Dreamer 🌸 Llénate de lo que no has vivido.

Capítulo 10. Resiste.

Ella se levanta, se cubre los pechos inmensos que tiene que ni las manos son suficientes para taparlos, mi hermano está paralizado, semidesnudo al lado de mí. Hay un bochorno infernal.

—¡Qué demonios estás haciendo idiota! — La chica pechugona grita, y sus ojos apuntan hacia una chica que no ha sabido que hacer desde que la vio. A mí.

—¡Que idiota! ¿La que está en mi habitación? —Digo con una voz que desconozco totalmente.

Ahora que lo pienso mejor, esta mujer no tiene nada de culpa, no creo que ella haya elegido este cuarto porque fuese el más grande y bonito. Ella no vino sola, Trevor la trajo. Con quien tengo que estar furiosa es con ese idiota, que, para mi desgracia es mi idiota hermano mayor.

—¡Lárgate y llévate a esta joven de aquí! —Le digo a Trevor con la poca paz que me queda.

Mi hermano no dice nada y le grita a la joven que se vista. Tengo la intención de defenderla, pero hay algo que me detiene y no sé qué demonios sea.

No soy demasiado pendeja para adivinar lo que estaban haciendo, en mi propia pinche cama. Estoy que voy a explotar de coraje con Trevor y no sé qué voy a hacer aparte de gritarle por ser un pendejo. Mis padres ingenuos le dan el doble de mesada que lo que me dan a mí, y es más que suficiente para pagar una tarde en un hotel. Ni siquiera pensó tener sexo con ella en el corsa que maneja a diario.

Veo mi habitación totalmente desordenada: La silla no está donde debe estar, ni tampoco las sábanas de mi cama, ni las cortinas de mi ventana, nada más me faltó que su ligue me desacomodara mi ropa, pero esa no tiene orden alguno. Ventilo mi habitación de inmediato y veo rastros de sangre en mi sábana de gatitos. Por un momento pienso si pude ser yo con la maldita regla, pero recuerdo que hice limpieza el viernes y eso incluye las sábanas de la cama.

Esa joven no era experimentada, estoy pensando que Trevor no quería penetrarla en un lugar común, pudo haber sido su habitación, pero ¿Por qué en la mía? ¿Por tener aspecto infantil? No sé si estoy pensando con claridad.

A fin de cuentas, termino trabajando doble por eso, lavando las sábanas sucias de sangre de la chica de mi hermano mayor, esto no es justo. Espero que él responda por esto al momento de decirle a mis padres.

—Emery, ¿Podemos hablar? Necesito darte una explicación por esto. Por favor —Dice una voz grave, pero cálida y demasiado suave. Parece que he invocado a Trevor. No puedo evitar la cara de asombro con la que veo a Trevor, porque nunca en mi corta vida, me ha hablado de esa forma, ni mucho menos ha respondido de manera voluntaria por sus errores.

—Adelante. —No puedo sentarme a hablar con él con una taza de café si tengo que eliminar esta evidencia. Y no es para cubrirlo, es porque no quiero dormir con sábanas sucias y el sol está a una hora de meterse al horizonte.

—Llevo siete meses de relación con ella, eres la primera de la familia que lo sabe. Quiero que comprendas esto, esto pues es nuevo para mí. Veo a May como si no hubiera otra chica de linda igual que ella. Todos los ligues que tenía ahora me hacen vomitar. Las listas de ligues que te decía que tenía era mentira, incluso no agregué a mi Facebook a tu mejor amiga. Se llama May Collins, es una chica especial. Me quedé sin dinero y no supe que hacer, no podía pensar en otra cosa más que saciarme y…

—Basta. —Interrumpo. —No quiero detalles por ahora. ¿Qué le vas a decir a mamá y papá?

—¡Es obvio que ellos no lo tienen que saber, Emery! ¡Es mi intimidad!...

—Intimidad, no tan íntima, Trevor. —Contesto de manera firme.

—No le digas a mis papás por favor. —Trevor vuelve con su voz toda extraña y suave que me confunde bastante, está sacando esa pequeña dosis de ternura que nunca en mi vida he visto. Al parecer May le importa mucho, no puedo creer que el “todas mías” Trevor Taylor se ha enamorado a sus 17 años. Creo que fue una buena edad para que se enamorara, eso en comparación igualitaria con mis padres y sus hermanos, que se enamoraron más grandes. Por lo tanto, creo que aún me quedan un poco más de dos años para decidir que va a ser de mí.