Capítulo 6. Reto.

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23 de noviembre del 2013.

Despierto, está mi papá al lado en la computadora, tal vez descargando música. Reviso mi teléfono y tengo un mensaje de Austin que dice.

—Buenos días señorita.

Son las ocho de la mañana, sólo dormí seis de las ocho horas que duermo los fines de semana, ya que entre semana no puedo por las tareas, por ese esfuerzo que Austin dice que es fácil. Ese chico hizo que se sacará de mis casillas por lo prepotente, por lo presumido y por tener buen gusto musical, que eso aún no me explico. En mi vida nunca se me había ocurrido pensar que alguien tendría los mismos gustos raros que yo, hablando de música solamente.

Yo: Buenos días joven. —Es lo que le respondo en el mensaje.

Austin Wallace: ¿Joven? Ah qué linda señorita, no sabía que era joven.

Yo: Pues si, Austin no digas, tenemos 14 años.

Austin Wallace: No entendiste. Ya sé que soy joven, solo quería enseñarte a aceptar cumplidos.

Yo: Y con tu sarcasmo nunca lo voy a entender.

Austin Wallace: Entonces no me queda otra más que convencerte de otra forma.

Yo: ¿Convencerme de que?

Austin Wallace: Que eres linda, y más cuando sonríes.

Yo:  Claro que no. A duras penas intento hacer una sonrisa bien hecha.

Austin Wallace: No creo que fuerces una sonrisa así en las fotos que tienes.

Yo: No, esas son naturales.

Austin Wallace: Envío una foto. —Es mi foto de perfil que cambie hace unos dos días. Estoy en la escuela, sonriendo, después de recibir una buena nota en el examen de química.

Austin Wallace: Tienes una sonrisa preciosa.

—¡Emery! A desayunar. Faltas tú. —Grita mi hermano mayor.

—Voy!

Dejo un mensaje a Austin diciendo que me tengo que desconectar. Ni me había dado cuenta que papá ya había salido de mi habitación. Tengo la pijama puesta, intento sonreírme al espejo y preguntándome que demonios encuentra Austin de precioso que tenga mi sonrisa. Sé que no es la más bonita, me ayudaron mucho los braquets que me quitaron hace tres meses, de menos sé que tengo mis dientes derechos. Algo es algo.  Pero todo lo demás lo veo igual que siempre, a veces creo que son demasiadas imperfecciones para mí. Bajo la mirada, doy un grande suspiro. Recuerdo el último mensaje de Austin y hace que sonría como en esa foto.

—Emery! Hija, no tenemos todo el día. —La voz de mi padre me hace reaccionar de mi mar de pensamientos. Y voy a desayunar.

Estoy viendo el juego de futbol de Aaron. No sé porque me viene Austin a la mente, recordando la plática tan extraña, molesta y entretenida a la vez. Reviso el perfil de éste chico, de menos para saber con quién  rayos hablé ayer. Confirmo que es de la escuela, de esa que se coló en nuestra fiesta de invierno. Tiene fotos con algunas chicas, y una ellas lo terminó hace unas tres semanas. No entiendo porque hace esto público, es algo triste. No sé lo que es, ni que se siente cuando te termina una persona, pero debes ponerte mejor en una semana. Como una enfermedad, aceptas el daño y te apresuras a estar mejor. Con estos pensamientos sobre el perfil de Austin, el partido se pasó muy rápido, mi madre me dice que su equipo pasó a la final del torneo de fútbol. El siguiente fin de semana será muy largo.

Como es domingo acostumbramos ir a comer a casa de mis abuelos, después toca jugar con Aaron y mis primas a las escondidas y finalmente ando en casa. Reviso mi teléfono y tengo 10 mensajes de Austin. Son fotos mías. En nueve fotos dice:

Dreamer 🌸 Llénate de lo que no has vivido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora