Iba camino a la nueva escuela, por fin después de tanto tiempo volvía a retomar mi vida, después de tantas terapias psicológicas mi vida empezaba de nuevo, caminaba en calma y tranquilidad hacia mi destino, no debía llegar tarde al primer día de escuela, durante el camino fui acomodando mi uniforme en la forma que más me gustaba llevarlo, saque la camisa de mi pantalón, desabotone el saco del uniforme por completo, afloje la corbata un poco y desabroche los dos primeros botones de mi camisa, ya me sentía mucho mejor.
—¿Chuuya? —escuché que me llamaban por lo que detuve mi andar— vaya, sí que has cambiado un poco —pronuncio aquel chico frente a mí, el cual mire detenidamente— ¿no me recuerdas? Eso es muy cruel de tu parte.
—Osamu —murmure sorprendido— como olvidarte, fuiste mi amigo de la infancia.
—¡Se acuerda de mí! —pronuncio eufórico en lo que abrazaba al chico que lo acompañaba— soy tan feliz.
—Dazai... —le llamo el otro— podrías soltarme —pidió el azabache.
—Si perdón —sonrió dejado libre a su compañero— cierto, Chuuya te presento a Akutagawa Ryunosuke, él nos acompañara a partir de hoy en la escuela.
—Mucho gusto, Chuuya Nakahara —me presente cortésmente— así que también eres nuevo en la escuela.
—Sí, por fin mamá me dejo venir —murmuro dejándome algo confundido.
—¿Cuándo volviste a la ciudad? —pregunto Dazai.
—Hace una semana, mi mamá dijo que era momento de avanzar —respondí.
Dazai se quedó mirándome fijamente, su mirada era penetrante, como si tratara de buscar algo en todo mi ser, y creo que lo encontró pues sus ojos se quedaron fijos en mi cuello.
—Ese collar, ¿es el que te regale? —pregunto y yo inmediatamente me lleve una de mis manos aquella parte de mi cuello.
—Si —respondí— ahora si me queda.
—Te queda muy bien —sonrió ampliamente.
—Oye Nakahara, ese tipo de accesorios no son permitidos en la escuela —pronuncio aquel azabache— eso decía el reglamento.
—Se lo que dice el reglamento, pero no me lo voy a quitar —advertí.
—Siendo así, entonces deberías de acomodarte bien el uniforme —pronuncio Dazai.
—Déjenme en paz, suficiente tengo con mi mamá, como para aguantarme a otras dos —pronuncie molesto en lo que apresuraba mi paso para alejarme de eso dos.
Dejé aquellos dos tontos atrás de mí, en bien entre a la escuela pude ganarme la mirada de más de uno de los de allí presentes, sin prestarle atención me dirigí al lugar donde se llevaría a cabo la ceremonia de ingreso.
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Haber visto a Chuuya me alegro demasiado, pero pude notar que su forma de ser había cambiado demasiado, antes era un chico muy tierno, sonriente y lleno de ilusión, seguía las reglas al pie de la letra, ahora tal parece nada de eso queda en él, sus bellos ojos que antes brillaban de una forma tan espectacular, ahora eran opacos sin ninguna clase de brillo ¿Qué habrá pasado? ¿Por qué se iría en el pasado así sin más?
—Buenos días Dazai —pronuncio aquel tierno albino.
—Buenos días Atsushi ¿Cómo estás? —pregunte.
—Bien, fuero unas vacaciones muy entretenidas —respondió y fijo su mirada en Akutagawa— perdón, mucho gusto soy Atsushi Nakajima.
—Akutagawa Ryunosuke —se presentó mi vecino.
—Así que eres el vecino de Dazai —pronuncio.
—Sí, por fin logre persuadir aquella señora —di un suspiro— aunque no lo hubiera conseguido sin la ayuda de la hermosa Gin.
—Me alegra mucho, vas a ver que te divertirás demasiado —pronuncio animado Atsushi.
—Eso espero —murmuro Aku.
Hablamos de cosas triviales durante el camino a la escuela, Atsushi nos contó lo que había hecho durante las vacaciones, Aku no hacía más que preguntar sobre las cosas que le llamaban curiosidad durante el relato del otro. Al llegar a la escuela nos dirigimos hacia donde se llevaría a cabo la ceremonia de ingreso.
Durante la ceremonia nos presentaron a los nuevos profesores, hablaron sobre el reglamento y el uso adecuado del uniforme, hicieron el sorteo de los cursos para saber que profesor quedaría a cargo de cada uno, en bien termino la ceremonia nos dirigimos al listado para saber en qué curso habíamos quedado, me alegro bastante el hecho de que quedamos los tres juntos y con aquel profesor que tanto llamo mi atención.
—Qué bueno que quedamos todos juntos —pronuncio Atsushi alegre.
—Sí, hubiera sido feo quedar en cursos separados —suspire.
Buscamos el salón que nos correspondería ese año, al entrar pude ver a Chuuya muy concentrado mirando hacia la ventana, como si tratara de ignorar a los que estaban ya allí, junto con Atsushi y Aku nos acercamos a él, pues estaba en el puesto que casualmente yo siempre ocupaba.
—Oye, estas en mi lugar —pronuncie.
—No sabía que lo habías comprado —respondió sin siquiera mirarnos— no me jodas hay más lugares libres.
—Pero a mí me gusta ese —objete ganándome la atención del pelirrojo, el cual me miro por unos cuantos segundos.
—Bien —suspiro para ponerse en pie y hacerse en el puesto de adelante— ¿Feliz?
—Muy feliz, eres genial —sonreí ampliamente en lo que me sentaba.
Tanto Aku como Atsushi se ubicaron en los puestos de al lado, el profesor ingreso al aula se presentó y nos pidió hiciéramos lo mismo, para así conocernos a cada uno de nosotros, de a uno por uno se fueron poniendo en pie, dijeron su nombre, la edad y lo que les gustaba hacer en sus tiempos libres.
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