, salí de la ducha para abrir el armario y sacar el vestido que anteriormente había colgado para que no se arrugara.

-Perfecto. –Dije mirándome frente al espejo de cuerpo entero para ver como me quedaría.

Sarah me lo había regalado el mismo día en el que le habíamos contado sobre el género del bebé y a mí me había encantado. Negro lleno de florecillas rojas, amarillas y blancas con los ramilletes verdes. 

Me eché un poco de perfume para darle un poco de color a mis labios antes de bajar los escalones rumbo a la cocina

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Me eché un poco de perfume para darle un poco de color a mis labios antes de bajar los escalones rumbo a la cocina.

-¿Chris? ¿Dónde estás?
–Pregunté al descubrir que allí no estaba cuando me había dicho que iba a preparar la cena. Además, en aquella cocina no había ni rastro de ingredientes para la comida. –¿Christian?

Un chillido proveniente del jardín llamó mi atención. ¿Eso había sido la voz de un niño? Y lo que era peor, ¿era la voz de mi hermano Dylan? 

Caminé totalmente confundida hacia la puerta del jardín trasero en la que las cortinas no dejaban de moverse por el viento para ser sorprendida por una voz familiar a mis espaldas.

-Princesa...

-¡¿Papá?! –Grité abriendo bien los ojos al verlo frente a mi.
¡¿Qué haces aquí?!

-¿No piensas venir a darme un abrazo? –Corrí hacia él para lanzarme a sus brazos en el momento que había terminado la frase. –Yo también te he echado de menos, hija.

-¿Por qué no me habías dicho que venías? ¿Christian también lo sabía? ¡Ahora entiendo porqué tanto misterio en la última conversación! –Mason rió pasando la mano por mi cabello para peinarmelo hacia atrás.

-Todos queríamos que fuera una sorpresa. Además, vengo en busca de la foto de mi nieta. –Reí llevándome la mano al vientre inconscientemente.

-¿Cuánto tiempo vas a quedarte?

-Tres días. La ocasión merecía la pena.

-¿Qué? –Pregunté al no entenderlo.

-Ya sé que ahora mismo no estás entendiendo nada, Kristen, pero quiero que sepas que siempre te apoyaré en todas las decisiones que tomes y que siempre estaré aquí para ti y para Hope, da igual la distancia a la que esté o los días que nos veamos.

-Lo sé, papá... –Sonrió alejándose hacia el sofá del salón para traer consigo una bolsa de cartón.

-A tu abuela le habría gustado que llevaras este tul contigo.
Fruncí el ceño. ¿Eso era un velo de novia?

Sin verlo venir, se colocó detrás de mí para ponerme el broche en forma de mariposa cubierto de pedrería del que colgaba un corto velo de seda.

-¿Papá...? 

-¿Preparada para tu boda? 
Preguntó ofreciéndome su brazo como si lo que acabara de decir fuera lo más normal del mundo.

-¿Qué?

-Vamos, hija, no hagamos esperar al novio. Ya está lo suficientemente nervioso como para que nosotros tardemos más.

-P-pero... –No me dejó terminar, Mason entrelazó nuestros brazos para caminar hacia la puerta del jardín traspasando aquellas cortinas que aún se movían por el viento.

¿Alguien podría explicarme qué diablos pasaba exactamente? ¿Acababa de decir mi padre que iba a casarme con Christian? ¿Hoy? ¿Ahora?

Mi boca se abrió totalmente sorprendida por tercera vez en la noche al ver todo lo que había en el jardín exterior.

-No me lo puedo creer...

-¿Lista? –Miré a mi padre antes de volver a mirar a todos en aquel jardín.

Sarah, Logan y su bebé, Robert, mi hermano Dylan; Amy, la mamá de Chris e ¡incluso Elizabeth estaba allí sentada!

Por último, miré a Christian junto a... ¿Ese era Jack? ¿Jack, el chófer de Robert iba a ser nuestro juez de paz?

Mi vista volvió hacia Christian para ver la carita de cachorrito que éste tenía. Su mirada expresaba muchas emociones juntas, desde el temor hasta el alivio por verme allí.

Le sonreí desde la distancia para que estuviera tranquilo. No nos hacían falta palabras de amor para comunicarnos porque con una mirada ya nos decíamos todo. Ambos sabíamos el amor que sentiamos el uno por el otro y a pesar de que nunca me había imaginado que mi boda sería así, en la casa de campo de mi padrastro y sin el rastro de mi madre por todo esto, estaba muy feliz por ello.

-¿Hija?

-Estoy lista. –Le respondí a mi padre haciendo que sonriera para comenzar a caminar por la alfombra que me llevaría a la pequeña tarima junto a mi pronto marido y padre de mi hija.

~FIN~

Impossible L♥ve {#2} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora